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Importe y plazos, las diferencias

Minicréditos y préstamos rápidos: ¿para qué sirven?

El uso de estos dos productos debe hacerse con criterios racionales adecuados y pensado que no dejan de ser préstamos.

El uso de estos dos productos debe hacerse con criterios racionales adecuados y pensado que no dejan de ser préstamos.

Si hace unos meses se pusieron de moda los denominados 'créditos rápidos', aquellos que se solicitaban por Internet y en un plazo de horas, a más tardar de un día, eran respondidos y el solicitante una vez aprobados ya disponía del dinero pedido, ahora parece que la corriente o moda son los denominados 'minicréditos'.

¿Qué son y en qué se diferencian?

En rapidez podían incluirse como créditos rápidos ya que su aprobación y disponibilidad del dinero solicitado es muy rápida, incluso menor a una hora en algunos casos, pero realmente hay dos cosas que los diferencian de los créditos rápidos como podemos ver:

  • Importe a solicitar

  • Plazo de devolución

Mientras que los créditos o préstamos rápidos suelen ser importes que oscilan entre los 600 euros y los 12.000 o incluso 15.000 euros en alguna entidad, los minicréditos son cantidades muy inferiores que oscilan desde un mínimo de 50 euros a una cantidad media de 300-400 euros y con un tope máximo de 600 euros.

Lógicamente los créditos rápidos suelen tener un plazo de devolución mayor porque la cuantía también lo es, poniéndose en un promedio de 12 meses para devolverlo, mientras que los minicréditos son de devolución mensual, preferiblemente cuando el solicitante reciba sus ingresos mensuales periódicos (nómina o pensión).

En esencia financian dos cosas diferentes

Los préstamos rápidos son para financiar gastos extraordinarios de importe elevado y para los cuales no se quiere solicitar un préstamo personal. Dicho importe hay que fraccionarlo en pagos mensuales ya que no puede afrontarse en un solo pago a final de mes. Una reparación en el hogar importante, la financiación de una matrícula para algún estudio, la reparación extraordinaria de un coche… Es decir, aquellas financiaciones que tampoco tienen razón de ser que se financien a muchos años pero que no pueden ser pagadas al final de mes en una sola cuota.

Mientras, los minicréditos, están enfocados a solventar problemas puntuales de liquidez, es decir, poder atender unos gastos de la vida cotidiana que por diferentes circunstancias se producen y en esos momentos el titular no dispone del dinero en efectivo para pagarlos hasta que reciba la nómina a fin de mes. Vemos por lo tanto que son de menor importe y que en un mes quedan solucionados. Por ejemplo, en la época del inicio del colegio el tener que pagar a mediados de mes 250 euros por los libros puede que resulte incómodo a la economía familiar ya que la nómina del mes anterior puede que ya se haya terminado y si no se ha tenido previsión de separar el dinero anteriormente, los minicréditos solucionarían el problema hasta que ingresen la nómina a final de mes.

Vemos que en ambos casos son productos dedicados a la financiación de consumos del día a día, pero que dependiendo del importe a solicitar aconsejan que se devuelvan a final de mes o en un plazo determinado de meses.

En las dos situaciones lo que se busca es que el pago de los mismos, ya sea en los minicréditos de la totalidad o en el de los créditos rápidos en la mensualidad, no altere la economía doméstica ya que de poco vale el que supongan una ayuda puntual en un momento determinado del mes y que luego generen un problema cuando lleguen los ingresos mensuales que no sean suficientes para afrontar todos los pagos del mes.

Por eso el uso de cualquiera de estos dos productos debe de hacerse con criterios racionales adecuados y pensado que no dejan de ser préstamos o créditos que, al final, hay que devolver y lo que no se quiere por ninguna de las partes es que las cuotas resulten impagadas.

Si los queremos comparar con otros productos similares, los préstamos rápidos deberían de compararse con préstamos personales, mientras que los minicréditos deberían de compararse más con el dinero que ofrece una tarjeta de crédito que tiene como forma de pago a mes vencido. Los primeros son más para financiaciones en productos que tienen más duración en el hogar y los segundos son más para financiaciones puntuales.

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