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La generación 'ni-ni' está condenada al paro y a cobrar sueldos bajos

El 30% de los jóvenes españoles de entre 20 y 29 años ni estudian ni trabajan, la tasa más elevada de los países desarrollados.

El 30% de los jóvenes españoles de entre 20 y 29 años ni estudian ni trabajan, la tasa más elevada de los países desarrollados.

La OCDE no sólo ha dejado al descubierto las vergüenzas del sistema educativo sino que, además, llama la atención sobre una de las principales lacras que sufre el país, el abultado número de ni-nis, jóvenes que ni estudian ni trabajan, con todos los efectos a largo plazo que ello conlleva. En concreto, el 30% de los jóvenes de entre 20 y 29 años se engloban dentro de este grupo, la tasa más elevada de los países desarrollados.

En primer lugar, el informe Panorama de la Educación 2013 elaborado por la OCDE destaca que el 35% de los jóvenes de entre 25 y 34 años no tiene ni el bachillerato, es decir, tan sólo posee el nivel mínimo obligatorio que exige la ley. Se trata de uno de los porcentajes más elevados de toda la OCDE, tan sólo superado por Turquía (57%), México (56%) y Portugal (44%), y justo por detrás de Italia (29%). En este sentido, España está muy alejada del 18% de media que presentan los países ricos o el 16% propio de la UE.

Dicho de otro modo, la juventud española presenta uno de los niveles educativos más bajos del mundo desarrollado, ya que tan sólo el 65% posee estudios superiores al mínimo obligatorio, en comparación con el umbral de entre el 80% y el 95% que presenta la inmensa mayoría de países de la OCDE, cuya media se sitúa en el 82%. Corea del Sur lidera este ranking, con una tasa del 98%, mientras que España se sitúa en los puestos de cola, con un nivel similar al de Brasil (57%), por ejemplo.

Este dato, sumado al alto índice de desempleo juvenil, constituye el caldo de cultivo idóneo para el desarrollo de los denominados ni-nis. El volumen de jóvenes de entre 20 y 24 años que ni estudia ni trabaja en España se sitúa en el 29%, casi duplicando la media de la OCDE (18%). En concreto, el 21% de los jóvenes españoles no estudia, pero desea encontrar empleo, la tasa más alta de todos los países desarrollados, mientras que el 8% restante se declara totalmente inactivo (no tiene intención alguna de trabajar).

El grupo de jóvenes de entre 25 y 29 años es aún peor, ya que el porcentaje de ni-nis en este caso asciende al 30%, también el más alto de la OCDE, tan sólo igualado por Grecia.

Y ello, a pesar de que los que optan por continuar o complementar sus estudios ha aumentado de forma sustancial tras el estallido de la crisis, al pasar del 34% en 2008 al 40,8% en 2011 entre los que tienen de 20 a 24 años, y del 9,5% al 13,2% en la franja de entre 25 y 29 años. Es decir, el fracaso escolar (abandono de los estudios) ha bajado durante la crisis, pero el número de ni-nis sigue siendo muy elevado. Además, casi el 57% de los jóvenes de entre 15 y 29 años que trabaja a tiempo parcial desearían encontrar un empleo a tiempo completo, pero no lo consigue, engrosando así las listas del denominado subempleo.

Por último, lo más grave de esta situación es la tendencia que presentan los ni-nis a largo plazo. La OCDE constata que a mayor nivel de formación se sufre una menor tasa de paro y se percibe un mayor nivel salarial, y viceversa. Así, el 80% de los españoles universitarios se había integrado en el mercado laboral frente al 52% de las personas con menor nivel de estudios. La tasa de paro entre los mejor formados apenas ascendía al 12% en 2011 frente al 26% de los que carecían de estudios superiores. A nivel de sueldos sucede algo similar: los universitarios cobran de media un 40% más que quienes completan la segunda etapa de Educación Secundaria y hasta casi un 60% más que los menos formados.

El problema es que ambas tendencias, tanto a nivel laboral como salarial, se mantienen en el tiempo con independencia de la coyuntura económica, según muestran las estadísticas de la OCDE. Así pues, el fenómeno ni-ni no es tan sólo una problemática asociada a una etapa o fase concreta de los jóvenes, sino que se arrastra durante buen parte de la vida laboral, ya que muchos de los actuales ni-nis sufrirán en el futuro una tasa media de paro muy superior al resto de la población y, en caso de encontrar trabajo, percibirán salarios mucho más bajos.

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