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La Tasa Tobin destruirá más de 80.000 empleos en España

Lejos de aumentar la recaudación fiscal, la aplicación de este tributo financiero en 2014 dañará la industria financiera y destruirá empleo.

El Impuesto sobre las Transacciones Financieras (ITF) que aplicarán once países de la UE el próximo año, entre ellos España, podría generar la destrucción de hasta 640.000 puestos de trabajo, según un reciente estudio elaborado por el think tank New Direction de Bruselas. En concreto, el país más perjudicado por dicho tributo, conocido comúnmente como tasa Tobin, sería Alemania, con la desaparición 176.000 puestos de trabajo, seguido de Francia (125.000), Italia (109.000) y España (81.000 empleos menos).

La razón estriba en que su aprobación duplicará la tributación sobre los capitales, contrayendo la inversión y hundiendo hasta un 75% la actividad en determinados ámbitos de la industria financiera. Además, puesto que la nueva tasa también se aplicará a los bonos, las emisiones de deuda de los once estados miembros podrían encarecerse hasta 3.800 millones de euros.

El estudio The Real Economic Impact of a European Financial Transaction Tax, elaborado en base a los propios informes de impacto de la oficina estadística de la UE (Eurostat), pone en tela de juicio las estimaciones llevadas a cabo por Bruselas, ya que los expertos consideran que la Comisión hace oídos sordos a los efectos negativos de esta medida, centrándose únicamente en cómo los gobiernos gastarían el dinero recaudado (34.000 millones de euros).

"La Comisión Europea sabe que el Impuesto sobre las Transacciones Financieras causará graves daños económicos, sin embargo ha estado desviando la atención centrándose en las posibles salidas que se le podría dar a ese dinero", advierte Tom Miers, director de New Direction. Por ello, señala que "es hora de desechar este impuesto peligroso una vez por todas". De igual modo opina Julio Pomés, presidente del think tank español Civismo, quien afirma que "las empresas e inversores que más operan en los mercados se marcharán a los países europeos donde ese tributo no existe y al final las pérdidas reales superarán a los ingresos".

Hasta tal punto levanta dudas este impuesto que, más allá del rechazo explícito de Reino Unido, Francia ha empezado a poner en cuestión la eficacia de la tasa Tobin, lo cual no es extrañar si se tiene en cuenta su fracasada experiencia a lo largo de 2012, ya que París apenas recaudó la mitad del dinero previsto inicialmente. Además, tal y como recuerda Diego Sánchez de la Cruz, según la propia Comisión Europea, el PIB comunitario caerá un 1,8% si se aplica un tipo del 0,1% a las transacciones financieras. Y todo ello, sin tener en cuenta que será la clase media, y no los bancos ni las aseguradoras, quienes soportarán la carga de este nuevo tributo.

El fiasco sueco

Aparte del reciente fiasco francés, el único experimento con una tasa similar tuvo lugar en Suecia en 1983, donde se aplicó un impuesto del 0,5% sobre las transacciones financieras. Según diversas estimaciones, el Gobierno apenas recaudó 100 millones de coronas frente a la previsión inicial de 1.500 millones. De hecho, la recaudación sobre plusvalías bajó y, por si fuera poco, en 1990, el 60% de las transacciones que involucraban a las once principales empresas suecas se realizaban ya en Reino Unido.

Así pues, con un mercado financiero tan globalizado, flexible y móvil como el actual, la aplicación de una tasa como ésta tan sólo encarecerá el capital y fomentará la deslocalización de este tipo de transacciones, según los expertos de la patronal europea BusinessEurope.

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