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El consumidor decide

La nueva 'Revolución Industrial' en el sector textil

Pymes como Miss Pepa están ocupando la parcela donde la gran industria no llega con la rapidez necesaria en el sector textil.

Las distintas revoluciones industriales que se han producido en el sector textil fueron propiciadas por la necesidad de un cambio en la forma de vestir a principios del siglo XX. Las consecuencias de las guerras y las nuevas formas de fabricación y distribución, favorecieron el cambio en los años posteriores.

Actualmente, estamos asistiendo a una nueva revolución en el sector textil. Ahora, es el consumidor el que tiene el papel determinante y es el que decide en cada momento lo que quiere comprar. Hoy en día, cualquier consumidor tiene información, al minuto, de lo que más gusta en Tokio, New York, París, Milán o Madrid, todo ello a través de Facebook, Twitter, Instagram, Google Plus o las blogueras (estas desempeñan un importante papel al transmitir lo que se ve en las calles o lo que lleva el personaje público de moda).

Los primeros impulsos de la Mundialización, muy tímidos entonces, se iniciaron en la década de los años 60. Pero la gran explosión en Europa tuvo lugar entre los años 80 hasta el 2008, época en la que surgieron grandes cadenas de distribución que mandaban fabricar en Asia cantidades muy importantes del mismo modelo. El producto que mandaban se concentraba en tan solo en tres tallas, con lo que masificaron el mercado con precios muy agresivos, mientras que otros comercios multimarcas ofrecían productos similares y muchos más variados, pero a precios más altos , lo que les hizo perder competitividad, desapareciendo la gran mayoría.

En el siglo XXI el consumidor decide

Ante la gran masificación de productos estandarizados que ponen en el mercado las grandes cadenas de tiendas, para muchos consumidores vestirse resulta una tarea muy ardua si no tienen la talla de la mayoría. Así nace una nueva figura: El consumidor exigente.

El consumidor del siglo XXI quiere poder elegir una prenda donde la talla y la estructura de la misma, no esté sujeta a cánones de pasarela y está dispuesto a pagar un poco más, siempre que no estén los productos masificados. Lo más importante para este consumidor es la libertad de compra. Para ello, internet y las redes sociales son sus aliados.

Las grandes industrias reaccionan mal a esta nueva forma de consumo, pues tienen una estructura demasiado grande y pesada. Para dar una buena respuesta comercial, se necesita mucha agilidad y esto es prácticamente imposible para las industrias con una fabricación muy alejada del lugar de la venta.

La respuesta en este panorama podría venir de la pequeña y mediana empresa. Las pymes de tejidos llevan una forma de fabricar similar a las pymes que confeccionan las prendas.

La mayoría de las que hoy en día siguen existiendo son pequeñas empresas familiares con pocos telares, pero muy ágiles, a diferencia de las grandes industrias de tejeduría que producen en Asia.

Estas pymes familiares tejen la materia prima y la mantienen tal cual sale de los telares, a espera de la demanda de colores determinados, tipo de estampado etc. Será entonces cuando se proceda al acabado final de la cantidad necesaria en función del consumo del momento para una entrega rápida. En algunos casos se adelanta la fabricación de algunas series de pequeño metraje, de acuerdo con las tendencias de la temporada, para ofrecer al consumidor la fantasía que pueda requerir.

¿Y las pymes que producen las prendas?

Estas pymes (tipo Miss Pepa) poco a poco están ocupando la parcela donde la gran industria no llega con la rapidez necesaria. Estas empresas están tecnológicamente preparadas, hacen una fabricación pequeña de cada producto, son muy ágiles en la producción, y el producto está a la venta en una semana. Por esta agilidad aportan gran variedad de modelos y la venta de esos modelos se hace a través de su tienda online. Así, el consumidor puede encontrar su talla sin dificultad, pues, fabrican desde la talla 36 hasta la talla 52.

En estos años del siglo XXI, toda la industria textil, desde la tejeduría, pasando por la fabricación y finalmente la distribución, debe adaptarse a las nuevas demandas de los consumidores. Son los consumidores son los que deciden qué ponerse, cómo ponérselo, cuando ponérselo y por estos motivos, quiere poder comprar las 24 horas, y los 365 días del año, marquen lo que marquen las tendencias.

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