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ZP presionó para que el FMI hiciera la vista gorda con la banca española

Sólo 18 días antes de que el Banco de España interviniese CCM, el Gobierno presionó al FMI para que hiciera la vista gorda sobre la banca española.

Sólo 18 días antes de que el Banco de España interviniese CCM, el Gobierno presionó al FMI para que hiciera la vista gorda sobre la banca española.

Mientras las víctimas de la masacre del 11-M conmemoraban el quinto aniversario de los atentados, el Gobierno de Rodríguez Zapatero se reunía con los técnicos del FMI, preocupados por la salud de las cajas de ahorro españolas que sufrían una fuerte indigestión de ladrillos tóxicos. Lo más llamativo es que, tal y como publica ahora el diario El País, en aquella reunión celebrada el 11 de marzo de 2009, los emisarios de Zapatero pusieron toda la carne en el asador para evitar que el Fondo fijara sus recomendaciones y análisis sobre las cajas de ahorro y se centrara más en pedir reformas estructurales para España. Así, según dice el diario de Prisa, "España pidió al FMI en 2009 que no airease los problemas de la banca". Finalmente, 18 días después de aquella reunión el Gobierno se veía obligado a intervenir Caja Castilla la Mancha.

Las actas recogidas por este diario glosan la intervención de Ramón Guzmán, el director ejecutivo por España en aquella reunión del Fondo Monetario Internacional. Un representante que nadó contra corriente tratando de convencer al resto del comité de que España no necesitaba "munición" extra y seca de reserva para los bancos.

En aquel 2009, el Gobierno estaba empeñado en que las instituciones internacionales apartaran la vista de los bancos españoles. Y eso que las cajas no habían superado con éxito los test de estrés y el ejemplo que se veía en otros países era el de bancos quebrando, como sucedió en EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia u Holanda.

Así se lo hicieron ver sus compañeros de mesa a Guzmán en la famosa reunión del 11-M de 2009. El director ejecutivo coreano Hi-Su Lee advritió de que "las pruebas de resistencia de los técnicos sugieren una posible necesidad de capital adicional", por lo que "la inyección de capital debería garantizarse".

Por su parte, Inés Agudelo mostró preocupación por si los "riesgos generados por las cajas podrían resultar sistémicos". El representante del Banco Central Europeo, Georges Pineau, también fue crítico y, tras recordar que el 60% del crédito bancario correspondía al sector inmobiliario destacaba que "la incertidumbre rodea a las cajas debido a que su exposición al sector es considerable".

La respuesta del representante español a las citadas proecupaciones y reproches fue revelador: "las autoridades están, de lejos, más preocupadas por el declive económico y por el aumento del paro, en general, y por la caída de lso precios inmobiliarios más concretamente". Para tranquilizar a sus interlocutores, Guzmán explicó por qué no había que preocuparse por las cajas de ahorro: "no hay forma de que el capital privado pueda entrar directamente en las cajas, debido a su naturaleza casi pública. Eso explica el modelo de intervención. Las autoridades les dejan alcanzar un punto de no retorno, permitiéndoles quebrar y forzándolas entonces a su absorción por parte de otra caja".

Sólo 18 días después de la reunión, el Banco de España tenía que intervenir Caja Castilla la Mancha. En 2009 comenzó a caer la pieza de dominó de las cajas de ahorro, empujada por la crisis del ladrillo. España no tenía munición de reserva. Tres años después, el Gobierno acabó pidiendo el rescate a sus socios para recapitalizar el sistema financiero.

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