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El Gobierno se aprovecha de Deoleo para intentar ganar votos

El Ejecutivo quiere impedir que el capital extranjero tome el control de la aceitera con la excusa de "garantizar su españolidad".

El Ejecutivo quiere impedir que el capital extranjero tome el control de la aceitera con la excusa de "garantizar su españolidad".

El Gobierno se sale con la suya, pero sólo por el momento. El consejo de administración de Deoleo ha aceptado este jueves la oferta de CVC en su primera reunión para tratar el proceso de venta de la compañía. El fondo británico ha ofrecido 0,38 euros por cada acción de la empresa, lo que equivaldría a 439 millones de euros. Bankia y BMN, las únicas entidades obligadas a vender, han puesto a disposición del fondo británico el 29,99% de la aceitera. Por el contrario, Caixabank y Kutxabank han decidido no vender el 5,2% y el 4,8% que poseían de la compañía, respectivamente.

Ésa era la intención del Gobierno: que estas dos últimas entidades no vendieran para que ningún extranjero pudiera hacerse con el control. Así, se mantendría la ansiada españolidad por la que está trabajando el Ejecutivo, ya que Unicaja posee el 11,3% y Dcoop (antigua Hojiblanca) el 9,9%.

Pero a CVC le quedaba un as en la manga que ha jugado limpiamente. El fondo británico, aunque no está obligado porque la compra de las acciones de Bankia y de BMN no supera el 30%, va a lanzar una OPA por el 100% del capital para que todos los propietarios puedan acudir. Si se diera el caso de que Dcoop o Unicaja decidieran vender, CVC podría hacerse con sus participaciones y tomar el control. Aunque de no acudir, la españolidad de Deoleo quedaría blindada con Caixabank, Kutxabank, Dcoop y Unicaja

Otro punto a favor de CVC es que el fondo británico va a ampliar capital para inyectar hasta 150 millones de euros. Cuando se produzca, las empresas españolas tendrán que acudir a la ampliación si quieren seguir manteniendo su parte del accionariado. La posibilidad de que en este caso sea el Estado el que acuda a la ampliación tampoco se descarta.

Miedo al capital extranjero

Desde hace meses, el Gobierno viene dándose golpes de pecho por la vuelta del capital extranjero a España como prueba de la recuperación de la confianza en la economía nacional. Lo cierto es que los datos avalan un cambio de dirección. Y es que, en 2013, la inversión extranjera neta creció un 598% con respecto a 2012. Se trata de "un cambio de tendencia debido al fuerte freno de las desinversiones", explicaba el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, quien celebró que el año pasado ha sido el cuarto mejor ejercicio de los últimos catorce años respecto a la entrada de capital foráneo.

Mientras que antes las adquisiciones de capital por parte de multimillonarios extranjeros (véase Bill Gates en FCC) se presentaban como grandes éxitos del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que gracias a su buen gobierno ha conseguido dotar a las empresas españolas del atractivo que necesitaban para venderse al exterior, ahora, resulta que da miedo que el dinero foráneo pretenda entrar nuestro país.

Ahora, el caso de Deoleo es el ejemplo más sangrante de las profundas contradicciones del PP. Bankia, Caixabank, BMN y Kutxabank pusieron a la venta sus participaciones, lo que hizo las delicias de los grandes fondos de todo el mundo. En total, el capital que poseían estas entidades españolas alcanza el 31% de la compañía, por lo que, según la ley, Deoleo tendría que lanzar una OPA sobre el 100% de su capital. Carlyle, CVC, PAI Partners, Bunge, Rhone y IQMade in Italy eran algunos de los fondos que han presentado ofertas.

Fue la puja por Deoleo de IQMade in Italy la que encendió la mecha. Se trata de una sociedad formada por el Fondo Strategico Italiano (FSI), un fondo respaldado por el Estado italiano, y Qatar Holding. La posibilidad de que Italia, su mayor competidor, se hiciera con el aceite español hizo brotar el patriotismo del Gobierno, hasta el punto de llegar a plantearse intervenir la compañía con dinero público.

El plan del Gobierno para blindar Deoleo

En un primer momento, se apuntó sólo a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, ni confirmó ni desmentió esta opción. "A partir de que veamos cuáles son las ofertas que están encima de la mesa, se pueden calibrar los esfuerzos financieros que hay que hacer. Lo que necesitamos son empresarios muy potentes y los mejores gerentes para la compañía", dijo la semana pasada. De estas declaraciones podía extraerse que, además del dinero del Estado, el Gobierno estaría buscando alguna empresa privada que entrase en la aceitera.

Pero el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue un poco más allá. El pasado lunes reconocía que "hay interés por parte del Gobierno en tomar una participación en Deoleo [...] En todo caso, la participación sería minoritaria", aclaró, apuntando ya directamente a la posible nacionalización parcial de una empresa, hasta ahora, privada.

La intervención estatal en Deoleo ha sido vista por varios diarios foráneos como una forma de ahuyentar al capital extranjero. "Va en contra de los recientes esfuerzos del Gobierno para reactivar la inversión extranjera en España", aseguraba The New York Times tras las declaraciones de nuestros políticos.

Desde hace varios días, se han disparado los rumores de que la estrategia del Gobierno para impedir que ningún extranjero se hiciera con Deoleo estaría basada en presionar a Caixabank y Kutxabank para que no vendan sus participaciones. Hoy los rumores son una realidad.

Intereses partidistas

El bombardeo de informaciones sobre el proceso de venta de Deoleo obligaron el miércoles a la aceitera a remitir un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) afirmando que la mejor oferta recibida para hacerse con el grupo no era ni española ni italiana, sino británica.

Pero, ¿por qué el Gobierno quería impedir que una compañía extranjera se hiciera con la aceitera española si la propia empresa reconocía que era la mejor oferta? La razón de fondo apunta al interés partidista del PP. La intención de Moncloa es reforzar la imagen del PP en Andalucía aprovechando como excusa la defensa de la españolidad de Deoleo mediante esta particular estrategia de marketing político. Ahora, sólo toca esperar a que en la siguiente junta de accionistas de Deoleo se arroje un poco más de luz sobre esta particular trama -más política que empresarial-.

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