El Gobierno trata de atraer a las grandes producciones para que rueden en el país. El impacto económico que genera el cine alienta a tomar medidas en esta dirección. Según se hace eco el diario Expansión, la medida a la que aspira el Fisco es incrementar la deducción a la producción de cine en el Impuesto de Sociedades del 18% actual al 30%, acompañado además de otras bonificaciones.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, está encadenando una serie de reuniones con representantes del mundo del cine para redactar la futura reforma fiscal. La idea del Ministerio es centrarse no tanto en una rebaja del IVA cultural, actualmente en el 21%, sino en beneficiar a la industria cinematográfica a través de bajadas de impuestos directos.
Estas bonificaciones fiscales estarán, previsiblemente, recogidas en la futura Ley de Mecenazgo que se tramitará con la reforma fiscal. En este sentido, las medidas de estímulo van enfocadas a beneficiar tanto a productores españoles como a extranjeros. Asimismo, Hacienda estudia equiparar las mismas bonificaciones del 30% a la figura del coproductor financiero -que sufraga hasta un 25% de los costes del proyecto-, que mantiene actualmente una deducción de sólo el 5%.
Hacienda también estudia otra deducción por cesión de activos intangibles a las películas, beneficio del que ahora están excluidas. Estas medidas estarían acompañadas de un apoyo al rodaje en suelo español mediante un sistema de reembolso a no residentes que rueden en el país, tal y como sucede en Francia. En el país galo la devolución asciende a un 20% del coste con un tope de 10 millones de euros.
Estas bonificaciones acaban siendo altamente beneficiosas para ambas partes, debido a la creación de empleo e inversiones que genera la película así como el impacto en el turismo. Por ejemplo, tras el rodaje de Memorias de África, el número de turistas que visitaron Kenia se multiplicó por cinco. En la misma línea, Nueva Zelanda vio incrementado hasta en un 30% el turismo después del rodaje de El Señor de los Anillos.
Así pues, los beneficios de atraer producciones parecen claros, pero, entonces, cabría preguntarse por qué se beneficia fiscalmente a la industria del cine mientras Montoro castiga con una elevada fiscalidad al resto de sectores productivos.