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EDITORIAL

Podemos ser Argentina pero… ¿queremos?

Los líderes de Podemos no sólo tienen como referente a la Venezuela chavista, sino también a la Argentina que suspende pagos de Kirchner y Kicillof

En su fascinación por cualquier régimen o política que pueda recortar las libertades y ampliar la miseria, los líderes de Podemos no sólo tienen como referente a la Venezuela chavista, sino también a la Argentina que suspende pagos de Kirchner y Kicillof.

Como bien sabe todo aquel que no quiera cerrar sus ojos y su mente a la historia y la verdad, Argentina era a mediados del siglo XX uno de los países más prósperos del planeta, pero desde entonces décadas de políticas estatistas, intervencionistas y liberticidas han llevado a ese país más allá de los bordes de lo que definiríamos como primer mundo.

Inmunes a la cosecha de fracasos con la que el socialismo en su forma peronista ha jalonado los últimos 60 años de su país, los argentinos insisten en esa vía, hundiéndose cada vez más y demostrando cada vez más que esas políticas sólo llevan al desastre, las aplique Juan Domingo Perón, Cristina Fernández de Kirchner… o Pablo Iglesias.

Es algo que a los líderes de Podemos no debe preocupar mucho, ya que como también nos enseña la historia –y con algunos ejemplos verdaderamente recientes- la miseria económica es una parte esencial del programa del totalitarismo de izquierdas: nada es más útil a la hora de reafirmarse en un poder que un país empobrecido lleno de desarrapados que le deban su subsistencia diaria al Estado.

Sin embargo, a los españoles sí debería preocuparnos: mirarse en espejos como Argentina o Venezuela y comprobar cómo naciones que lo tienen todo para ser ricas se hunden en la suspensión de pagos, la hiperinflación y el desabastecimiento de productos básicos, debería ser suficiente para que la mayoría de los que están fascinados por las soluciones simples y rápidas de los populistas se diesen cuenta de que, en realidad, ni la economía ni la política son en la mayor parte de las ocasiones mecanismos tan simples.

En los próximos años y, especialmente, en las próximas convocatorias electorales, los españoles vamos a tener la oportunidad de enfrentarnos a un dilema de crucial importancia: si queremos ser un país avanzado de Europa con una sociedad libre y una economía próspera; o una democracia bolivariana propia del Cono Sur, con la sociedad acogotada por el poder político y la economía en bancarota.

De esa elección dependerán las expectativas electorales de los populistas radicales como Podemos pero, muchísimo más importante, de ello dependerán también nuestro futuro y el de nuestros hijos.

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