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EDITORIAL

El lastre político de la recuperación económica

El seguidismo de la política económica de Zapatero ha sido y sigue siendo un lastre para la recuperación.

El hecho de que el paro registrado haya subido en 8.070 personas en el mes de agosto es una mala noticia, por mucho que el final del verano sea tradicionalmente malo para la creación de nuevos puestos de trabajo y el aumento del desempleo haya sido esta vez bastante menor que el experimentado en los meses de agosto de los últimos diez años.

Lo cierto es que, teniendo presente el altísimo nivel de desempleo, el ritmo de reducción del paro debería ser mucho mayor. El Foro Económico Mundial acaba de publicar el Índice de Competitividad Global 2014-15, en el que se pueden encontrar buenas razones para explicar la debilidad de la recuperación económica, en general, y del empleo, muy en particular. Así, la excesiva presión fiscal, la rigidez laboral y el exceso de una burocracia estatal ineficiente son algunos de los principales factores que los expertos de dicho organismo apuntan para explicar el hecho de que España, en términos de competitividad, siga por segundo año en el puesto 35, por detrás de Puerto Rico, Chile e Indonesia, cuando ocupaba el puesto 29 en el año 2008.

No menos elocuentes son las previsiones del Observatorio Económico España, elaboradas por BBVA Research, que reducen para el tercer trimestre de 2014 la ya de por sí ridícula tasa de crecimiento del 0,6% registrada en el segundo trimestre. Aunque este observatorio mantenga las previsiones de crecimiento para el conjunto del año en el 1,3%, el hecho de que haya reducido las previsiones del tercer trimestre hasta el 0,4-0,5% no viene sino a confirmar lo mucho que se va a tardar en salir del hoyo por culpa de un Gobierno que predica pero no practica las reformas liberalizadoras.

Lo más lamentable es que el exceso de presión fiscal, de rigidez laboral y de burocracia estatal que el Foro Económico Mundial señala como lastre para la recuperación económica es precisamente lo que el Partido Popular se había comprometido a combatir en caso de llegar al Gobierno. Algo hizo en lo que respecta a la reforma del mercado laboral, pero fue insuficiente, tal y como se advirtió en su día. En cuanto a los impuestos y la burocracia, Rajoy se ha negado a reducir el descomunal sector público y ha aumentado sobremanera la presión fiscal y el endeudamiento público.

Desde el primer momento consideramos que justificar la continuidad del zapaterismo que anidaba en el incumplimiento del programa popular con la excusa de la mala herencia recibida era un contrasentido. Ahora queda demostrado que ha sido y sigue siendo un lastre para la recuperación económica.

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