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¿Por qué los Presupuestos de Montoro para 2015 son papel mojado?

La economía española empieza a mostrar los primeros síntomas de desaceleración y la previsión de ingresos públicos para el próximo año es irreal.

La economía española empieza a mostrar los primeros síntomas de desaceleración y la previsión de ingresos públicos para el próximo año es irreal.

El Gobierno y la oposición debatieron este martes en el pleno del Congreso el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2015 blandiendo discursos muy diferentes.

El PP, por boca del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, afirmó que las cuentas públicas del próximo ejercicio abren una etapa de mayor creación de empleo y de fortalecimiento del crecimiento, siendo así los Presupuestos "más esperanzadores" de la crisis, mientras que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, acusó al Gobierno de fomentar la "desigualdad" y la exclusión social por culpa de las medidas de contención y austeridad públicas.

Sin embargo, los datos desmienten a uno y a otro, además de desmontar los ejes presupuestarios del Gobierno. Por un lado, el cumplimiento de los PGE dependerá, en última instancia, de que las previsiones de crecimiento del PIB se cumplan, lo cual es cada vez más dudoso a la vista del frenazo que registra la zona euro y la señales de desaceleración que comienza a mostrar España. Y, por otro, la tan denostada austeridad que denuncia el PSOE brilla por su ausencia, ya que el gasto público consolidado crecerá de nuevo en 2015.

Así pues, la reducción del déficit público dependerá de la evolución de los ingresos fiscales, pero los expertos también ponen en duda las estimaciones de los PGE. Es decir, los Presupuestos de Montoro corren un elevado riesgo de convertirse en mero papel mojado antes incluso de su aprobación definitiva debido a dos razones básicas: España crecerá menos de lo previsto en 2015 y, además, la recaudación fiscal está inflada.

Señales de desaceleración

El Gobierno mantiene que el PIB crecerá un 2% en 2015. Las dudas aquí radican en que se mantenga la desaceleración de Europa y, como consecuencia, se agrave la debilidad del sector exterior español. En este sentido, el Ejecutivo estima que el PIB de la zona euro subirá un 1,6% el próximo ejercicio, muy por encima del 1,1% que estima la OCDE. De hecho, son cada vez más los expertos que avanzan una posible tercera recesión en Europa.

Asimismo, los últimos indicadores a nivel nacional también empiezan a mostrar preocupantes síntomas de atonía. El Índice General de Cifra de Negocios Empresarial corregido de efectos estacionales presentó en agosto una tasa interanual positiva, pero inferior a la registrada en meses previos: aumentó un 1,4% respecto al mismo mes del año anterior, siete décimas menos que en julio; la serie original experimentó una variación anual del 0,3%, casi dos puntos inferior a la de julio.

Mientras, el Índice general de la cifra de negocios del Sector Servicios de Mercado corregido de efectos estacionales y de calendario experimentó una variación del 1,8% en agosto respecto al mismo mes del año anterior, una décima inferior a la registrada en julio. La serie original registró una variación anual del 1%, lo que supone un punto y cuatro décimas menos que la registrada en julio.

Asimismo, el Índice General de Cifra de Negocios en la Industria corregido de efectos estacionales y de calendario presentó en agosto una variación del 1,2% respecto al mismo mes del año anterior, cuatro décimas inferior a la de julio. La serie original experimentó una variación anual del -1,4%, tres puntos y tres décimas inferior a la de julio de 2014.

Habrá que esperar para saber si se mantiene o no esta tendencia en los próximos meses, pero estos tres indicadores son las primeras señales claras de desaceleración económica en España. Si continúa esta fragilidad nacional y se extiende o acentúa el frenazo de la zona euro, será muy difícil que el PIB español aumente un 2% el próximo año, tal y como se estima en los PGE.

Ingresos fiscales inflados

Lo más grave, sin embargo, es que incluso creciendo a un 2%, es improbable que la recaudación fiscal evolucione al ritmo que prevé Montoro. El objetivo de déficit para el conjunto del sector público es del 4,2% del PIB en 2015, trece décimas menos de lo previsto para 2014, y, para lograr este objetivo de déficit, el Gobierno confía en que la recuperación económica y la reforma fiscal impulsen la recaudación.

Sin embargo, según los expertos de Círculo de Empresarios, "llama la atención la previsión de crecimiento del conjunto de los ingresos tributarios del 5,4%, frente a un incremento del PIB nominal del 2,7%. Esto supone que por cada punto porcentual que crezca el PIB nominal, los ingresos tributarios lo harán en dos puntos".

El problema aquí es que "lo normal en la economía española es que ambas variables aumenten a tasas similares. La eliminación de deducciones en el Impuesto de Sociedades y la aplicación del tipo normal del IVA a una serie de productos que antes tributaban al tipo reducido pueden dar lugar a que esa relación entre recaudación y crecimiento del PIB se incremente en unas décimas, pero no hasta duplicar ese ratio, sobre todo si se tiene en cuenta el impacto negativo sobre la recaudación de la rebaja del IRPF", concluyen.

Dicho de otro modo, incluso si se cumple la estimación de crecimiento que incluyen los PGE, es improbable que la recaudación fiscal aumente al ritmo previsto, poniendo en riesgo el cumplimiento del objetivo de déficit. Por ello, no es casualidad que Funcas, dando más o menos por buena la previsión de crecimiento del Gobierno para 2015, estime que el déficit público se sitúe en el 4,7% del PIB, medio punto por encima del objetivo fijado para 2015.

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