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El BCE amenaza a Grecia con desatar el 'corralito bancario'

El BCE sólo sostendrá a la banca griega si el plan de rescate heleno se completa con éxito y Atenas llega a un acuerdo con la troika.

El BCE sólo sostendrá a la banca griega si el plan de rescate heleno se completa con éxito y Atenas llega a un acuerdo con la troika.

La retirada de depósitos se ha vuelto a disparar en Grecia ante la convocatoria de elecciones generales y la posibilidad de que Syriza se haga con el poder. El riesgo de que los comunistas que lidera Alexis Tsipras lleguen al Gobierno ha revivido la sombra de la quiebra y salida del euro del país heleno, tal y como aconteció en 2011 y 2012, desatando, como es lógico, el miedo entre depositantes e inversores.

Según las estimaciones iniciales, los griegos retiraron unos 3.000 millones de euros de sus cuentas bancarias el pasado diciembre, de los que unos 600 millones corresponden al lunes 29 de diciembre, cuando se anunció la convocatoria electoral ante la imposibilidad de elegir nuevo presidente de la República. Esta cifra multiplica por más de diez la de noviembre, cuando las salidas netas ascendieron a unos 220 millones, situando el volumen total de depósitos en algo más de 164.000 millones de euros.

Así pues, se reactiva el riego de pánico bancario en Grecia. En este sentido, basta recordar que, desde 2010, momento en el que estalló la crisis del euro, la población retiró el 37% de sus depósitos bancarios y, aunque posteriormente dicha salida se frenó tras el rescate de la troika, nunca se llegaron a recuperar tales cuantías. Este dato evidencia la fuerte desconfianza de los depositantes en la fortaleza de su sistema financiero y en la permanencia de su país en la Unión Monetaria.

De hecho, el escenario de pánico y corralito financiero también ha sido avanzado por Goldman Sachs. En una nota publicada hace escasos días, el banco de inversión estadounidense advertía de que si el nuevo Gobierno griego insistía en impagar su deuda, iniciando un enfrentamiento directo con la troika y la consiguiente congelación del plan de rescate, el Banco Central Europeo (BCE) podría acabar cortando las líneas de liquidez a la banca helena, obligando a declarar el temido "corralito", tal y como sucedió en Chipre.

Llegados a este punto, el riesgo de salida del euro se dispararía. "El mayor riesgo es que el BCE interrumpa su financiación a los bancos griegos", alerta el informe. Efectivamente, el sistema financiero heleno está sostenido artificialmente por el BCE, su prestamista de última instancia, ya que le nutre de abundante liquidez aceptando como colateral su deuda basura (incluyendo bonos del estado griego). Si el BCE corta el grifo, la banca griega, simplemente, tendría que cerrar y el Gobierno fijaría estrictos límites a la retirada de depósitos.

El BCE lanza una advertencia a Grecia

La gran duda es saber qué pasará el día después de las elecciones en caso de que Syriza gane. No en vano, si cumple su programa, tumbando las reformas emprendidas, disparando de nuevo el gasto y planteando un impago de la deuda de forma unilateral, el enfrentamiento directo con la troika será inevitable. La pregunta, entonces, es qué pasará con el programa de rescate griego y el soporte del BCE a la banca helena.

Y la cuestión es que la entidad monetaria ya ha ofrecido una clara advertencia al respecto. El BCE afirmó este jueves que su financiación a la banca griega dependerá del éxito o no del actual programa de rescate y un posterior acuerdo de Atenas con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En este sentido, cabe recordar que, en la actualidad, el plan de rescate permanece congelado, a la espera de que se forme el nuevo Gobierno heleno. Dicho de otro modo, si Atenas y la troika no negocian para llegar a un entendimiento, el BCE dejará de sostener a la banca griega, desatando el consiguiente corralito.

Por el momento, la agencia de calificación Moody's también advirtió este jueves de que la creciente incertidumbre política en Grecia está dañando la liquidez de los bancos griegos, tanto por la salida de depósitos como por el encarecimiento de sus otras fuentes de financiación, teniendo así que incrementar sus peticiones de crédito al BCE.

Asimismo, un creciente número de analistas estima que el BCE retrasará la puesta en marcha de las compras masivas de deuda pública, ya que no tendría sentido adquirir unos bonos cuya devolución está hoy en evidente riesgo.

Miedo entre los inversores

El miedo no solo crece entre los depositantes. Los inversores también muestran sus recelos mediante su rechazo a la deuda pública helena. La rentabilidad del bono griego a diez años acaba de superar el umbral del 10% por primera vez en 15 meses, mientras que el riesgo de quiebra soberana va en aumento, tal y como refleja la cotización de los seguros de impago de la deuda helena, que ya supera los 1.500 puntos.

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