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El BCE activa la cuenta atrás: cortará el grifo a Grecia en un mes

El actual plan de rescate expira el 28 de febrero. Si Atenas y la troika no acuerdan su renovación, Grecia se enfrentará a un corralito financiero.

El actual plan de rescate expira el 28 de febrero. Si Atenas y la troika no acuerdan su renovación, Grecia se enfrentará a un corralito financiero.

Tic-tac, tic-tac... No es Pablo Iglesias, líder de Podemos, contando los segundos para la celebración de las elecciones generales en España, sino la cuenta atrás que acaba de activar el Banco Central Europeo (BCE).

Grecia tiene apenas un mes para llegar a un acuerdo con la troika sobre la extensión del segundo plan de rescate, que expira el próximo 28 de febrero. Si ambas partes no llegan a un entendimiento, el BCE cerrará el grifo de la financiación a la banca helena, y ésta, debido a su insolvencia y falta de liquidez, se verá obligada a cerrar, desatando con ello el temido corralito financiero.

Es la segunda advertencia que lanza el BCE a este respecto. A principios de enero, antes de que Syriza alcanzara el poder tras su holgada victoria electoral el pasado domingo, la entidad monetaria ya alertó de que su apoyo a los bancos griegos dependería, en última instancia, del éxito o no de la negociación entre Atenas y sus socios comunitarios. Ahora, vuelve a reiterar su mensaje.

Las conversaciones sobre el rescate heleno no han empezado con buen pie. La contundencia con la que está actuando el nuevo primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, está generando una elevada tensión entre los inversores, pero también entre los interlocutores europeos.

Atenas ha convertido en papel mojado las condiciones acordadas en los memorandos de rescate, ya que ha paralizado las privatizaciones que estaban proyectadas, además de suspender la reducción de empleados públicos, elevar el salario mínimo o anunciar medidas que incrementarán el gasto público.

Pero es que, además, el nuevo ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, afirmó el pasado viernes que no reconoce a la troika como interlocutor válido en las negociaciones sobre el programa de rescate de Grecia. En una comparecencia conjunta con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en visita oficial a Atenas, afirmó que "no tenemos intención de trabajar con una comisión que no tiene razón de existir, incluso desde la perspectiva del Parlamento Europeo".

Sus palabras no dejaron indiferente a Dijsselbloem, quien se despidió a toda prisa de Varufakis tras una tensa y polémica rueda de prensa. Algunos medios helenos informan que el presidente del Eurogrupo le susurró algo al oído justo antes de dejar la sala: "Acaba de matar la troika".

Además, el ministro heleno avanzó que Grecia no pedirá el siguiente tramo de rescate acordado por el anterior primer ministro, Antonis Samarás, tras recordar que "este Gobierno fue elegido con un programa que no admite el actual diseño de rescate ni tampoco que la deuda puede ser pagada".

Segunda advertencia del BCE

La cuestión, sin embargo, es que la extensión del actual plan de rescate concluye el 28 de febrero y si, para entonces, Atenas y la troika no han llegado a algún tipo de acuerdo sobre su renovación, el BCE desenchufará a la banca griega.

En este sentido, el miembro del consejo del BCE Erkki Liikanen advirtió el sábado de que la entidad monetaria actuará conforme a su propia normativa. "La extensión del programa de Grecia expirará a finales de febrero, así que se deberá encontrar algún tipo de solución, si no no podremos seguir prestando", en referencia a la liquidez de emergencia que está suministrando a la banca helena debido a sus graves problemas de financiación. Por otra parte, rechazó de forma categórica la posibilidad de aplicar una nueva quita a la deuda griega.

El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, también recordó el sábado que el BCE admite como colateral los bonos griegos, calificados como deuda basura, para prestar dinero a los bancos porque, hasta el momento, Grecia se encuentra amparada por el plan de rescate. Pero se trata de una situación excepcional que desaparecería en cuanto el Estado griego ya no estuviera bajo el paraguas de la troika. Es decir, si el programa de rescate no se renueva, el BCE no aceptaría como aval la deuda griega y, como consecuencia, los bancos helenos no podrían utilizarla para refinanciarse.

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