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El antiguo 'halcón' del BCE vuelve a la carga: "Grecia es un Estado corrupto"

El execonomista jefe del BCE culpa a las elites políticas del sur por sus excesos y su mala gestión.

El execonomista jefe del BCE culpa a las elites políticas del sur por sus excesos y su mala gestión.

Claro, conciso y directo. El execonomista jefe del Banco Central Europeo (BCE), el alemán Jürgen Stark, nunca se ha caracterizado por ser políticamente correcto, más bien al revés. Prueba de ello es que protagonizó una sonada dimisión en 2011, cuando el BCE decidió poner en marcha su primer programa de compra indirecta de deuda pública, vulnerando por la puerta de atrás uno de sus principios fundacionales más básicos.

Stark decidió entonces marcharse de la institución monetaria por principios y, desde entonces, aunque no se prodiga en medios, ha mantenido intacta su conocida ortodoxia, rechazando de plano los famosos y populares estímulos fiscales y monetarios.

Coincidiendo con el regreso de la crisis griega, Stark publicó el miércoles un demoledor artículo en el Financial Times, bajo el título Las diferencias históricas y culturales que dividen la unión de Europa, en el que carga contra los irresponsables gobiernos del sur, especialmente Grecia, sin ahorrar críticas hacia los planes de rescates indiscriminados que han puestos en marcha los socios comunitarios, la Comisión Europea y el propio BCE.

Entre otras perlas, destacan las siguientes:

La verdad es que, a diferencia de muchos países de la eurozona, Alemania ha seguido fielmente una prudente política económica. Mientras otros vivían por encima de sus posibilidades, Alemania evitó caer en excesos. Estas son las profundas diferencias culturales que aflora la unión monetaria una vez más.

La cuestión no es que un país imponga la austeridad a otro. Las elites políticas de la periferia de la eurozona son responsables de haber perdido el acceso a los mercados financieros en 2010. Años de mala gestión y descuido del Estado de Derecho han provocado un incremento de los déficit presupuestarios y la acumulación de deudas. Las primas de riesgo se dispararon.

La UE no es una federación (y tampoco lo es la zona del euro). Estamos muy lejos de alcanzar ese nivel de integración en Europa. Por tanto, no hay ninguna base constitucional para realizar mayores transferencias a los países más débiles. Esos pagos, de todos modos, no resuelven los problemas económicos y conducen a un riesgo moral.

Los programas de transferencia anteriores, como la inversión en infraestructuras en los estados miembro más pobres de la UE, no siempre han conducido a una mejora sostenible en la transformación económica. Grecia, por ejemplo, ha recibido transferencias de entre el 3 y el 5% de su PIB durante décadas, un tercio de ellas procedentes de Alemania. Pero gran parte de este dinero se ha filtrado a través del poroso edificio de un estado a menudo corrupto.

La política económica germana no se dirige a castigar a los países de la periferia del euro, La canciller, Angela Merkel, quiere que todos los países de la eurozona creen las circunstancias adecuadas para un crecimiento económico real y sostenible -el tipo de crecimiento que genera empleo-. Esto requiere unas finanzas nacionales sólidas […] Los economistas alemanes se oponen a tratar los síntomas. Alertan contra las aparentes soluciones que actúan como tranquilizantes políticos a corto plazo, pero que tan solo ocultan los verdaderos desafíos económicos.

Pedir estímulos fiscales adicionales es ignorar las causas de la enfermedad europea. Es vital eliminar las barreras estructurales para poder crecer [...] Los problemas no se pueden resolver a través del BCE o los estímulos fiscales.

Las reformas requieren coraje político y un liderazgo fuerte. Dichas reformas son dolorosas, pero necesarias para regresar a una sólida senda de crecimiento. El auténtico déficit es el fracaso de las elites políticas en muchos países y la ausencia de instituciones creíbles.

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