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Las claves de la salida a Bolsa de Aena

La venta del 49% del gestor aeroportuario es la mayor privatización realizada en España en casi 18 años.

La venta del 49% del gestor aeroportuario es la mayor privatización realizada en España en casi 18 años.

AENA ha salido por fin a Bolsa. Se trata de la mayor privatización realizada en España en casi 18 años. El gestor aeroportuario se ha estrenado en el parqué a un precio de 58 euros por acción, pero ha cerrado su primera sesión por encima de 70 euros, tras subir más de un 20%. El precio de salida fijado significa que el Estado ingresará cerca de 4.263 millones de euros por la venta del 49% de la entidad, lo cual supone valorar la compañía en un total de 8.700 millones.

A ese precio de colocación, AENA se situaría como la vigésima empresa española con mayor capitalización bursátil, por detrás del Banco Sabadell y por delante del Banco Popular. Así pues, está llamada a formar parte del IBEX-35 en cuanto una revisión de los integrantes del índice lo permita.

Buena acogida de institucionales y minoritarios

A los pequeños inversores se les han adjudicado 3.698.748 acciones. De esta forma, cada inversor minoritario recibirá un mínimo de 25 acciones, lo que supone una inversión media de 1.450 euros por minorista.

Por encima de esa cantidad, han logrado el 9,2% de las acciones solicitadas, aunque la mayor parte de la demanda de los particulares ha quedado insatisfecha. Además, de esa cantidad, una décima parte estaba reservada a los trabajadores de AENA, que no han pedido todas las acciones disponibles para ellos sino solo 119.434, que les han sido adjudicadas íntegramente. AENA debuta, por tanto, con cerca de 90.000 pequeños accionistas.

En cambio, a los grandes inversores les han correspondido 69,68 millones de acciones, lo que supone el 46,5% del capital de la empresa. Suponiendo que se ejercita el green shoe, la privatización supondrá para el Estado unos ingresos brutos de 4.263 millones de euros, que permitirán reducir ligeramente la deuda pública -siempre y cuando el dinero ingreso se destine a ese fin-.

La fortísima demanda registrada (5,1 veces la oferta en el tramo institucional) ha permitido al Gobierno, según los bancos colocadores, situar el precio por encima de la banda inicialmente prevista en la oferta pública de venta (que iba de 43 a 55 euros), que fue revisada al alza la semana pasada (pasó a ser de 53 a 58 euros).

Banca March y Ferrovial no acuden

El pasado martes AENA aumentó la banda de precios orientativa del folleto de la OPV a un rango de entre 53 y 58 euros por acción, frente a una horquilla inicial de entre 43 y 55 euros. Esta subida a última hora ha supuesto la pérdida de interés de dos accionistas de referencia: Corporación Financiera Alba y Ferrovial. Tras este cambio, se ha anunciado la salida del consejo de los representantes de ambas compañías.

Así, el consejo de administración de AENA reducirá sus miembros a 13 desde los 15 anteriores. Corporación Financiera Alba, con un 8%, Ferrovial, con un 6,5%, y el fondo británico The Childrens Investment Fund, con un 6,5%, ofertaron entre 48,66 euros y 53,33 euros por título, lo que suponía valorar entre 7.300 y 8.000 millones de euros el 100% de AENA.

Estos tres inversores tenían la posibilidad de entrar en el capital de dicha entidad acudiendo al tramo de la OPV reservado a inversores institucionales al precio que se fijase para la salida a Bolsa. Entraron con el 21% del capital el pasado octubre, en la primera fase de privatización.

Pero, finalmente, Corporación Financiera Alba (familia March) y Ferrovial (familia del Pino) han declinado acudir dentro del plazo marcado. Así, el fondo londinense The Children Investment (TCI) será el único que conserve su puesto en el consejo de administración y, si se cumple con lo previsto, convertirá a TCI en el segundo mayor accionista de AENA tras el Ministerio de Fomento, que mantendrá un 51% del capital.

Críticas a la OPV

Ryanair ha sido una de las voces del sector más críticas con esta privatización parcial. El modelo de venta escogido por el Gobierno no es del gusto de la compañía aérea de bajo coste. En opinión de su polémico consejero delegado, Michael O'Leary, "deberían haberse separado los aeropuertos".

De este modo, se evitaría crear un monopolio semiprivado, que es lo que AENA va a ser a partir de ahora, en definitiva. Como todo el mundo sabe, cuando en un mercado hay una empresa monopolística, lo más probable es que suban los precios.

O'Leary ha recordado el proceso de privatización del gestor de aeropuertos británico BAA, que, precisamente, fue obligado por la autoridad de la Competencia británica a ser vendido por separado. Según O'Leary, la venta por separado, probablemente, doblaría los ingresos para las arcas del Estado.

¿Oportunidad de inversión?

La subida del precio en el último momento ha hecho que pierda parte del atractivo inicial que tenía la OPV. Se trata de un valor ciertamente defensivo, con una regulación previsiblemente estable durante la próxima década, que no precisa de grandes inversiones en los aeropuertos dado su buen estado, y con un atractivo dividendo, cuyo payout se prevé del 50%. Esto implica repartir el 50% de las ganancias anuales entre sus accionistas. Además, es bastante probable que aumente el tráfico aéreo por el repunte del turismo en nuestro país, tras registrar cifras récord en 2014.

Por el contrario, los puntos negros son, sin duda, las ineficiencias internas de la compañía, tras décadas siendo una empresa 100% pública.

  • De casi medio centenar de aeropuertos gestionados por AENA, apenas 8 son rentables. Hay ceca de 20 aeropuertos totalmente ineficientes y los gestores de AENA deberían plantearse seriamente cerrar algunos si quieren mejorar la solidez del grupo.
  • Asimismo, es clave también la reordenación del tráfico en España. Otro riesgo es que los buenos datos del turismo no se reflejen en más viajes en avión. Así lo señalan, al menos, los datos de 2013 y 2014, cuando el tráfico de pasajeros bajó.
  • Un tercer factor sería la fuerte dependencia de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, que suponen el 50% de los ingresos del operador. La feroz competencia que el AVE hace en la conexión Madrid-Barcelona es algo preocupante.
  • Y, por último, el nivel de endeudamiento de la compañía es bastante elevado: 6,1 veces el EBITDA del pasado ejercicio.

Todos estos factores, junto con una valoración con poco margen de seguridad, puede que genere cierto desánimo a la hora de plantearse invertir en los próximos meses en la compañía. En año de elecciones es clave que esta operación no salga mal. Al Gobierno le está pasando factura la salida a Bolsa de Bankia y no se puede permitir un desastre similar.

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