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Sexo, dinero y tráfico de datos: la verdadera historia de Hervé Falciani

Autoridades y medios revelan los motivos reales por los que el fichaje de Podemos huye de la Justicia helvética.

Autoridades y medios revelan los motivos reales por los que el fichaje de Podemos huye de la Justicia helvética.
Hervé Falciani, en una imagen de archivo.

A escasos días de la Navidad de 2008, la policía suiza detenía por sorpresa a un informático del banco HSBC. Las autoridades llevaban meses reuniendo pruebas contra él, pero a Hervé Falciani le pilló por sorpresa la operación. Por aquel entonces, su nombre aún no había saltado a las páginas de actualidad, pero las fuerzas del orden tenían serias sospechas sobre él.

Según ha explicado ICIJ, Falciani fue acusado de robar datos confidenciales de los clientes del banco para el que trabajaba. Las autoridades confiscaron sus equipos informáticos, registraron su domicilio y le interrogaron durante horas. El aún empleado de HSBC evitó pasar la noche en el calabozo a cambio de pactar con las autoridades que la conversación continuaría al día siguiente.

No obstante, Falciani se saltó el acuerdo a la torera y, una vez volvió a pisar la calle, corrió a recoger a su esposa y su hija para huir a Francia en un vehículo de alquiler. Refugiado en el país galo, el fugitivo se conectó a un servidor de almacenamiento de datos para recuperar toda la información que había robado al HSBC.

Acorralado, el informático acabó entregando la documentación al Gobierno francés, si bien periódicos como Le Monde también obtuvieron fragmentos de la información robada por Falciani. Esta colaboración con gobiernos y medios le ha granjeado a este ciudadano franco-italiano una cierta fama como "héroe" en la lucha contra la evasión fiscal.

El polémico viaje al Líbano

Sin embargo, la historia de Falciani no es precisamente la de un "hacker ético" o una ONG. En febrero de 2008, sin ir más lejos, nuestro protagonista habría viajado al Líbano para vender la base de datos robados que tenía en su poder. Falciani no viajó solo: le acompañaba Georgina Mikhael, una compañera del banco HSBC con la que nuestro protagonista mantenía una relación extramatrimonial.

Según la policía suiza, Mikhael llevaba tiempo colaborando con el informático. Por ejemplo, ambos habían constituido una sociedad con sede en Hong Kong denominada Palorva. La web oficial de la compañía ofrecía a sus potenciales clientes la posibilidad de "reclutar clientes acaudalados recurriendo a procesos de extracción de datos (data mining)". Los visitantes a la página también podían leer el eslogan de la compañía fundada por Falciani y su amante: "Hacer negocios es el arte de extraer dinero del bolsillo de otras personas sin recurrir a la violencia".

Durante su viaje al Líbano, Falciani se hizo pasar por Ruben Al-Chidiack. Bajo este alias, y de acuerdo con la información desvelada por el Wall Street Journal, el informático llegó a contactar con varias entidades financieras, pero no fue capaz de vender los datos robados. Georgina Mikhael ha confesado a la policía helvética que Falciani fue incapaz de cerrar venta alguna debido a sus dificultades para explicar la procedencia de la información con la que pretendía hacer negocio.

La examante también ha explicado que "la única razón por la que Falciani trabajaba para el HSBC era la de conseguir grandes sumas de dinero a base de robar". El dinero que tanto buscaba el franco-italiano le habría servido para financiar su divorcio, de acuerdo con declaraciones de la propia Mikhael a Bloomberg.

Falciani se ha intentado defender de estas acusaciones afirmando que sus actos pretendían llamar la atención de las autoridades suizas para así demostrar la opacidad del sistema financiero. No obstante, el motivo por el que la Justicia helvética empezó a investigar a Falciani fue, precisamente, una alerta lanzada desde el mismo sector bancario. Más concretamente, la Oficina del Fiscal General de Suiza recibió informaciones que avisaban de las maniobras emprendidas por el franco-italiano.

Suiza le acusa formalmente de "robo de datos"

La huida de Falciani a Francia impidió que la Justicia terminase su investigación. Tras cuatro años dando tumbos, el franco-italiano acaba huyendo a Barcelona a mediados de 2012. No obstante, fue arrestado y encarcelado como consecuencia de la orden de detención que había emitido Suiza. Tras cinco meses entre rejas, España se negó a extraditar a Falciani y, como reconocimiento a su colaboración con las autoridades, le otorgó la libertad en diciembre de 2012, cuatro años después del arresto en Suiza que desencadenó su fuga.

En 2013, Falciani regresa a Francia e intensifica su colaboración con el Gobierno galo. Mientras tanto, las autoridades suizas siguen amasando nuevas pruebas contra el informático; de hecho, el Fiscal General le acusó formalmente de robo de datos el pasado 11 de diciembre de 2014. En el comunicado enviado por la Justicia helvética se explica que Falciani "recopiló datos personales y financieros sobre los clientes del banco, creando fichas individuales que quería vender en países como Líbano".

Por otro lado, aunque HSBC ha admitido que está colaborando con las autoridades para evitar nuevos escándalos de evasión fiscal, el banco también ha explicado que "no tiene constancia alguna de que Falciani advirtiese de la existencia de estas prácticas dentro de la entidad. Ni lo comunicó a sus superiores ni usó la línea telefónica que está habilitada para luchar contra este tipo de infracciones".

Mikhael: "Es un tipo capaz de matar"

En una entrevista concedida a la revista Vanity Fair, la examante de Falciani apunta que, "aunque la gente le ve ahora mismo como un Robin Hood, puedo asegurar que es un ladrón que robó esos datos del banco para venderlos. Entiendo que no interesa contar esta versión de la historia porque muchos países, gracias a su información, están consiguiendo recuperar grandes cantidades de dinero, pero la verdad es otra".

Georgina Mikhael afirma que se distanció de Falciani "porque la situación era insostenible. Supe que veía a otras chicas: Myriam Métry, a quien conoció en una partida de póquer, y Doina Istrati, del gimnasio. ¡A una de ellas le pidió también que le comprara una tarjeta telefónica de prepago! ¡Lo mismo que había hecho conmigo! Pensé que estaba buscando una nueva cómplice. Me daba rabia cómo manipulaba todo, cómo hacía lo que quería utilizando a la gente, el portátil de su mujer, la identidad de otra persona…".

"¡Y pensar que los alemanes le han recompensado con dos millones y medio de euros!", afirma la excompañera del franco-italiano. Aunque la cifra no ha sido revelada de forma oficial, sí existen diferentes informaciones que apuntan a pagos millonarios por este tipo de información.

Mikhael va más allá y hace las siguientes afirmaciones sobre Falciani:

Es muy fácil ver la guerra de los espías desde fuera. Pensar que todo esto es una película. Y a veces lo parece. Pero hablamos de espionaje de Estado, de decenas de países implicados a los que no les conviene desmontar la tesis de Falciani. De millonarios que creen que yo conozco sus secretos. Y de un hombre violento, que vive pegado a un cuchillo y tiene miedo de su pasado. Un calculador que juega a ponerse pelucas y gafas. Un tipo capaz de matar. Yo lo sé.

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