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¿Por qué a los ricos les gusta tanto Suiza?

El país está en los primeros puestos de los índices de productividad y competitividad, y es uno de los destinos más apetecibles para los expatriados.

El país está en los primeros puestos de los índices de productividad y competitividad, y es uno de los destinos más apetecibles para los expatriados.
Una imagen del célebre Monte Cervino, en la frontera entre Suiza e Italia. | Corbis

Pistas de esquí, cámaras acorazadas, chocolate, queso, relojes, ciudades impecables, montañas, Heidi, trenes puntuales... La lista de tópicos sobre Suiza es casi interminable. Esta notoriedad es llamativa. Hablamos de un país bastante pequeño, sin salida al mar, con poco más de ocho millones de habitantes y que permanece al margen de las organizaciones internacionales en las que militan todos sus vecinos, como la OTAN o la UE (de hecho, no ingresó en la ONU hasta el año 2002). De hecho, parece uno de esos sitios en el que nunca pasa nada.

Sin embargo, esta semana, la Confederación Helvética ha sido noticia por otro de esos clichés con los que se la asocia: dinero negro, fraude fiscal, blanqueo de fondos,... La Lista Falciani ha revitalizado algunos de los sambenitos con los que carga el país.

Poco importa que el famoso documento en realidad no sea más que una relación de los clientes de una sucursal. Ni que muchos de los nombres que aparecen en el mismo no tengan ninguna relación con actividad delictiva alguna. Para buena parte de la opinión pública, Suiza es un paraíso fiscal, refugio de defraudadores y su riqueza su debe, fundamentalmente, a su papel como protector de estos indeseables.

El refugio

Sin embargo, estaría bien preguntarse por qué tantos millonarios eligen Suiza como su lugar de residencia. Decenas de cantantes, deportistas o empresarios se mudan al país alpino cada año. Son las caras más conocidas, pero junto a ellos hay cientos de fortunas anónimas que también escogen Zurich, Ginebra o Lausana como morada.

A bote pronto, la respuesta de buena parte del público sería que es por los bajos impuestos o el secreto bancario. El problema es que hay países con tributos más reducidos y también conocemos otros territorios que garantizan la privacidad en la gestión del patrimonio. Pero ninguno de ellos tiene el éxito de Suiza entre los más ricos. ¿Qué hace tan atractivas las montañas helvéticas? ¿Cuál es el rasgo distintivo de su sistema financiero?

Desde luego, no en el precio. Los bancos suizos no viven del aire y sus empleados no trabajan por amor al aire. En realidad, sus servicios son tirando a caros. Además, gran parte de su cartera consiste en productos por los que se cobran unas elevadas comisiones y que no ofrecen rentabilidades especialmente elevadas.

David Gonzalvo, asesor financiero CFA y experto en inversiones en Suiza, explica que lo que buscan fundamentalmente los clientes de los bancos helvéticos es la "estabilidad". En estas entidades, "la estructura de la gestión está muy enfocada a proteger el patrimonio".

Por eso, Gonzalvo recuerda que en la mayoría de las ocasiones, "los productos raros o novedosos se evitan". A primera vista, puede parecer un panorama poco atractivo para los grandes inversores. Pero es que la palabra clave en la banca suiza es "preservar", antes que crecer, lo que se busca es "proteger".

En este sentido, sí que hay que reconocer que la banca suiza se ha labrado su reputación a lo largo de muchas décadas. El último siglo ha sido muy convulso en toda Europa. Pero en cualquier coyuntura, el sistema financiero suizo ha cuidado de los ahorros de sus clientes. No es extraño que grandes fortunas confíen los ahorros familiares a sus entidades. Para muchos de ellos, éste es el refugio para esos fondos que no quieren tocar, el colchón de seguridad para cuando vengan mal dadas.

En esta foto, el secreto bancario también juega un papel importante. Es cierto que hay indeseables que se han aprovechado de esta figura para ocultar el dinero que han obtenido de formas poco lícitas. Desde dictadores a criminales, hay cientos de casos de clientes no demasiado recomendables. Pero ni éste fue el motivo con el que se creó esta institución ni es la situación de la mayoría de los afectados. Gonzalvo explica que para muchos patrimonios es "importante la privacidad". Por ejemplo, "en España, las inversiones de las Sicav son públicas, se puede saber qué compran los ricos y si han aumentado o no una participación. En Suiza, lo que busca una persona es que todas estas cosas no salgan. Considera que es privado y no tiene por qué saberlo nadie".

De hecho, esta protección de la privacidad no se queda sólo en las cámaras acorazadas. Los famosos que residen en Suiza coinciden en que en el país helvético pueden pasear por las calles de su ciudad sin miedo a que los fans les acosen. Puede parecer una cuestión anecdótica, pero para muchas caras conocidas, la tranquilidad de la que disfrutan en su vida diaria también es un punto a favor a la hora de decidir su residencia.

Las claves de la prosperidad

La segunda pregunta tiene que ver con las razones que han hecho de Suiza una de las sociedades más ricas del planeta. De entre los países de la OCDE, hablamos del cuarto en renta per cápita, con 42.526 dólares en 2013, sólo por detrás de Luxemburgo, Noruega y Estados Unidos. Mientras tanto, España se queda en 26.454 euros. ¿Cuáles son las claves de esta prosperidad?

De nuevo, el primer impulso lleva a citar el sistema financiero. La respuesta fácil es que Suiza es rica por sus bancos, por su papel, no siempre aclarado, como refugio para todo tipo de fortunas, en ocasiones de origen oscuro. Pero también parece una respuesta demasiado simple.

Por una parte, es cierto que el sector financiero es una parte importante del PIB suizo, aproximadamente un 10,5%. Entre los grandes países europeos, ninguno alcanza esa cifra. Por eso, no es extraño que el 5,7% de la fuerza laboral suiza se emplee en este campo. Entre los países ricos, sólo en Singapur este porcentaje es superior. Si nos ceñimos sólo a los bancos (y dejamos fuera el resto del sector financiero) hablamos de más de 105.000 personas empleadas en 2012.

Además, en términos de activos, los bancos suizos gestionan más de 3 billones de dólares, lo que supone 381.000 dólares por habitante (también en este ránking es el primero de la clasificación entre los grandes países europeos). Como porcentaje del PIB, suponen el 483%, muy elevado pero por debajo de los bancos irlandeses o ingleses.

Y eso que las entidades suizas no están entre las más grandes del mundo, ni en términos de capitalización bursátil ni por activos gestionados. Así, UBS es el primero y está en el puesto 21º por capitalización, seguido por Credit Suisse en el puesto 35º.

Donde si son líderes es el banca privada, la dirigida a las grandes fortunas. Las entidades suizas guardan un patrimonio acumulado de más de 6 billones de dólares, de los que más de 2,2 billones provienen del extranjero. En este sentido sí destaca este sistema financiero: el 26% de los activos de la banca privada offshore a nivel mundial está en los bancos helvéticos.

Más allá de los bancos

Pero, como apuntamos anteriormente, aunque el sector financiero es un factor relevante, ni mucho menos es el único elemento que explica la prosperidad de Suiza y su capacidad de atracción del talento. Aunque ese 10% del PIB sea un porcentaje elevado, queda un 90% que no se puede entender sólo mirando a las sucursales bancarias. De hecho, el país está en los puestos de cabeza de prácticamente todos los índices de competitividad, productividad o riqueza que se publican. Más allá de las cámaras acorazadas, la economía helvética tiene muchos elementos en los que fijarse.

Dos temas que siempre salen a la luz cuando se habla de Suiza son su seguridad jurídica y estabilidad institucional. De hecho, hay una leyenda que apunta a que buena parte de la población del país ni siquiera sabe quién es su primer ministro (porque no les afecta, saben que no cambiará demasiado su vida).

En la cuestión legislativa, cuando se tocan las cuestiones fiscales, hay que hacer un apunte importante: Suiza es también muy valorada porque tiene un sistema tributario fiable y predecible. Y sí, sus impuestos son bajos, pero su presión fiscal está alrededor del 27-28% del PIB (según el ejercicio que se tome) muy lejos de lo que se podría considerar como un paraíso fiscal. Con esta cifra, está en la parte baja de la OCDE, eso es cierto (a una gran distancia del 48% de Dinamarca), pero cuidado, ni mucho menos es un nivel excepcional. EEUU o Israel tienen una menor presión fiscal.

Otro factor envidiable puede buscarse en su tasa de desempleo, que está en el entorno del 5%. Y no es una cuestión de los últimos meses. Durante toda la crisis, mientras el resto de países veían dispararse el paro, Suiza mantenía una situación de casi pleno empleo técnico. Por cierto, en esta cuestión no hay que olvidar el funcionamiento de su sistema de FP Dual (que escogen más de la mitad de los adolescentes del país) y que permite combinar trabajo y estudios desde el instituto.

Por otro lado, hablamos de uno de los países más industrializados de Europa, especialmente entre los más ricos. En las sociedades más avanzadas es cada vez más corriente que el sector servicio lo acabe ocupando todo. Es complicado competir en el sector industrial con países con la mano de obra mucho más barata, algo que sólo puede conseguirse aportando mucho valor añadido. Alemania es el ejemplo más citado, pero Suiza no le va a la zaga. El 21% del PIB helvético llega de su rama industrial. El país dedica el 3% de su PIB al I+D+i, uno de los niveles más altos de Europa, con el añadido de que es el sector privado el principal actor en este capítulo.

En cabeza

Los índices de libertad económica o competitividad tienen sus propios problemas. No son perfectos ni pueden servir al 100% como guía para explicarlo todo. Pero cuando un país aparece siempre en los primeros puestos y eso se traduce además, en un nivel elevado de riqueza (ya hemos dicho que Suiza tiene una renta per cápita superior a los 42.500 euros) sí pueden darnos una idea de que se están haciendo las cosas bien. En este caso, algunas de estas clasificaciones pueden ayudarnos a responder a esa pregunta que nos hacíamos al principio de por qué tantos ricos eligen Suiza como destino:

- Índice de Competitividad Global: elaborado por el Foro Económico Mundial, mide la capacidad de cada país para aportar valor añadido al mercado global y hacer que sus bienes y servicios sean competitivos, en precio y calidad. Suiza ocupa el primer puesto de la lista (por sexto año consecutivo), por delante de Singapur, Estados Unidos o Finlandia. Los autores destacan la "innovación, sofistificación de sus negocios, calidad de su educación superior y eficiencia del mercado laboral".

- Índice de competitividad del talento global: elaborado por el Insead, una de las escuelas de negocio más prestigiosas del planeta, mide la capacidad de atracción del talento de una economía. Suiza también es el primero de la lista, seguido por Singapur y Luxemburgo. El informe destaca su "apertura" en términos de inversión y comercio. Además, hablan de su integración en un mundo globalizado y su capacidad para formar a su capital humano.

- Expat explorer report: elaborado por el HSBC, mide la calidad de vida de aquellas personas que residen en un país extranjero. Tiene en cuenta multitud de factores, desde las condiciones económicas a las que pueden acceder, la acogida en el país de destino o la educación que se ofrece a sus hijos. También las opiniones de los que ya están viviendo en cada país es muy relevante. Pues bien, de nuevo, Suiza es el primero de la lista, por delante de Singapur, China o Alemania. En el informe se habla de la calidad de vida en el país, muy valorada por los extranjeros que residen allí, el equilibrio entre la vida profesional y laboral, el entorno económico y la estabilidad institucional.

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