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El 'no-rescate' de Rajoy: España sí pidió 100.000 millones y lo hizo con condiciones macro

El Gobierno insiste en que la ayuda a la banca no fue un "rescate" aunque el MoU incluía exigencias de política económica y se vigiló su cumplimiento.

El Gobierno insiste en que la ayuda a la banca no fue un "rescate" aunque el MoU incluía exigencias de política económica y se vigiló su cumplimiento.

"La mejor política social de esta legislatura fue evitar el rescate". Alrededor de esta idea construyó este martes su discurso Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno llegó al Debate sobre el Estado de la Nación con el objetivo de defender su gestión en estos tres años y con un mensaje claro: él fue el único que mantuvo la calma en 2012 cuando, en los peores momentos de la crisis de la prima de riesgo, todo el mundo pedía al Gobierno que solicitase el rescate. En su opinión, gracias a su determinación nuestro país logró mantener el Estado del Bienestar y se evitaron los horribles recortes que la troika ha impuesto a Grecia, Portugal o Irlanda.

Es curioso, la palabra "rescate", que el Gobierno evitó como la peste durante aquel verano de 2012 en el que hablaba de asistencia financiera o ayuda para la banca, fue este martes una de las más repetidas del discurso. Es la gran medalla con la que Rajoy se presentará a las elecciones. De hecho, el pasado viernes, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, utilizó el mismo argumento para cargar contra Ciudadanos y Luis Garicano, al que acusó de haber pedido el famoso rescate en aquel año.

El problema es que Mariano Rajoy no parece haber convencido a sus señorías. Tampoco a aquellos que, como Garicano, no están en el Congreso pero también forman parte de la oposición. Pedro Sánchez le mostró ayer las portadas de diferentes medios de comunicación (El País, El Mundo, Financial Time,...) en las que se hablaba de "rescate" en los días posteriores al mismo. Eso sí, no le enseñó el artículo que refleja mejor el espíritu del diálogo de besugos en el que ayer se convirtió la tribuna del hemiciclo, con el presidente negando lo que todo el mundo acepta, que España recibió un rescate en junio de 2012 con el objetivo de cerrar el agujero que los políticos de todo el arco parlamentario habían generado en la banca pública. Aquella noticia la publicó Time y su titular ha pasado a la historia: "You Say Tomato, I Say Bailout: How Spain Agreed to Be Rescued" ("Tú dices tomate, yo digo rescate: cómo España accedió a ser rescatada").

Las tres preguntas

En este sentido, hay tres preguntas encima de la mesa. Y parece que la respuesta a las mismas será una de las claves de la batalla electoral que nos espera en 2015:

1. ¿Hubo rescate?: aquí nunca habrá acuerdo. Entre otras cosas porque "rescate" no es una palabra oficial (tampoco para Grecia, Portugal o Irlanda). Éste es el término que la prensa ha popularizado para referirse a la situación en la que un país pide ayuda a sus socios europeos, el BCE y el FMI (la famosa troika) a cambio de una serie de condiciones.

Pues bien, en junio de 2012, España pidió 100.000 millones de euros para rescatar a sus cajas de ahorro. Y Europa se los dio. A cambio de la ayuda, el Gobierno firmó un Memorando de Entendimiento (MoU en inglés) que se puede consultar en la web del Ministerio de Economía. Si esto no es un rescate tal y como se ha entendido este término desde 2010, se le parece mucho.

2. ¿Hubo condicionalidad macroeconómica?: evidentemente, cuando alguien te presta 100.000 millones va a poner condiciones a cambio. En el caso de estados prestando a otro estado (aunque sea a través de la Comisión Europea o el FMI) esta condicionalidad va a ir más allá de los tipos de interés o los avales.

El Gobierno asegura que no hubo rescate porque no hubo condicionalidad macroeconómica. De hecho, el documento que se firmó se titula "Memorando de entendimiento sobre condiciones de política sectorial financiera". Parecería como si las obligaciones a las que se comprometió España se redujeran exclusivamente al sector bancario. Y es cierto que buena parte del MoU está dedicada al saneamiento financiero. Pero no es toda la verdad.

Así, el epígrafe VI del Memorando se titula "Finanzas públicas, desequilibrios macroeconómicos y sector financiero" y no deja lugar a demasiadas dudas. Tal y como se informó en su momento, son condiciones macro que obligan al Gobierno español exactamente igual que las que tienen que ver con la reestructuración de las cajas. No hay más que ver el texto completo de los tres apartados de ese sexto epígrafe (en negrita, los términos más clarificadores):

29. Existe una estrecha relación entre los desequilibrios macroeconómicos, las finanzas públicas y la solidez del sistema financiero. Por ello, los progresos realizados en cuanto a la aplicación de los compromisos adoptados conforme al Procedimiento de Déficit Excesivo (PDE), y de las reformas estructurales, a fin de corregir los desequilibrios macroeconómicos detectados en el marco del Semestre Europeo, se vigilarán estrecha y regularmente, en paralelo con el proceso de revisión formal previsto en el presente Memorando.

30. Conforme a la recomendación revisada del PDE, España se ha comprometido a corregir la situación actual de déficit excesivo antes de 2014. En concreto, España debe cerciorarse de que alcanza los objetivos generales de déficit de carácter intermedio del 6.3% del PIB en 2012, 4.5 % del PIB en 2013 y 2.8 % del PIB en 2014. Antes de finales de julio, las autoridades españolas deberán presentar un presupuesto plurianual para 2013-14 en el que se especifiquen con detalle las medidas estructurales que son necesarias para corregir el déficit excesivo. Deben aplicarse sin fisuras las disposiciones de la Ley de Estabilidad Presupuestaria en materia de transparencia y control de la ejecución presupuestaria. Se exige también a España que establezca una entidad presupuestaria independiente que se ocupe de actividades de análisis y asesoramiento y supervise la política fiscal.

31. En cuanto a las reformas estructurales, las autoridades españolas se han comprometido a llevar a efecto las recomendaciones específicas para España en el contexto del Semestre Europeo. Estas reformas tienen por objeto corregir los desequilibrios macroeconómicos detectados en la revisión en profundidad realizada conforme al Procedimiento de Desequilibrio Macroeconómico. En concreto, se recomienda que España: 1) introduzca un sistema tributario acorde con los esfuerzos de consolidación fiscal y más propicio para el crecimiento; 2) reduzca el sesgo inducido por la fiscalidad a favor del endeudamiento y la propiedad de vivienda; 3) lleve a la práctica las reformas del mercado de trabajo; 4) adopte medidas complementarias para aumentar la eficacia de las políticas activas dirigidas al mercado de trabajo; 5) adopte medidas complementarias para la apertura de los servicios profesionales, reduzca las demoras para obtener licencias y permisos para abrir nuevos negocios y erradique los obstáculos a la actividad empresarial; 6) complete la interconexión de las redes eléctricas y de gas con los países vecinos, y aborde el problema del déficit tarifario en la electricidad de forma global.

Pero es que, además, las condiciones y la vigilancia de la troika no se quedaron en junio de 2012. A lo largo de estos tres años, los hombres de negro han visitado España en repetidas ocasiones. Y nuestro Gobierno ha recibido advertencias, sugerencias y llamadas de atención sobre cómo se desarrollaba el cumplimiento de lo acordado.

No sólo eso. A finales de aquel mes de julio, Mario Draghi realizó sus famosas declaraciones: "El Banco Central Europeo hará lo necesario para sostener el euro. Y créanme, será suficiente". Desde aquel momento, el organismo ha estado apoyando la deuda pública de los países periféricos. Pero ni siquiera esta ayuda se ha dado porque sí. Hace apenas unas semanas pudo verse como el BCE apretaba las tuercas a Grecia, en cuanto este país insinuó que no cumpliría con lo pactado con la troika. Es decir, que el BCE es parte del rescate... pero sólo si el Gobierno de turno cumple con sus compromisos.

3. ¿Fue como el de Grecia? ¿Era la única alternativa? ¿Estaríamos peor con un rescate completo?: en realidad, éstas son las preguntas alrededor de las que debería girar el debate. Y aquí el Gobierno tendría algunos buenos argumentos a los que agarrarse. Según explica John Müller en su libro Leones contra dioses, la troika quería imponer, casi como punto de partida, una rebaja en las pensiones del 20%, algo parecido a lo que ocurrió en Grecia.

Eso sí, esto no quiere decir que lo que se impuso al país heleno sea el único modelo de rescate. Está claro que a cambio de los 100.000 millones y del apoyo del BCE, la troika iba a pedir condiciones, pero lo que no está tan claro es que fuera inevitable ese recorte en las pensiones o que eso no estuviera sujeto a negociación.

En cualquier caso, el Gobierno sí podría defender que fueron sus capacidades negociadoras las que le permitieron cerrar un acuerdo con muchas menos condiciones (y mejores) que las que recibieron otros países. Del mismo modo, en sentido contrario, habrá quien piense que algunas de las reformas que nos exigían desde fuera y que no se han aplicado eran ambiciosas y positivas; también que habrían sido mejores a medio y largo plazo para la economía española. Aquí sí hay campo abierto de debate. Sería más profundo y con más sustancia que el que gira alrededor de la famosa palabreja: como diría Time, "rescate o tomato"... nos quedan muchos meses antes de las elecciones y todo indica que la discusión no ha terminado.

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