El gobierno bolivariano de Venezuela vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, la discordia viene alimentada por la organización de un ciclo de conferencias titulado "Puto Fracking" (Fucking Fracking). Según explica la agencia Reuters, el objetivo del régimen socialista es "exponer al país los daños medioambientales que ocasiona este método de explotación petrolera".
La agencia estatal de noticias AVN ha difundido un comunicado de presentación del ciclo en el que afirma que "el "fracking" forma parte de una estrategia para inundar el mercado con su producción de crudo de esquisto. Este incremento desmesurado del "fracking" tiene un propósito político: ocasionar la caída de los precios y, a la vez, afectar las economías de países de hidrocarburos como Irán, Rusia y Venezuela".
El acto de inauguración tuvo lugar el pasado lunes 2 de marzo. La cita contó con la participación de dos ponentes descritos como "expertos petroleros" (a saber, Carlos Mendoza y David Paravisini). Tras su intervención, se estrenó una obra de teatro contra el "fracking" dirigida por Alberto Rowinsky y titulada "Sabotaje petrolero".
A lo largo del ciclo, el régimen bolivariano pretende "mostrar las estrategias implementadas por los EEUU desde el año 2005 en el ámbito del mercado petrolero". Según apunta el comunicado oficial, el "fracking" contribuye a la "destrucción de la corteza terrestre, con efectos nocivos contra el medio ambiente".
El propósito último de esta serie de eventos es "generar un espacio de diálogo entre los visitantes a la exposición para crear conciencia sobre esta técnica de fracturación hidráulica, un método mortífero para el medio ambiente".
El "fracking", en perspectiva
Sin duda, al régimen venezolano no le falta razón a la hora de apuntar que el crudo ha experimentado un notable descenso conforme EEUU ha apuntalado la producción de crudo vía "fracking":
No obstante, conviene apuntar que los datos de la Agencia Internacional de Energía muestran que las emisiones de CO2 por consumo de petróleo han bajado progresivamente en EEUU, precisamente coincidiendo con el auge del "fracking" y el repliegue de otras fórmulas de producción, como por ejemplo el carbón.
En Venezuela, la situación es mucho más negativa, ya que las emisiones de CO2 por consumo de petróleo han crecido de forma imparable a lo largo de los últimos años.
Esta divergencia la confirma el Índice de Desempeño Medioambiental que publica anualmente la Universidad de Yale: en el capítulo dedicado al impacto de la energía en el entorno, dicho estudio ubica a EEUU en el puesto 49 frente al 85 que ocupa Venezuela.