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Tsipras rebaja el tono ante Merkel tras su amenazante carta

El exprimer ministro heleno Antonis Samaras acusa a su sucesor de "lloriquear ante los líderes internacionales"

El exprimer ministro heleno Antonis Samaras acusa a su sucesor de "lloriquear ante los líderes internacionales"

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha viajado hasta Berlín para reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel. La cita despertó una gran expectación mediática, al hilo de las continuas tensiones entre ambos países a la hora de negociar las condiciones ligadas al "rescate" que evitó la quiebra del país heleno.

A la salida del encuentro, el dirigente comunista garantizó que Grecia "respetará los acuerdos y tratados europeos". Tsipras añadió, eso sí, que el gobierno de Syriza mantendrá "determinadas prioridades" en aras de mantener "la cohesión social" y acabar con la "crisis humanitaria".

El gobierno teutón no recibió de buen grado esta coletilla. No en vano, el ministro de Asuntos Exteriores de la Administración Merkel apuntó que "Grecia tendrá que cumplir todas sus obligaciones con la Eurozona. Ya es hora de adoptar un tono más serio, no podemos dialogar continuamente con descalificaciones encima de la mesa".

Por su parte, el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, apuntó que "los compromisos de Grecia no se han firmado solamente con Alemania, sino que han sido pactados con toda la Eurozona. Por tanto, si hay algo que discutir, el foro adecuado para hacerlo es el Eurogrupo, no una reunión bilateral entre nuestros gobiernos".

La carta de Tsipras que calentó la reunión

El pasado día 15 de marzo, el primer ministro griego envió una misiva a Berlín para avanzar a la canciller Merkel algunas de las "preocupaciones" del Ejecutivo de Syriza. El portavoz del gobierno heleno, Gabriel Sakellaridis, negó que la carta fuese una amenaza: "Es una realidad que tenemos que elegir entre el gasto necesario para que funcione el gobierno o devolver la deuda".

En la carta, Tsipras culpó al Banco Central Europeo de la situación que atraviesa su país, actitud que despertó críticas entre la oposición helena. Por ejemplo, el exprimer ministro Antonis Samaras llegó al punto de acusar a su sucesor de "lloriquear ante los líderes internacionales".

En la misiva, Tsipras afirmaba que no podría cumplir con sus obligaciones de la deuda si la UE no distribuye al país asistencia financiera a corto plazo. En concreto, advertía de que su Gobierno se podría ver forzado a elegir entre pagar las deudas o continuar con el gasto social.

Y añadía que, teniendo en cuenta la imposibilidad de Grecia de acceder a los mercados de dinero y las restricciones impuestas por el BCE, es "imposible para cualquier Gobierno" cumplir con el servicio de su deuda. Según explicó Tsipras, cumplir con los pagos puede llevar a "un fuerte deterioro" de la "ya deprimida economía social griega". Así pues, el primer ministro griego amenazó claramente a Alemania con impagar la deuda en caso de no recibir un nuevo adelanto del rescate sin haber cumplido antes las condiciones acordadas con el Eurogrupo.

El BCE también ha respondido a la carta de Tsipras, filtrando que no relajará las condiciones actuales hasta que no se apruebe una revisión satisfactoria del programa de "rescate". Draghi también ha apuntado que Grecia "deberá cumplir con todos sus acreedores", sin duda un jarro de agua fría para la estrategia del gobierno de Syriza, que esperaba acorralar al BCE con su carta.

En Berlín tampoco ha sentado bien que el gobierno griego haya incluido en su visita a Alemania una reunión con los partidos izquierdistas más radicales de la democracia teutona. Formaciones como Die Linke o Los Verdes tienen previsto verse con Tsipras el martes.

El último as bajo la manga de Tsipras consistía en pedir a Alemania una postura más blanda "debido a la ocupación nazi que sufrió Grecia en la II Guerra Mundial". El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania ha sido tajante al respecto: "Este capítulo ya está cerrado".

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