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Basta de mentiras: Islandia sí rescató a los bancos

La inyección de fondos públicos al sector financiero fue dos veces más alta que en España y cuatro veces más cara que en EEUU.

La inyección de fondos públicos al sector financiero fue dos veces más alta que en España y cuatro veces más cara que en EEUU.

La versión políticamente correcta de la crisis apunta que Islandia no aplicó ningún rescate a su maltrecho sistema financiero. Esta versión sobre lo que supuestamente ocurrió en la tierra del hielo tras el estallido de la Gran Recesión ha conquistado a numerosos analistas, que no dudan en poner a Islandia como ejemplo a seguir ante futuras crisis.

En realidad, esta versión tiene más de mito que de realidad. Lo cierto es que, tras el colapso que experimentaron tres de los más importantes bancos del país, el Estado tomó el control de dichas entidades, asumiendo un importante desembolso de fondos públicos para responder a la caída de los bancos Glitnir, Landsbanki y Kaupthing.

Una vez se consumó esta suerte de nacionalización, aprobada con legislación de emergencia, el siguiente paso consistió en separar activos y pasivos en dos grupos. A un lado, bancos de nueva creación con un balance más o menos limpio; al otro lado, las viejas entidades, constituidas ahora como un "banco malo".

Las nuevas entidades financieras controladas por el Estado recibieron a continuación un monumental rescate financiado por los contribuyentes y equivalente al 20% del PIB.

Para poner en perspectiva el dato del 20% del PIB, conviene subrayar que el coste del rescate financiero aprobado por Estados Unidos llegó al 5% del PIB, mientras que en el caso de España se comprometieron fondos por un valor cercano al 10% del PIB. Esto quiere decir que el rescate de Islandia a sus bancos quebrados fue dos veces más costoso que el de España y cuatro veces más caro que el de Estados Unidos.

Aportaciones millonarias de otros gobiernos

El dinero para el rescate bancario fue aportado gracias a una inyección de fondos sufragada con dinero público llegado de otros países. Concretamente, el Fondo Monetario Internacional aportó 2.100 millones de dólares, mientras que un consorcio conformado por Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca aportó 2.500 millones de dólares más.

La cosa no acabo aquí, ya que Islandia también recibió asistencia financiera de otros gobiernos: hasta 500 millones de dólares aportados por Rusia, 200 millones comprometidos por Polonia... También Alemania, Países Bajos y Reino Unido pactaron un préstamo por un valor máximo de 6.300 millones de dólares. Hasta las Islas Feroe intervinieron en el proceso, con un paquete valorado en 50 millones de dólares, el 3% de su PIB.

Aunque Islandia no agotó la totalidad de los fondos comprometidos, hablamos de cientos de millones de dólares aportados por los contribuyentes de otros países para la financiación del rescate islandés.

Las consecuencias

En 2008, el saldo fiscal de la tierra del hielo arrojaba una deuda pública del 28% del PIB y un superávit del 5,4% del PIB. No obstante, en apenas un año, la deuda saltó de manera espectacular hasta alcanzar el 70,5%, mientras que el déficit registrado en 2009 llegó al umbral del 13,5%. Semejante deterioro se explica por el fuerte impacto que tuvo el rescate aplicado al sector financiero.

Hay más. Tal y como explica Elvira Méndez en La revolución de los vikingos, la carga fiscal que soporta el sector privado ha crecido un 30%. A esto se suma una fuerte devaluación de la moneda: la capacidad de compra de la corona se llegó a reducir a la mitad, disparando el coste de las importaciones y alimentando un aumento generalizado de los precios.

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