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La muerte, un gran negocio para el fisco español

El nuestro es uno de los países que más cargo aplica a las transferencias patrimoniales ocurridas tras el fallecimiento.

El nuestro es uno de los países que más cargo aplica a las transferencias patrimoniales ocurridas tras el fallecimiento.

Decía Benjamin Franklin que "en este mundo sólo hay dos cosas seguras: la muerte y pagar impuestos". El Impuesto de Sucesiones ha conseguido unir ambos conceptos, creando un gravamen adicional a la transmisión de riqueza ocurrida tras un fallecimiento.

En este sentido, conviene repasar los datos que arroja un contundente estudio que acaba de publicar la Tax Foundation estadounidense. Tras analizar los tipos máximos aplicados sobre las herencias en los países de la OCDE, el economista Alan Cole ha concluido que España es una de las naciones que más cargo fiscal aplica a las transferencias patrimoniales ocurridas tras un fallecimiento.

La cara del informe son aquellos países en los que las herencias están exentas del pago de cualquier tipo de tributos. En este grupo entran numerosos miembros de la OCDE: es el caso de países con la relevancia de Australia o Canadá, así como de democracias escandinavas como Noruega y Suecia.

También Israel, Austria, Nueva Zelanda, Portugal, México, Estonia, Eslovaquia, Hungría, Serbia o Eslovenia han optado por eliminar el gravamen de sucesiones al completo. Italia no puede decir lo mismo, aunque el tipo máximo que aplica alcanza el 4%, tres puntos por debajo del 7% registrado en Suiza y Holanda o del 10% que fijan Islandia y Turquía. El tramo superior es algo más elevado en Dinamarca y Finlandia, donde alcanza un 15% y un 19%, respectivamente.

El tramo alto de la fiscalidad aplicada a las herencias arranca con el 20% que comparten Grecia y Países Bajos. Por encima de estos niveles está el 30% que puede alcanzar este tributo en Alemania o Bélgica o el 33% que llega a tocar en Irlanda.

España tiene el dudoso honor de ocupar el sexto lugar más alto de la tabla, ya que el tramo superior puede llegar al 34% en ciertas regiones. Es justo subrayar, eso sí, que hay autonomías en las que el gravamen ha sido prácticamente eliminado, caso de la Comunidad de Madrid con su bonificación

Por encima de la Piel de Toro solamente figuran EEUU y Reino Unido (ambos con un 40%), Francia (con un 45%), Corea del Sur (50%) y Japón (55%).

Cada vez más países eliminan este tributo

Como explica el informe de Alan Cole para la Tax Foundation, el Impuesto de Sucesiones acumula tres lustros de capa caída en buena parte del mundo. En el año 2001 fue eliminado en Macao, mientras que en 2004 desapareció del código fiscal de Portugal y Eslovaquia. El gobierno socialdemócrata de Suecia fue el siguiente, aprobando la abolición en el mismo 2005 en el que Rusia tomó por esta vía.

Esta tendencia se acrecentó en los años siguientes: Hong Kong y Hungría lo eliminaron en 2006, Singapur y Austria acabaron con este tributo en 2008, Liechtenstein lo fulminó en 2011, Brunei acabó con el gravamen en 2013 y el año pasado, en 2014, llegó el turno de la República Checa y de Noruega.

El estudio de la Tax Foundation calcula el impacto que tendría eliminar este tributo en Estados Unidos, concluyendo que el PIB crecería un 0,8%. Este crecimiento permitiría que la recaudación fiscal no cayese, a pesar del fin de los ingresos derivados del tributo que nos ocupa.

La Justicia Europea, contra el modelo español

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha sentenciado que la normativa española del Impuesto de Sucesiones instaura un modelo discriminatorio para los ciudadanos no residentes en nuestro país. A raíz de este pronunciamiento, dichos contribuyentes podrían acogerse en el futuro a las ventajas de aquellas autonomías en las que el gravamen está más bonificado, caso de Madrid o Cantabria.

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