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La decadencia de Argentina en un simple gesto: nadie brinda por el capitalismo

A muchos empresarios argentinos, dependientes del poder político, no les gusta el libre mercado ni la libre competencia.

A muchos empresarios argentinos, dependientes del poder político, no les gusta el libre mercado ni la libre competencia.

Tal y como recoge el economista argentino Martin Krause en su blog de la Universidad Francisco Marroquín, un simple gesto basta para reflejar la profunda decadencia que sufre Argentina desde hace décadas, cuya economía era una de las más ricas del mundo a principios del pasado siglo y hoy, sin embargo, casi se ha convertido en un país en vías de desarrollo.

El ejemplo en cuestión tuvo lugar hace un mes durante un almuerzo de empresarios organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en Buenos Aires. El encuentro incluía un debate en el que participaban tres economistas muy críticos con la política económica de los Kirchner: Miguel Ángel Broda, José Luis Espert y Carlos Melconian.

Su crudo diagnóstico sobre la grave situación económica de Argentina desencadenó "miradas incómodas, respaldos culposos y críticas por lo bajo", según informa El Nacional. Pero la polémica se acentuó cuando, al término de la sesión, un empresario brindó "por el capitalismo" y la mayoría de los asistentes, también empresarios, reaccionaron escandalizados.

Espert empezó su intervención cuestionando el elevado gasto público y déficit fiscal que sufre el país sufre desde hace varias décadas y que atribuyó al "populismo industrial". Además, insistió en que Argentina debía "dedicarse a vivir del libre comercio, sin aranceles ni retenciones", con el Estado devolviendo los impuestos en servicios eficientes. "El Estado que nos deja el kirchnerismo es 50 puntos de gasto".

Espert también aseveró que "el kirchnerismo le ha hecho mucho daño a la cabeza de los argentinos. Me da pena el disco rayado en que se ha transformado la Argentina: cada diez años discute lo mismo. La solución tiene que venir dentro de un plan económico serio con congelamiento del gasto público y, como mínimo, echar a toda La Cámpora [las juventudes del partido de Kirchner]".

Por su parte, Broda calificó de mero "analgésico y antiinflamatorio" el plan de Axel Kicillof, ministro de Economía, para tratar de combatir la crisis que padece el país. "Compró beneficios de corto plazo que, sin duda, van a afectar el proceso electoral a favor del oficialismo y generar desequilibrios de mediano plazo".

Habló de los problemas energéticos, de la inflación, de un alza del 10,6% anual en el gasto público en los últimos 12 años, de un déficit fiscal de 10 puntos del PIB y de las reservas del Banco Central que, sin considerar préstamos y swaps, ubicó en apenas 12.000 millones de dólares. "Debería empezar hablando de 2017, porque este plan ha hipotecado 2016: ahí va a ser difícil que baje la inflación y que el crecimiento sea superior al de este año". Broda concluyó que "esta orientación marxista de la política es un programa que dificulta el triunfo de la oposición".

Por último, concluido el debate, llegó la polémica. El empresario Antonio Estrany Gendre, de Pan American Energy, celebró las exposiciones y convocó a los asistentes a "brindar por el capitalismo", un concepto que muchos de los asistentes, empresarios próximos o con relaciones con el Gobierno, rechazaron con lógica kirchnerista: "No voy a brindar por el capitalismo, en la mesa brindé por mis amigos", señaló uno de ellos.

Poco importa que Argentina haya pasado de país rico a país pobre tras alejarse del capitalismo en las últimas décadas; o que el capitalismo se haya traducido en más riqueza, mejor salud y mayor educación en los dos últimos siglos; o que la renta per cápita de los países libres ronde los 45.000 dólares al año, frente a los 6.500 de media de las economías socialistas...

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