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EDITORIAL

La firmeza con Grecia llega tarde

Si la actitud firme demostrada en las últimas semanas por Alemania se hubiese dado hace cinco años, nos habríamos ahorrado cientos de miles de millones de euros.

Por mucho que la mayoría de líderes europeos haya defendido con insistencia la necesidad de aprobar un tercer "rescate" a Grecia, la realidad económica es la que es. Por mucho que nuestros políticos piensen que esta vez será diferente, lo cierto es que si algo ha demostrado el caso heleno es que de nada sirve entregar cientos de miles de millones de euros a un país que no está dispuesto a asumir ajustes e impulsar reformas de calado.

Un buen ejemplo lo tenemos con el polémico plan de privatizaciones que el gobierno de Alexis Tsipras se ha comprometido a impulsar. En realidad, esta medida ya había sido acordada en 2011, pero los políticos griegos hicieron oídos sordos y aprobaron pequeñas ventas de activos públicos que sirvieron como excusa para dejar sin aplicación el 95% de las actuaciones previstas.

Cierto es que el "corralito" parece haber asustado a algunos dirigentes helenos que ahora parecen haber abandonado sus posiciones más radicales... pero ¿acaso eso garantiza que esta vez las cosas saldrán de otra manera? ¿De verdad creemos que Syriza está dispuesta a ejecutar día a día un programa económico que contradice todos y cada uno de los postulados con los que conquistó al electorado? Siendo justos, no sería la primera vez que un líder de izquierdas acaba rindiéndose ante la lógica económica, pero Tsipras no es precisamente de la misma escuela que Bill Clinton, Gerhard Schröder o Tony Blair…

En cualquier caso, lo que sí ha quedado claro es que el gran error de Alemania no ha sido su excesiva firmeza, sino todo lo contrario: lo que le ha faltado a la canciller Merkel es más firmeza ante la falta de rigor que han demostrado una y otra vez los líderes griegos. Aunque suene políticamente incorrecto decirlo, la evidencia demuestra que Alemania debería haber sido más dura.

Si la actitud firme demostrada en las últimas semanas por los teutones y sus aliados se hubiese dado hace cinco años, nos habríamos ahorrado cientos de miles de millones de euros. Hasta ahora, los dos "rescates" no han servido para impulsar ningún cambio significativo en Grecia. Pensar que este tercero será distinto es tan "buenista" como improbable. El "Grexit" era, probablemente, una opción más lógica, a tenor del historial de incumplimientos económicos e irresponsabilidades políticas que arrastran los griegos.

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