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¿Una gran coalición entre PP y Podemos? En Grecia ya es posible

La posibilidad de un gobierno de concentración entre Syriza y Nueva Democracia se abre paso tras las elecciones del 20 de septiembre en Grecia.

La posibilidad de un gobierno de concentración entre Syriza y Nueva Democracia se abre paso tras las elecciones del 20 de septiembre en Grecia.

Mucho ha cambiado el panorama económico y político en Grecia a lo largo de los últimos meses. La división interna que ha sufrido Syriza tras la aceptación del tercer rescate y el descenso de popularidad que ha registrado su líder, Alexis Tsipras, debido al fuerte deterioro económico que padece el país han reducido las aspiraciones políticas de la coalición de izquierdas.

Las últimas encuestas reflejan la existencia de un estrecho margen entre Syriza y el principal partido de la oposición, los conservadores de Nueva Democracia, con una intención de voto algo superior al 25% cada uno. La victoria final en las elecciones del próximo día 20 dependerá, en gran medida, de los indecisos, cuyo porcentaje ronda el 15% del electorado.

Sin embargo, casi todos los analistas dan por hecho que será necesario articular un nuevo gobierno de coalición que, en todo caso, saldría del llamado bloque pro-europeo, en cuyo seno acaba de entrar Tsipras tras aceptar el rescate y evitar así la salida del euro de Grecia: Syriza, Nueva Democracia, Pasok y Potami. Los, hasta ahora, aliados de Syriza, el partido ultranacionalista Anel, se podría quedar fuera del Parlamento al no alcanzar el umbral mínimo de votos para lograr representación (3%).

La principal duda, por tanto, estriba en qué partido liderará el nuevo gobierno, si Syriza -el, hasta hace poco, el Podemos griego- o Nueva Democracia -el PP heleno- y con quién, si el Pasok (equivalente al PSOE griego) o To Potami -una nueva formación al estilo de Ciudadanos-.

Aunque todavía es improbable y todo dependerá del resultado que arrojen las urnas, la novedad radica en que ya no se descarta formar una gran coalición entre los dos grandes partidos, Syriza y Nueva Democracia. Ambos pugnan por el poder, pero, dada la situación extraordinaria que vive el país y, sobre todo, después del giro de 180 grados protagonizado por Tsipras, la cuestión es que este escenario no es imposible. No en vano, Syriza ha centrado y moderado mucho su discurso, hasta el punto de que, hoy por hoy, ocupa el espacio político que ha dejado el Pasok.

Su escisión, Unidad Popular, formada por los antiguos diputados más extremistas y radicales de Syriza, defensores de abandonar el euro, lograrían representación, pero su apoyo oscilaría apenas entre el 4% y el 10% de los votos, muy lejos, por tanto, del gobierno.

De hecho, según los últimos sondeos, la mayoría de los griegos, con un apoyo del 24%, se decanta por formar una gran coalición entre Syriza y Nueva Democracia para garantizar la estabilidad política del país. Tsipras, por el momento, lo descarta, pero los conservadores abrazan abiertamente esta posibilidad.

Nueva Democracia apuesta por la gran coalición

El líder de Nueva Democracia, Evangelos Meimarakis, ha planteado hasta tres veces formar una coalición de gobierno con Syriza para salvaguardar la permanencia de Grecia en el euro, sin importar el resultado de las elecciones generales.

"Yo creo en el consenso y la cooperación", señaló Meimarakis en una entrevista en televisión concedida a Bloomberg el pasado domingo. "Hemos demostrado a lo largo de estos años que cuando es por el bien del país, para salvaguardar su lugar en la zona del euro, estamos dispuestos a cooperar".

"Incluso si Tsipras gana las elecciones, que no lo hará, se enfrentará a problemas de disidencia interna similares cada vez que traiga una ley de aplicación del acuerdo de rescate", ha destacado Meimarakis, que avisa de que "el peligro de Grexit no ha pasado, y si terminamos en una situación inestable, este peligro será más inminente".

En ese sentido, Nueva Democracia estaría en posición de salvaguardar la aplicación del acuerdo de rescate y aprobar las reformas necesarias para lograr que se desbloquee el tercer rescate y la recapitalización de la banca.

Syriza lo descarta, de momento

Tsipras insiste en rechazar esta opción, pero la cuestión es que no todos los miembros de Syriza lo descartan. De hecho, Meimarakis también ha señalado que si su figura es un obstáculo para el acuerdo, se apartaría aún en caso de ganar las elecciones.

El líder de Syriza rechazó el lunes la alianza con Nueva Democracia, pero tan sólo de forma indirecta. "El pueblo decidirá si Syriza va a seguir gobernando y con quién. En realidad, el dilema es si va a gobernar Syriza o Nueva Democracia", afirmó, dando así indirectamente una negativa a la oferta de Meimarakis.

El exprimer ministro griego sostuvo que cualquiera que quede como primera fuerza rozará la mayoría absoluta y, por tanto, podrá elegir con quién gobernar, dejando entrever que no será necesario recurrir a la segunda mayor fuerza, y que el ganador formará Gobierno y evitará una tercera cita con las urnas. "Tenemos nuestro programa, reivindicamos la mayoría absoluta. Si no la conseguimos, el país tendrá un Gobierno, porque ninguno tomará la responsabilidad de provocar nuevas elecciones", sostuvo.

A su juicio, las diferencias entre Syriza y Nueva Democracia son muy significativas, "como el día y la noche", a pesar de que "Meimarakis intenta crear un clima de que todos son parecidos". "Debemos dejar atrás las prácticas políticas del pasado y avanzar hacia el futuro", dijo el líder izquierdista, para precisar que hay que poner fin al "clientelismo" y la "corrupción" que marcaron las décadas de gobiernos pasados.

Los posibles escenarios

Ambos tienen sus razones para posicionarse a favor y en contra del acuerdo. Por un lado, a Meimarakis le interesa transmitir el mensaje de que Syriza es un nuevo partido pro-memorando para, de este modo, dañar sus bases. Al mismo tiempo, con su gesto de mano tendida, Nueva Democracia se acerca a los votantes de centro y fuerza a Tsipras a posicionarse en contra, logrando así su objetivo último: reflejar que el líder de Syriza es inmaduro e irresponsable al rechazar la opción de gobierno que es favorita entre los griegos.

Tsipras, por su parte, está centrado en ganar apoyo entre los indecisos, mucho de los cuales son exvotantes de Syriza, enfatizando en su discurso la diferencia entre "Syriza o el sistema antiguo", caracterizado por el bipartidismo de Nueva Democracia y Pasok de los últimos 40 años.

Este tipo de estrategias, por tanto, se deben enmarcar dentro de la campaña electoral, pero la clave es que lo que antes parecía imposible, un gobierno de coalición entre Syriza y Nueva Democracia, ya no lo es. Desde el think tank de Open Europe esbozan los siguientes escenarios tras las elecciones generales en Grecia:

1. Mayoría absoluta de Syriza: muy improbable tras el descenso que reflejan las encuestas.

2. Se repite la coalición entre Syriza y Griegos Independientes (Anel): improbable, puesto que Anel tendrá difícil alcanzar el apoyo mínimo para entrar en el Parlamento y, de lograrlo, sus escaños serán insuficientes para formar un gobierno de mayoría con Syriza.

3. Coalición de Syriza con los minoritarios pro-euro: el pacto entre Tsipras, Pasok y To Potami sería el más probable y también el más fácil de conseguir.

4. Gran coalición entre Syriza y Nueva Democracia: pese a ello, incluso la unión de los tres partidos anteriores podría arrojar un gobierno débil e inestable para afrontar la exigente senda de reformas y ajustes que establece el tercer rescate heleno. De ahí que no se pueda descartar algún tipo de acuerdo entre los dos grandes partidos griegos. El exministro del Interior griego Nikos Voutsis no descartó esta opción con tal de evitar la inestabilidad e incertidumbre que provocaría la convocatoria de nuevas elecciones.

5. Coalición, pero liderada por Nueva Democracia: otra opción probable sería que Nueva Democracia gane las elecciones y forme gobierno con Pasok y To Ponami. De hecho, incluso podría particiar Syriza, aunque, en tal caso, Tsipras ya ha advertido que renunciaría a liderar el partido.

Por último, no se puede descartar unas nuevas elecciones, las terceras en 2015, pero ese escenario no entra en las quinielas, al menos de momento, debido al alto coste que supondría para la economía y la estabilidad política de Grecia. Además, ni Tsipras ni Meimarakis quieren una nueva convocatoria electoral, puesto que, posiblemente, les perjudicaría.

Con independencia de lo que pase finalmente, lo único cierto es que el próximo gobierno heleno se enfrentará a importantes retos, de modo que su estabilidad y solidez será clave a la hora de afrontar los duros desafíos que tiene Grecia por delante.

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