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El escándalo Volkswagen amenaza de muerte al motor diésel

El fraude de las emisiones amenaza con reducir la competitividad de los diésel en Europa.

El fraude de las emisiones amenaza con reducir la competitividad de los diésel en Europa.
El fraude de las emisiones amenaza con reducir la competitividad de los diésel | EFE

El fraude de las emisiones contaminantes de Volkswagen dará la puntilla al exiguo mercado de los motores diésel en EEUU, pero también podría suponer un punto de inflexión para el futuro de este tipo de vehículos en Europa.

Los coches diésel son minoritarios en el mercado norteamericano, pero representan el 40% de los turismos en Europa. De hecho, los diésel protagonizaron el 53% de las ventas de automóviles a nivel comunitario en 2014.

Sin embargo, son varios los analistas que anticipan el fin de los coches diésel en el continente debido al previsible endurecimiento de las normativas medioambientales y los test de homologación. "El escándalo de los datos manipulados en los vehículos diésel de Volkwagen proyecta una larga sombra sobre el mercado del diésel", según alertaba Commerzbank en una reciente nota. Este caso "podría poner freno a los vehículos diésel".

No es el único. La firma de inversión Bernstein también avanza que el escándalo de Volkswagen, "probablemente", significará el fin de diésel, tras varias décadas de constante crecimiento en la UE con el argumento de que emitía menos CO2 que los coches de gasolina. El caso de la firma germana destapado en EEUU va a actuar "como un catalizador para acelerar la caída de la cuota de mercado de diésel en Europa y frenarla en EEUU", según explica en un informe a sus clientes.

Y la principal razón estriba en que las autoridades comunitarias, muy posiblemente, endurecerán la normativa sobre emisiones contaminantes, cuya entrada en vigor se prevé para 2020 y cuyos detalles todavía están siendo negociados entre los distintos gobiernos europeos y la industria. El problema es que los diésel emiten menos CO2 porque consumen menos combustible, pero lanzan a la atmósfera más óxidos de nitrógeno (NOx), responsables de la perjudicial contaminación que padecen las grandes ciudades.

En 2008, EEUU impuso un límite a los vehículos diésel de 43,5 miligramos de NOx por kilómetro recorrido frente a los 80 miligramos que aún rigen en la UE. Si, tal y como se prevé, se endurecen las pruebas de homologación europeas a partir de 2017 para que la medición de emisiones sea muy similar a la que se registra bajo las condiciones reales de conducción, los diésel serán menos competitivos, tal y como ya sucede en EEUU. Es decir, su precio subirá o bien perderán prestaciones respecto a los vehículos de gasolina, de modo que verán reducida su cuota de mercado.

Las futuras normas sobre emisiones en Europa ya se habían diseñado para endurecer las emisiones de NOx, y aunque el diésel, teóricamente, podría cumplir estos límites, dicho motor dejará de ser competitivo en coches pequeños y de bajo precio, según Bernstein. A diferencia de lo que sucedía hasta ahora, el nuevo ciclo de homologación que prepara Europa (WLTP, por sus siglas en inglés) se aproximará a las condiciones reales de conducción, aumentando de forma muy sustancial el consumo medio de combustible y la emisión de gases.

Esto obligará a elevar los límites fijados por la UE, lo cual aún se está negociando. Sin embargo, tras el escándalo Volkswagen, los políticos tendrán fuertes incentivos para no mostrarse complacientes con la industria de la automoción. Según Reuters, el Gobierno alemán y otros grupos de interés pretendían elevar entre 2 y 5 veces los límites actuales de consumo y emisiones para compensar el endurecimiento de las condiciones de homologación, pero ahora que ha estallado este caso el margen de maniobra para incrementar dichos umbrales es muy inferior.

Como consecuencia, muchos motores diésel dejarían de ser competitivos en turismos ligeros, con lo que su mercado potencial se vería muy reducido a favor, sobre todo, de los híbridos. A ello se suma, además, la mala fama que empieza a tener el diésel en Europa por los gases contaminantes. Algunos ayuntamientos británicos ya han aprobado tasas extra para permitir que los diésel aparquen en el centro de las ciudades, y a partir de 2020 se contempla incluso prohibir su circulación por determinadas zonas. París, por ejemplo, ya ha anunciado que prohibirá los coches diésel a partir de 2020 por los NOx.

La diferencia entre Europa y EEUU

Más del 40% de los turismos que circulan en la UE son diésel frente al 27% de hace una década. Este importante aumento se debe, en gran medida, a los límites en la emisión de CO2 fijados a través del Protocolo de Kyoto con la excusa del calentamiento global.

Los estados europeos acordaron entonces impulsar el diésel frente a los motores de gasolina, debido a su menor consumo, mediante exenciones fiscales y ayudas públicas. Por eso mismo, la UE también ha sido más indulgente, hasta ahora, en la cuestión de las emisiones de NOx en los diésel.

EEUU, sin embargo, no firmó ese Protocolo. Allí los diésel se utilizan, sobre todo, en vehículos industriales y agrícolas, pero no en turismos, donde el bajo precio del combustible y las menores prestaciones de los diésel en materia de potencia hace que los conductores se decanten mayoritariamente por los vehículos de gasolina. El escándalo Volkswagen amenaza ahora con revertir el dominio de los diésel en el mercado europeo.

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