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Soraya, ¿la gran derrotada?

El gran damnificado del reparto televisivo es Prisa, protegido por la vicepresidenta, que mantiene una estrecha amistad con Juan Luis Cebrián.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, apartó en junio a su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría de las negociaciones para el reparto de las codiciadas nuevas licencias de TDT. Hasta ese momento, Soraya Sáenz de Santamaría había sido la encargada de manejar las relaciones del gobierno con los grandes grupos de comunicación.

La vicepresidenta hacía y deshacía ante el malestar creciente de otros miembros del Gobierno, el sector "marianista" eternamente enfrentado a los "sorayos", y del partido y su secretaria general María Dolores de Cospedal, con quien, como es conocido, tampoco mantiene una buena relación.

El gran beneficiado de las gestiones de la vicepresidenta ha sido durante esta Legislatura el Grupo Prisa. A ella se le atribuye el haber conseguido que los bancos refinanciasen la gigantesca deuda que acumula el grupo fundado por Polanco. Todas las fuentes del sector de la comunicación coinciden en que de no ser por la intermediación de la vicepresidenta, la quiebra de Prisa era segura. Además, es conocida la estrecha amistas personal que han entablado Juan Luis Cebrián y la propia Soraya Sáenz de Santamaría.

Otra hazaña de este Gobierno en esta materia fue la legalización de la declarada ilegal absorción de LaSexta por parte de Atresmedia. El resultado ha sido el apuntalamiento de un duopolio Mediaset y Atresmedia absolutamente hostil al PP, al Gobierno y los valores de la derecha.

No es de extrañar el malestar dentro del Gobierno y el partido, ni la defenestración de Sáenz de Santamaría como gurú en estos asuntos. Hoy hemos conocido el primer damnificado de este cambio: el Grupo Prisa de Juan Luis Cebrián, que nadie duda que hubiera obtenido un canal de haber dependido de Soraya Sáenz de Santamaría.

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