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Más inspectores, más leyes, más impuestos: las claves del programa económico de Podemos

La formación modera algo sus propuestas; promete más gasto y fuertes subidas fiscales. El documento, menos concreto que en anteriores elecciones.

La formación modera algo sus propuestas; promete más gasto y fuertes subidas fiscales. El documento, menos concreto que en anteriores elecciones.
Pablo Iglesias | EFE

Más impuestos, más gasto público y más regulación. Las líneas maestras del programa con el que Podemos se presentará a las elecciones del próximo 20 de diciembre no sorprenden; son parecidas en su formulación general a las de anteriores citas electorales. Eso sí, en los detalles hay bastantes novedades respecto al programa con el que la formación dio el salto a la política hace un año y medio.

Por un lado, es cierto que las propuestas son menos radicales que las que la formación llevó en las elecciones europeas de 2014. En aquel momento, el partido de Pablo Iglesias planteaba una renta básica universal, limitar salarios, expropiaciones de empresas estratégicas y una subida fiscal que habría situado a España como el país con los impuestos más elevados de la UE con mucha diferencia sobre el siguiente. Ahora, los ideólogos de la formación han dado un paso atrás, no se sabe si por convicción o por cálculo electoral.

Aquél era un documento propio de un partido de extrema izquierda, que buscaba su nicho en el panorama electoral español. Luego, el éxito y la posibilidad de llegar a La Moncloa fueron poco a poco endulzando las propuestas de Iglesias en el área económica. Primero llegó el informe de Juan Torres y Vicenc Navarro en diciembre de 2014, luego se filtraron las medidas que preparaba Círculo 3E (el núcleo duro de la dirección en temas económicos) y por fin llega el programa definitivo.

Por otro lado, también es evidente que este programa es mucho menos concreto que el de mayo de 2014. Las medidas que Podemos pone sobre la mesa están mucho más abiertas a interpretación que en los anteriores documentos. Hay menos propuestas concretas, menos cifras y muchas menos promesas cerradas. Iglesias parece que quiere las manos más libres por si necesita negociar. Pierde pureza ideológica ante parte de sus bases a cambio de flexibilidad.

Eso sí, esta flexibilidad puede utilizarse en las dos direcciones. O por decirlo de otra manera: el texto de noviembre de 2015 es menos radical en apariencia, pero al mismo tiempo permite llevar a la práctica el 90% de las promesas de 2014. Si tras las elecciones, Iglesias gana, decide quitarse la careta y reivindica lo que decía hace sólo 18 meses, no hay nada en este documento que le impida aplicar su programa de máximos.

Y un apunte. Desde la formación aseguran día sí, día también, que su modelo es el de los países del norte de Europa. Dinamarca, Suecia, Austria, Holanda... Los líderes de Podemos se han sumado al atractivo por la socialdemocracia europea. De hecho, en el texto hay varias referencias a equiparar a España con la media de los países ricos de la UE. Pero este programa no es el que un partido socialdemócrata sueco presentaría ante su electorado. Quizás se acerque algo en el tema fiscal y con matices. España es un país más pobre y con menos población activa trabajando que aquellos, por lo que el esfuerzo fiscal del trabajador medio español tendría que ser mucho más alto para recaudar el mismo porcentaje del PIB y la cantidad disponible que le quedaría en su bolsillo sería mucho menor a la de sus pares daneses o austriacos.

Pero es que, además, en lo que tiene que ver con la legislación, muy poco hay en común con países que están entre los más libres y flexibles del mundo en las relaciones económicas. Por ejemplo, en Dinamarca no hay ni salario mínimo ni indemnización por despido tal y como lo entendemos en España. Y su regulación empresarial se caracteriza por la libertad que otorga a los agentes que actúan en el mercado y su falta de intervencionismo. No es eso lo que pide el programa de Podemos. En realidad la fórmula se parece más a impuestos daneses, pero leyes argentinas.

Las líneas maestras

Sin embargo, aunque algunas de las promesas más llamativas de Podemos se caigan del programa (entre otras cosas porque la dirección ha manejado con mano de hierro el proceso, para evitar la intromisión de los círculos), las líneas generales se mantienen. Como apuntamos, el cambio es más de grado que de filosofía.

- Intervencionismo: prácticamente no hay un solo apartado del programa económico de Podemos que no incluya una propuesta para incrementar el grado de intervención del Gobierno en la economía. La formación morada promete más leyes, más regulación y más control. O lo que es lo mismo: menos libertad para empresas, autónomos, trabajadores y consumidores.

En esta línea, es especialmente llamativo el capítulo del programa dedicado a la política industrial y comercial. Podemos está decidido a dirigir buena parte del PIB nacional desde La Moncloa. De esta forma, promete crear "Comités Estratégicos Sectoriales que permitan diagnosticar las necesidades de cada sector para promover la puesta en marcha" de medias que las resuelvan. También impulsará un "Pacto Nacional por la Economía Productiva" y asegura que revertirá el "proceso de desindustrialización". Incluso, apuesta por la "puesta en marcha de fondos de inversión soberano para evitar el riesgo de desnacionalización o desmembración de empresas estratégicas".

Dos dudas quedan ante estas promesas. En primer lugar, ¿hasta qué punto llegará esa intervención? El texto apunta claramente a que el Gobierno decidirá campeones, qué sectores o empresas merecen ayudas públicas y cuáles no, en función de criterios ideológicos o de oportunidad. Y en segundo lugar, ¿qué significa "evitar el riesgo de desnacionalización o desmembración de empresas estratégicas"? Podemos ya no habla directamente de nacionalizar o confiscar empresas (como ha hecho en múltiples ocasiones en el pasado), pero parece claro que no cierra la puerta a esta posibilidad.

- Más inspecciones: el intervencionismo no sólo se ejecutará a priori (organizando la economía) sino también a posteriori, con más controles sobre ciudadanos y empresas. Podemos anticipa más inspectores y más multas, y amenaza con penas más altas para los que se salten la nueva normativa.

De esta forma, promete "un incremento gradual del personal de la AEAT", crear una "Comisión de Expertos contra el fraude fiscal", "medidas de contención de la volatilidad fiscal, la evasión, la erosión de bases y el traslado de beneficios". El delito fiscal se rebaja a 50.000 euros y el tipo agravado se sitúa en 120.000 euros. Es decir, estas cantidades empezarán a ser el límite para penas de privación de libertad.

También en las empresas habrá mucho más control. Podemos promete "mayor dotación de medios y facultades a la Inspección de Trabajo". Y anuncia la creación de una "Comisión Estatal de seguimiento y control para los planes de Igualdad en las empresas". A los autónomos también les avisa: habrá más control sobre su actividad, que comenzará con la eliminación del "régimen de estimación objetiva".

- Pulso con la UE: éste es otro de los grandes temas en la irrupción y crecimiento de Podemos que se dulcifica. Hay que recordar que el propio Iglesias dejaba abierta hace unos meses la puerta ala salida de España del euro, como medio para recuperar la "soberanía" ante la presión de Alemania. Angela Merkel era la gran villana en aquellos meses. Nada de eso queda ya en el programa de su partido.

Eso sí, se mantiene el pulso con la UE. Podemos hace una serie de promesas que entran en confrontación directa con los compromisos adquiridos por España con sus socios en los últimos años. Así, propone crear "una potente y eficaz banca pública a partir de las entidades nacionalizadas Bankia y Banco Mare Nostrum", algo que como los propios autores del programa reconocen está prohibido por el Memorándum de Entendimiento con la UE. Según estos planes, también la Sareb cambiaría su naturaleza y pasaría a formar parte permanente del sector público.

Pero el reto a Bruselas y Berlín no acaba aquí. Podemos también pide una "auditoría de la deuda". Eso sí, ya no hay menciones al impago de la misma y sólo piden "arrojar luz sobre el proceso" por el que creció esta deuda. La única concesión que se permite el partido es pedir la "reestructuración de la deuda pública vinculada a las ayudas al sector financiero". Es decir, los 60.000 millones se usaron para sanear las cajas, que pide que sean devueltos por las propias entidades. Y esto no queda muy claro cómo se haría, porque buena parte de esas cajas ya no existen y las que quedan son propiedad del Estado que es, por otro lado, quien tiene la obligación con Bruselas de devolver ese dinero.

Por último, está el tema de los objetivos de déficit y el gasto público. Aquí todo lo que pide Podemos es contrario a lo pactado con Bruselas, por lo que tendría que negociarlo con los socios. En este sentido, y aunque no es una cuestión en la que España pueda tomar decisiones por sí misma, Iglesias se compromete a "derogar el artículo 135 de la Constitución y devolverlo al estado anterior a la reforma de 2011", "modificar el calendario de reducción del déficit público, alargando el plazo", "reformar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento" y "cambiar los estatutos del Banco Central Europeo" para que éste tenga entre sus objetivos el crecimiento económico.

Todas estas promesas van acompañadas por varios planes de incremento del gasto, incluido un Plan de Bienestar Social y Modernización Económica que costaría hasta 25.000 millones de euros al año durante toda la legislatura. Además, en otro párrafo, el documento habla de una "política fiscal expansiva" que invertiría otros 25.000 millones de euros al año, aunque no queda del todo claro si son los mismos o se añaden a los del Plan de Bienestar.

- La contrarreforma laboral: en esta cuestión Podemos sí se posiciona más cerca de anteriores programas, aunque también olvida algunas de sus promesas más conocidas, por ejemplo las que se referían a los salarios máximos. En cualquier caso, el programa incluye la promesa de derogar las dos últimas reformas laborales (la del PP, pero también la del PSOE) e incrementar el salario mínimo.

La consecuencia más relevante de la aplicación de las medidas propuestas por Podemos sería volver a un modelo mucho más rígido de mercado laboral caracterizado por el aumento del poder de las grandes centrales sindicales, tanto frente a las compañías como ante los propios comités de trabajadores de las empresas. De esta forma, el programa pide "reestablecer la preeminencia de los convenios sectoriales frente a los de empresa" y un "nuevo régimen de vigencia y prórroga de los convenios" (rescatar la ultraactividad). En este capítulo se incluyen medidas para penalizar tanto el empleo temporal como a tiempo parcial y se habla de la implantación progresiva de la jornada de 35 horas, aunque sin dar detalles de cómo se haría esto último.

También aquí llega la propuesta por una renta mínima, aunque queda circunscrita a aquellos sin ingresos (ya no será universal) y a 600 euros al mes, por debajo de las cifras que siempre manejó Iglesias. En realidad, el diseño de la medida apunta a una renta de inserción como las que ya existen, quizás un poco más elevadas. Del mismo modo, aunque no se habla de un complemento salarial (como hace Ciudadanos) sí promete "garantizar unos ingresos mínimos de 900 euros al mes" para aquellas personas con derecho a esa renta mínima que encuentren un empleo (en teoría, para no desincentivar que estas personas acepten un puesto de trabajo).

Más impuestos

Probablemente la parte más esperada del programa de Podemos era la referida a los impuestos. En anteriores documentos, la formación se había descolgado con enormes subidas fiscales. Para el 20-D, se suaviza algo este aspecto. Pero las líneas generales se mantienen. La puesta en práctica del capítulo fiscal supondría un enorme palo para el contribuyente medio. Todos los grandes impuestos subirían (y mucho) y se crearían un buen puñado de nuevas figuras impositivas. Lo más destacado sería:

  • IRPF: suben los tipos marginales, hasta un máximo del 55% para rentas superiores a 300.000 euros anuales. Eso sí, en este impuesto el peligro se esconde en los detalles: Podemos pide "eliminar las deducciones que tienen un carácter más regresivo" (no dice cuáles, pero todo apunta a los mínimos personales y familiares entre otros) y corregir la dualidad entre rentas del trabajo y del ahorro. Es decir, que incluso si se mantienen los tipos para rentas del trabajo en los primeros tramos, la eliminación de deducciones y la equiparación de los tipos de rentas del ahorro supondrán una muy fuerte subida para la gran mayoría de contribuyentes.
  • Patrimonio, Sucesiones y Donaciones: se recuperan estas figuras y se imponen unos límites para que las CCAA no puedan bonificarlos. En Patrimonio, se baja el límite de los 700.000 euros actuales hasta los 400.000, con la primera vivienda exenta sólo hasta 300.000 euros.
  • Impuesto de Sociedades: igual que en el IRPF, no se habla de modificar los tipos, pero se intuye una enorme subida por la puerta de atrás. El programa habla expresamente de aproximar "los tipos efectivos a los nominales" y de "eliminar los privilegios fiscales y la mayoría de las deducciones". Para las grandes empresas, la cosa se complica aún más, puesto que se incluye la promesa de "introducir un impuesto mínimo" para "recuperar la recaudación del tributo".
  • IVA: es el aspecto que queda menos claro de este capítulo. Podemos promete volver al tipo híperreducido del 4% para alimentación (y ¡cultura!) y del 10% para calefacción, gas y electricidad. El problema es que luego habla de un nuevo tipo del 25% para "artículos de lujo" para "compensar" la pérdida de recaudación por las otras bajadas. Eso sí, no dice nada de qué tipo de artículos estarían incluidos. Subir el IVA a los yates o los coches deportivos no movería apenas la recaudación, por lo que se intuye que en esta categoría podrían entrar todo tipo de bienes más o menos habituales (desde aparatos de electrónica hasta mobiliario). Pero es pura especulación, porque la formación oculta sus intenciones en este aspecto.
  • Nuevos impuestos: "establecimiento de una Fiscalidad Verde que desincentive el uso de energías contaminantes". En esta cuestión entran muchos aspectos diferentes, desde la subida en los impuestos de hidrocarburos (gasolina) a la aparición de nuevas "tasas por el uso de determinadas infraestructuras de transporte". La idea de Podemos es igualar "la presión fiscal medioambiental a la media de la UE", pasando del 1,6% al 2,4% del PIB. Eso implicaría casi 10.000 millones de euros más al año de recaudación. Además, se anuncian más impuestos a la banca: "Impuesto de Solidaridad a las entidades financieras" o "Impuesto sobre Transacciones Financieras".

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