Aunque el discurso habitual sobre la desigualdad en EEUU dibuja a una creciente divergencia socioeconómica, las cifras oficiales que ha recogido la Tax Foundation desmienten buena parte de estos argumentos defendidos por voces como Thomas Piketty, Paul Krugman o Joseph Stiglitz.
En primer lugar, aunque se habla de una "explosión de las rentas del capital", lo cierto es que si analizamos su peso a lo largo de las últimas décadas apenas ha aumentado. Históricamente, alrededor del 72% del ingreso nacional se ha derivado de las rentas del trabajo.
En segundo lugar, es importante tener en cuenta a la hora de analizar la desigualdad que una parte creciente del salario que reciben los trabajadores se canaliza a través de beneficios varios: cheques de comida, seguros médicos, planes de jubilación... Por este motivo, analizar solamente la evolución de los sueldos no refleja de manera correcta el verdadero nivel de ingresos de las familias, hasta el punto de que los pagos de beneficios ya suponen el 20% de la renta observada.
En tercer lugar, es importante poner en perspectiva la desigualdad de ingresos a través de una comparación con la desigualdad de consumo. Como vemos en la gráfica, el 60% de menos ingresos tiene un mayor peso en el reparto del consumo que en reparto de la renta, mientras que el peso del consumo del 40% más próspero es más bajo en términos comparados.
En cuarto lugar, es fundamental entender que en EEUU hay una movilidad social muy elevada, por lo que el nivel de riqueza de los hogares puede oscilar mucho a lo largo de los años. Por ejemplo, solamente el 36% de quienes integran el 20% más rico nació en este privilegiado segmento. Por otro lado, casi el 70% de quienes hoy están entre el 20% más pobre nació en hogares con mayor nivel de renta.
En quinto lugar, es importante desmentir el mito de la falta de progresividad de los impuestos en EEUU. De hecho, si analizamos la tasa efectiva media que pagan los contribuyentes de menos de 40.000 dólares, vemos que se mueve entre el -1,9% y el -11%. De hecho, solamente a partir de los 200.000 dólares hay un gravamen superior al 10%.
En sexto lugar, debemos considerar que el 10% más rico contribuye el 70% del Impuesto sobre la Renta. De hecho, el 50% de menos renta aporta menos del 3% de la recaudación total obtenida por este gravamen.
En séptimo lugar, también es preciso señalar que cuando consideramos todos los impuestos federales vemos que la mitad de la recaudación la aportan los hogares con ingresos de más de 200.000 dólares.
En octavo lugar, hay que tener en cuenta que el ingreso de los hogares aumenta notablemente entre el 60% de menos renta una vez se consideran las transferencias sociales.
En noveno lugar, si comparamos el valor de los beneficios que concede el Estado con la aportación fiscal de los hogares, vemos que el 20% de menos renta recibe ocho dólares por cada dólar aportado, mientras que entre el 20% siguiente la ratio es de 3/1.
Por último, si analizamos el último año disponible, vemos que la desigualdad ha bajado notablemente. Y es que el 1% más rico pasó de anotarse casi el 22% del ingreso nacional al 19%, una caída cercana a tres puntos porcentuales en apenas un ejercicio.
