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¿Hacia una nueva crisis global? Cuatro razones para el pesimismo

Las turbulencias vuelven a los mercados de capitales, al calor de preocupantes cifras sobre el rumbo de la economía internacional.

Las turbulencias vuelven a los mercados de capitales, al calor de preocupantes cifras sobre el rumbo de la economía internacional.

Aunque países como España apenas han empezado a recuperarse del impacto de la Gran Recesión, cada vez hay más voces pesimistas que advierten de una recaída que podría sumir a los mercados internacionales en una nueva espiral bajista.

De momento, la evolución de las Bolsas internacionales en los primeros compases de 2016 arroja una tendencia preocupante, con un descenso del 18% frente al pico alcanzado durante el verano del pasado ejercicio 2015:

¿Estamos ante una nueva crisis global? A continuación exponemos las razones que esgrimen las fuentes consultadas por Libre Mercado sobre esta cuestión.

Enfriamiento generalizado del crecimiento

Un segundo factor para la desazón de los inversores es la caída del crecimiento mundial. Si hace apenas un lustro la economía avanzaba a un ritmo comprendido entre el 4% y el 5%, ahora nos movemos en datos que van del 2,5% al 3,5%.

Si las proyecciones que se venían barajando ya reflejaban una desaceleración del crecimiento mundial, el enfriamiento que está experimentando China no ha hecho sino reforzar la tesis de una corrección del PIB. En este sentido, cabe la pena subrayar que el gigante asiático viene de registrar su menor tasa de crecimiento en 25 años.

No obstante, China no está sola en este enfriamiento.De hecho, buena parte de las economías emergentes está experimentando duros ajustes en sus tasas de crecimiento. Un buen ejemplo lo tenemos en Brasil, que ha pasado de héroe a villano de los mercados en los dos últimos años.

Pero la tormenta perfecta podría desatarse si también se cumplen los miedos de algunos analistas a una caída de la actividad en EEUU. De momento, lo que está claro es que la Bolsa del país norteamericano no ha salido indemne de las fuertes pérdidas que se han registrado en otros selectivos internacionales.

Guerra (fría) de divisas e incertidumbre monetaria

Aunque los bancos centrales no se han enzarzado en una guerra abierta de divisas, sí cabe hablar de un enfrentamiento frío en este campo. Expertos como Jim Rickards llevan años advirtiendo de las consecuencias que tiene este tipo de pugnas, pero las políticas no convencionales de los bancos centrales no parecen detenerse.

Sobre la mesa, cuestiones como la apreciación del dólar frente al euro o las dudas sobre el yen, pero también los altibajos que está sufriendo el rublo, que viene de registrar un monumental bajón frente a la moneda estadounidense.

Pero la incertidumbre monetaria también actúa de manera directa contra las expectativas del mercado en otros campos. Un buen ejemplo lo tenemos en la deuda pública: no son pocos los países desarrollados que están colocando bonos del Tesoro a tipos de interés negativos, pero un cambio en las condiciones fijadas por los bancos centrales puede "pinchar" esa "burbuja" y volver a alentar dudas sobre la solvencia de los Estados más endeudados.

El petróleo ¿a 10 dólares el barril?

El barril de petróleo está cotizando por debajo de los 30 dólares, pero este importante ajuste frente a los niveles observados hace apenas unos años podría ser solamente el comienzo. Ya hay, de hecho, quienes hablan de precios aún más bajos: Nicole Friedman, del Wall Street Journal, ha retomado la hipótesis de los 10 dólares por barril, una teoría que comparten otros medios y analistas.

Hay incluso quienes van más allá y señalan que algunas explotaciones incapaces de adaptarse al nuevo marco de petróleo barato están liquidando sus existencias con precios negativos de -0,5 dólares el barril. Un cuadro tan desconcertante genera nerviosismo en los mercados, sobre todo por la importancia del crudo en el modelo exportador de numerosas economías emergentes.

Dudas sobre el comercio

En primer lugar, es importante señalar que la evolución del comercio que reflejan algunos indicadores apunta un sesgo a la baja. Es el caso del Baltic Dry Index, que mide el envío de mercancías negociado en las distintas rutas marítimas del mundo.

De acuerdo con este indicador adelantado, el comercio va a experimentar un año muy difícil como consecuencia de la caída de la demanda global. De hecho, el Baltic Dry Index ha tocado fondo en las últimas fechas, sugiriendo un cambio a peor.

Analistas como Tim Worstall, colaborador de la revista Forbes, advierten que el pesimismo que ha despertado la evolución del Baltic Dry Index no está justificado. Según su interpretación, "el ritmo de crecimiento del comercio global no está a la altura de la oferta de buques de carga, lo que genera desajustes en los precios y exagera la evolución del comercio mundial".

No obstante, las voces más agoreras sobre este asunto argumentan que otros indicadores adelantados reflejan también la evolución a peor del comercio mundial. Es el caso de la Encuesta de Conexión Global del banco HSBC: según dicho indicador, el porcentaje de encuestados que cree que el comercio subirá en los próximos seis meses ha bajado once puntos porcentuales en comparación con los datos que se barajaban en la primera mitad de 2015.

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