La intensa campaña para que las empresas multinacionales paguen más impuestos al fisco ha empezado a dar frutos en Reino Unido. Tras años de desencuentros, Google ha firmado la paz con el fisco británico a cambio de una suma millonaria.
La tecnológica estadounidense ha accedido a pagar 172 millones de euros (130 millones de libras esterlinas) bajo el planteamiento de que adeudaba una deuda tributaria por dicho monto. La cifra engloba el periodo comprendido entre los años 2005 y 2015.
Así, si repartimos los 172 millones de euros que va a pagar Google al fisco entre los once años a los que se refiere el acuerdo nos encontramos con un pago "extra" equivalente a 16 millones de euros por ejercicio.
Si comparamos esta cifra con los 30 millones que venía pagando la compañía tecnológica al fisco, hablamos de un encarecimiento fiscal cercano al 50%, hasta superar el umbral de los 45 millones de euros anuales.
Evidentemente, estamos ante un claro encarecimiento de los gastos fiscales de la empresa estadounidense. Sin embargo, si comparamos el nuevo monto anual que pagará la compañía (algo más de 45 millones de euros) con los ingresos que consigue cada año en Reino Unido (alrededor de 5.000 millones de euros), resulta evidente que la factura tributaria que soporta Google sigue siendo bastante reducida.
¿A qué se debe este reducido nivel de pagos a Hacienda? En esencia, a la eficiente planificación fiscal de la compañía, que canaliza importantes niveles de su negocio británico y europeo hacia jurisdicciones con reglas tributarias muy favorables.
Preguntado sobre estas prácticas, el Consejero Delegado de la compañía, Eric Schmidt, ha declarado estar "orgulloso" de la estrategia diseñada por sus asesores para pagar menos impuestos. Según afirmó, "en Google hemos establecido un plan fiscal basándonos en los incentivos para operar que ofrecen los distintos gobiernos. Se llama capitalismo y en Google estamos orgullosos, que a nadie le quepa ninguna duda".