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Gonzalo Melián

Giancarlo Ibargüen, caballero andante de la libertad

Era un visionario, un extraordinario empresario educativo y un estudioso de la libertad.

Era un visionario, un extraordinario empresario educativo y un estudioso de la libertad.
Página de Facebook de Ibargüen

En mayo de 2008 conocí a Giancarlo Ibargüen Segovia, una de las personas que más me ha influido. Recuerdo la emoción que sentí cuando me dijeron: hoy llega a Madrid el rector de la Universidad Francisco Marroquín (UFM). Fue en la puerta de la hoy sede del Centro de Estudios Superiores Online de Madrid Manuel Ayau donde me encontré con él por primera vez. Su simple presencia me impactó, esperaba a un rector vestido de traje y corbata y me encontré con un ser humano maravilloso y llano que vestía un polo y unos vaqueros. Desde la Calle del Ángel fuimos charlando hasta la Plaza Mayor sobre una de nuestras pasiones, la libertad. Me bastaron esos pocos metros para llamar a mi padre y decirle: papá, hoy he conocido a una persona increíble, una de esas personas únicas por las que uno se siente muy afortunado cuando se las encuentra en la vida. Sin embargo, mi alegría se vio truncada al conocer, escasas horas después, que se le había diagnosticado hacía unos pocos meses la cruel esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad que se lo acaba de lllevar, tras varios años de lucha ejemplar.

Giancarlo Ibárgüen fue rector de la UFM de 2003 a 2013, su secretario general entre 1995 y 2003 y miembro de su Consejo de Administración desde 1992. Socio fundador y miembro del Consejo de Administración del Centro de Estudios Superiores de Madrid Manuel Ayau, miembro de la prestigiosa Mont Pelerin Society, de la que fue secretario general, y del Centro de Estudios Económicos Sociales (CEES), fue presidente de la Association of Private Enterprise Education de 2006 a 2007 (y vicepresidente de 2005 a 2006) y miembro fundador de la Asociación por el Poder Local (Apolo). También fue miembro de la Junta Directiva de la Philadelphia Society, del Consejo de Liberty Fund de Indianápolis y de la Junta de Asesores de Aiesec. Además, fue asesor del programa Partners de Microsoft Corporation de 2006 a 2008. Fundador y editor de la revista Intuición, estuvo en el Consejo Editorial de Gerencia Magazine entre 1992 y 1994 y perteneció al Consejo Consultivo de la Society for Philosophical Inquiry, al Consejo de la Asociación de Gerentes de Guatemala y a la Society for Philosophical Inquiry. Sus trabajos fueron publicados en publicaciones como la Telecommunications Policy, Siglo Veintiuno y The Wall Street Journal. A todo esto hay que añadir que era licenciado en Ingeniería Electrónica con honores por la Universidad A & M de Texas (1985) y que fue el artífice de la reforma de las telecomunicaciones de Guatemala, que ha llevado a que su país tenga hoy la red más extensa y barata de toda Latinoamérica.

Giancarlo era un visionario, un extraordinario empresario educativo y un estudioso de la libertad en todos sus campos. Llevó a cabo de forma magistral la misión de la enseñanza y la reflexión de los principios éticos, económicos y jurídicos que hacen posible una sociedad de personas libres y responsables durante su rectorado en la UFM. Durante esta etapa dirigiendo la Casa de la Libertad, como es comúnmente conocida la UFM, no sólo consiguió grandes logros y avanzar de forma importante con su objetivo, sino que gracias a él pasaron por ella un importante número de premios Nobel, además de académicos de primer nivel de todas las partes del mundo e importantes empresarios.

Le apasionaban el diálogo socrático y la lectura, a la que consideraba indispensable. Don Quijote de la Mancha era una de sus obras preferidas y, tal como recuerda en su obituario la UFM,

entre quienes lo valoraban y le tenían cariño y respeto, Giancarlo Ibárgüen era conocido como don Quijote, por su carácter de caballero y su compromiso con la libertad, con la búsqueda de la verdad y con la justicia.

Realmente era un auténtico erudito y caballero andante de la libertad. Hasta hace pocos días era rara la semana en que no recibíamos, los agraciados que contábamos con su amistad, multitud de sugerencias de lecturas de libros o artículos, que leímos entusiasmados para luego poder comentarlos con él.

Creía en el ser humano. A todos nos decía:

¿Cómo acertar? Aférrense siempre a la libertad y todo lo demás se les dará por añadidura. No capitulen, tengan fe en lo que han aprendido y en lo que les falta por aprender. Tengan fe en el hombre, aunque lo vean tambalearse, aunque lo vean caer, aunque lo vean fallar. ¡Tengan fe en el hombre!

A los estudiantes, además de trasmitirles que había que vivir cada día como si fuera el último, tal como expresó en su maravilloso discurso a los graduados del Colegio Americano de Guatemala, solía decirles:

Que nadie les robe la pasión por lo que hacen, ni mucho menos por la vida misma. Caminen siempre con dignidad y con la frente en alto, sabiendo que viven una vida coherente con sus principios y sus valores morales. Que nadie les impida construir un mundo mejor.

Recibió numerosos premios y reconocimientos, como el Leonard E. Read de la Foundation for Ecomomic Education, el Guardian of Freedom Award del Acton Institute, el Manuel F. Ayau; el que lleva su nombre del Hispanic Center for Economic Research o el Juan de Mariana, a una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad, del propio Instituto Juan de Mariana. Todos estos premios ganaron un prestigio inconmensurable al contar entre sus galardonados con Giancarlo Ibargüen. Sus palabras al recoger estas distinciones siempre fueron sabias. Pero si tuviera que destacar uno de sus discursos sería el que dio ante más de 300 personas en el Casino de Madrid al recoger el Juan de Mariana. Probablemente nunca se habían escuchado en España unas palabras tan brillantes sobre la importancia y el futuro de la educación.

En la entrevista que le hizo Libertad Digital 2008 expuso que, para promover las ideas de la libertad, había que promover ciudades libres por todo el mundo.

Las ciudades existen porque los humanos necesitamos de los demás, tenemos que intercambiar, tenemos que especializarnos para hacernos más productivos. La pregunta es por qué no surgen más ejemplos como el ejemplo por excelencia de progreso económico en el siglo XX, es decir, Hong Kong.

Por esta razón, uno de los proyectos que más le entusiasmaron en sus últimos años fue el de la promoción de las ciudades libres a través del Free Cities Institute, que luego se convertiría en el Startup Cities Institute.

Otro proyecto que le apasionó y al que le dedicó tiempo y esfuerzo fue el Centro de Estudios Superiores Online de Madrid Manuel Ayau (OMMA). Consideraba que esta nueva institución, basada en programas únicos y originales y con nuevas metodologías de enseñanza, y que algún día se convertirá en la Universidad Online de Madrid Manuel Ayau, tenía una gran importancia para el futuro de la libertad no sólo en España, también en Latinoamérica.

No sólo era un hombre coherente, humilde y entusiasta, también era un hijo, esposo, padre, abuelo y hermano maravilloso. Cada vez que visitaba su casa, lugar en el que siempre me sentí como un miembro más de la familia, pude apreciar el profundo amor que su madre –Lillian–, su increíble esposa –Isabel–, sus fantásticos hijos –Sebastián, Tito y Sofía– y sus hermanos le profesaban, y él por supuesto les correspondía. Una de sus últimas grandes alegrías fue conocer a su nieto Santiago, con el que se le iluminaban los ojos.

Querido amigo, querido maestro, querido Giancarlo: no tengo palabras para agradecerte todo lo que me enseñaste y lo que hiciste por ayudarme. Voy a echarte mucho de menos, así como tus charlas, sabios consejos, increíbles ideas y, sobre todo, tu capacidad para transmitir entusiasmo y ganas de vivir.

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