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Javier Fernández-Lasquetty

El Estado nos cuidará

Si la pensión no es el resultado del ahorro, estará siempre en peligro. Y si se financia con impuestos estará en las manos menos fiables del Estado.

Si la pensión no es el resultado del ahorro, estará siempre en peligro. Y si se financia con impuestos estará en las manos menos fiables del Estado.
Jubilados | Archivo

Unidos Podemos, el pacto de los comunistas con los leninistas, anuncia entre sus medidas de gobierno una serie de modificaciones en el sistema de pensiones que, de aplicarse, adelantará a un plazo muy breve la quiebra del inviable sistema público de pensiones que existe en España. Anuncian que progresivamente las pensiones dejarían de ser pagadas con el ahorro de los cotizantes, para financiarse pura y simplemente con impuestos.

Evolucionar hacia un sistema de pensiones públicas pagadas con impuestos significaría una transformación muy profunda de la sociedad española, y es algo que no debe pasar sin un debate en el que se diga alto y claro lo que esto supondría. Podemos lo está proponiendo ya, con carácter general, para todas las pensiones, pero PP y PSOE ya han empezado a contemplarlo como posibilidad, siquiera sea para las pensiones de viudedad y orfandad, las cuales representan nada menos que un 2,5% del PIB. De Ciudadanos, por su parte, nada se sabe de lo que haría con las pensiones en el caso de gobernar, más allá de unos buenos deseos perfectamente carentes de contenido.

Desligar las pensiones del ahorro personal de cada trabajador es dar un golpe mortal al propio concepto de ahorro. Ya es bastante nocivo el actual sistema de reparto que existe en España, que financia las pensiones con las cotizaciones del presente, y no con la capitalización de las aportaciones que cada ahorrador ha hecho a lo largo de su vida. Pero al menos sigue quedando un vínculo entre ahorro y pensión. Cuando se rompa por completo ese vínculo, y las pensiones se paguen con impuestos, además de un salto al vacío desde el punto de vista económico, se habrá dado un reprochable deslizamiento moral. En síntesis, se le estará diciendo a las personas: ya no hace falta que ahorres para la vejez, porque el Estado te cuidará.

El Estado nunca cuida nada mejor de lo que lo hacen las personas, guiadas cada una por su propio deseo de vivir mejor. Nuestro actual sistema de pensiones va por muy mal camino, porque las pensiones contributivas suben desde el año 2000 al doble de ritmo que las cotizaciones, como publicaba hace poco Libertad Digital en uno de los excelentes análisis que hace Domingo Soriano. Hace ya años el Instituto Juan de Mariana mostró los diferentes resultados que hubiera tenido una alternativa de libre mercado.

Ninguna reforma en profundidad se ha hecho, a diferencia de países como Suecia. Milton Friedman decía en Capitalismo y Libertad que "en los programas de seguridad social la tiranía del status quo está empezando a desplegar todos sus trucos de magia". 54 años después de que escribiera esa frase vemos hasta qué punto tenía razón.

Los actuales pensionistas, y los que están a punto de llegar a esa edad, es lógico que vean garantizada la continuidad del actual sistema y de sus pensiones. Pero los que aún no hemos llegado a esa edad deberíamos darnos cuenta de que no hay nada de mágico en el pago de las pensiones: si la pensión no es el resultado del ahorro personal, estará siempre en peligro. Y si se financia con impuestos estará en las manos menos fiables y menos cuidadosas: las del Estado.

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