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En el corazón del barrio de los diamantes de Amberes

En apariencia un barrio austero y de clase media, en sus calles se concentra el mayor tráfico y negocio del sector del diamante.

Amberes es la segunda ciudad mas importante de Bélgica después de Bruselas. Una urbe moderna que se sitúa en la rivera del río Escalda y es conocida por varios motivos entre los que destacan su gran puerto, uno de los más importantes del mundo, o el asentado sector de la moda, pero sobre todo porque es uno de los centros del diamante más importantes del planeta, principal punto de talla, compra y venta de Europa y cuya importancia ha jugado un papel relevante en la industria desde el siglo XV. Una historia única en el viejo continente, en la que perdura una centenaria simbiosis entre la ciudad de Amberes y los diamantes.

Desde hace cinco siglos que en esta ciudad se tallan los diamantes que llegan principalmente en estado bruto desde las minas africanas, entre otras. En el pasado el negocio estaba exclusivamente en manos de los judíos. Hoy, aunque participan de forma muy activa en esta actividad, son muchas empresas las que se dedican a la compraventa de estos tesoros.

El barrio de los diamantes en Amberes está situado al lado de la renovada Estación Central, para muchos la catedral de las estaciones, situada muy cerca de una de las calles más concurridas de la ciudad flamenca, el bulevar De Keyserlei, a pocos minutos del centro. En esta pequeña y valiosa comunidad hay cuatro calles, Pelikaanstraat, Schupstraat, Hoveniersstraat y Rijfstraat que son el corazón mismo del sector del diamante, es el denominado Antwerp World Diamond Center (centro mundial de diamantes de Amberes). Cuatro calles sin tráfico de vehículos a las que sólo se puede acceder caminando, protegidas permanentemente por una patrulla de militares belgas y con un elevado número de cámaras de seguridad.

Actualmente la ciudad belga cuenta con una de las comunidades judías más grandes del mundo fuera de Israel, con unos 20.000 judíos, de los 30,000 que viven en todo el país y fueron ellos los que iniciaron el negocio de los diamantes en Amberes. La presencia judía en la zona es muy notable como evidencia una sinagoga situada en medio de una de sus calles principales, en la que se puede ver sobre su fachada un placa recordando el fatídico atentado terrorista del año 1981 donde murieron 3 personas. Al continuar con el paseo no es difícil cruzarse con judíos caminando a toda prisa o montados en bicicleta, con largos tirabuzones, kipás o ropas negras.

En una primera vista general del barrio no da la impresión de ser un paraíso de los diamantes global y en los que en sus establecimientos y oficinas pasan al día aproximadamente 220 ​​millones de dólares en diamantes, según el AWDC, el organismo responsable del sector del diamante en Amberes. Las cifras son abrumadoras: según el AWDC el sector del diamante engloba a 1.700 empresas individuales, que representan 6.600 puestos de trabajo directos y 26.000 empleos indirectos. 70 nacionalidades trabajan juntos todos los días en este centro mundial del diamante. Como curiosidad fue en este centro donde en 2003 una banda de atracadores italianos realizó uno de los robos más sonados de la historia con un botín de 100 millones de euros.

Según los datos del 2015 que publica la Oficina de Diamantes de la ciudad se recalca la notable importancia del sector: el 84 % de todos los diamantes en bruto y el 50 % de todos los diamantes pulidos del planeta salen de Amberes.

El diamante es la sustancia más dura de la Tierra y solo puede ser cortado por otro diamante, es una de las características de esta gema y son varios los laboratorios que certifican si calidad, su peso (en quilates), la forma de su talla, el color y una larga lista de atributos de los diamantes, como el IGI y el europeo HRD Antwerp o el estadounidense GIA.

Sin salir de la ciudad, es posible empaparse de conocimiento de este valioso y fructífero sector en dos lugares: el pabellón de los diamantes (Diamond Pavillion) situado al lado del museo MAS y la muestra de Diamondland, donde, además de ver cómo talladores profesionales trabajan esta piedra preciosa, se pueden adquirir joyas a precios no tan prohibitivos como fuera de Amberes. El antiguo Museo del Diamante está actualmente cerrado, ya que durante 2017 se abrirá uno nuevo en otro lugar de la ciudad.

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