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EDITORIAL

Podemos, un programa para salir del euro

El catálogo al más puro estilo Ikea que ha presentado Podemos para tratar de envolver en un formato atractivo su anticuado programa electoral ha logrado desviar la atención de lo único que realmente importa. A saber, su ruinoso contenido y las nefastas consecuencias que supondría su aplicación para el conjunto de los españoles. Las medidas económicas que propone Podemos no son nuevas, ya que han sido presentadas de una u otra forma por el partido morado a lo largo de los dos últimos años, pero pocos parecen advertir el verdadero resultado que supondría su puesta en marcha.

La mayoría de políticos y analistas se centran en señalar que se trata de un plan irrealizable, lleno de promesas disparatadas que nunca se podrían llegar a aplicar en el mundo real al chocar abiertamente con las normas y condiciones que imponen las autoridades comunitarias, tal y como ha demostrado la fracasada experiencia de Alexis Tsipras en Grecia. Sin embargo, estos críticos olvidan que Podemos, al igual que IU, comparten su rechazo a la UE y al euro. Pablo Iglesias y los suyos son antieuropeístas por entender que la actual UE representa los intereses del "malvado mercado" y, por tanto, también rechazan el férreo corsé presupuestario y económico que impone el euro a las ideas despilfarradoras y bolivarianas que tanto venera el partido morado. Cosa distinta es que ahora que están en primera línea de la política nacional se cuiden mucho de enseñar su verdadero rostro, pues eso de salir de la UE y del euro no sería bien recibido por la inmensa mayoría de los votantes.

Disparar el gasto en un total de 100.000 millones de euros a lo largo de la legislatura, aplicar históricas subidas de impuestos a todos los contribuyentes, abogar por la nacionalización de empresas, servicios y "sectores estratégicos", derogar las escasas reformas estructurales aprobadas en los últimos años o instaurar un nuevo sistema de banca pública a pesar del fiasco de las cajas, entre otras muchas medidas, no sólo hundiría hasta límites insospechados la economía nacional, sino que vulneraría todos y cada uno de los compromisos acordados con el resto de socios comunitarios.

Tal y como admitieron los dirigentes de Podemos durante la presentación de su programa, es cierto que este plan chocaría de bruces con la negativa de Bruselas, pero como el BCE seguiría -según ellos- comprando deuda española, no habría problema alguno a la hora de financiar éste y otros dislates. Craso error. El Gobierno de Podemos repetiría paso por paso la trágica senda protagonizada por sus camaradas de Syriza en Grecia, solo que, a diferencia de los helenos, la experiencia de España sería mucho peor. El órdago que le lanzaría Iglesias a la Comisión Europea no es sostenible por una simple razón: España no es rescatable. El tamaño de la economía española multiplica por cinco la griega. Es decir, no habría posibilidad de rescate europeo.

Con un gobierno dispuesto a incumplir los principios básicos de la UE y de la moneda única, se activaría una colosal fuga de depósitos y capitales que el BCE, simplemente, no podría frenar sin poner en riesgo su propia solvencia. Como consecuencia, la deuda pública española dejaría de estar garantizada por el paraguas comunitario, desatando con ello una virulenta crisis financiera que, en caso de no ser atenuada mediante la renuncia de Podemos a su programa -como al final hizo Tsipras-, acabaría desembocando en la salida del euro y de la UE.

La diferencia fundamental entre Syriza y Unidos Podemos es que los primeros nunca pretendieron abandonar la moneda única, sino conseguir un cheque en blanco por parte de Alemania para seguir gastando a placer sin austeridad de ningún tipo blandiendo como farol la salida del euro; los segundos, sin embargo, sí desean y persiguen dicha salida. Así lo manifestó IU hace escasas semanas con una moción expresa en la que rechazaba la UE y el euro, al igual que lo manifestó Podemos apoyando una moción similar en el Parlamento europeo hace algunos meses atrás. Pero la prueba inequívoca de dicho plan es que el propio Iglesias y su cúpula defendían abiertamente abandonar Europa y su fuerte moneda antes de entrar en política. Para regocijo de Mariano Rajoy, Podemos cuenta ahora con opciones de llevar a cabo tal tropelía en caso de fructificar el sorpasso. España no sólo se está jugando la estabilidad de su democracia y de su economía, sino su pertenencia o no a la UE y al euro.

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