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José T. Raga

El 'Spexit'

¿Pueden las medidas contra nuestro déficit y contra nuestra deuda, o las ideas de un Gobierno populista, determinar nuestra salida de la UE y el euro?

Vivir en una nube es lo peor puede ocurrirle a cualquier mortal, sobre todo porque el final llega siempre por sorpresa, aunque lo que es sorpresa para la nube estaba cantado, hasta con reiteración, por los observadores de los acontecimientos cotidianos; excluidos, naturalmente, los simplemente aduladores, cuya misión es asegurar a su principal que el final no llegará nunca.

Como sujeto de a pie, me quedo perplejo al contemplar cómo se juega el esférico –vaya por delante que no sé una palabra de ese deporte que vacía calles y establecimientos, cuando se juega no importa dónde– en este nuestro querido país, cuando surge cualquier tema de importancia para la vida de la nación y de los españoles.

Diríamos, y no sé si digo bien, que aquellos que deberían apresurarse a buscar soluciones, en función de su responsabilidad para con todos los ciudadanos, se limitan a echar balones fuera, como si nada pasase. Más grave aún es cuando aseguran que están ganando tiempo, sin tener en cuenta que si hay algún exponente de la escasez de recursos, tan pregonada en el mundo económico, éste es el tiempo.

Dada esa escasez, lo que realmente se hace, contra lo que se dice, es perder tiempo, pues el tiempo pasado nunca más volverá a ofrecernos la oportunidad de aprovecharlo; es perdido para siempre. El cómo ocurre es bien notorio y, por desgracia, se practica con frecuencia más de la tolerable.

¿De qué hablaban y a qué se comprometían –con voluntad de cumplir el compromiso– los cuatro líderes en aquel formato del debate a cuatro? ¿Era lo que importaba a España? ¿Cuántos balones fuera se echaron durante el espacio televisivo? ¿Estamos los españoles seguros de cómo gobernaría cada uno de los cuatro líderes que nos tuvieron pendientes del espectáculo?

Vivimos todos muy compungidos, preocupados, nerviosos... ante la simple posibilidad del Brexit, responsabilizándole de todos los males económicos del planeta, cuando estamos ante una decisión soberana basada en la libertad de sus ciudadanos. Sin embargo, para cuándo dejamos la posibilidad del Spexit (Spain Exit). ¿Es otro balón fuera hablar del Reino Unido para no hacerlo de España?

Alguno de los cuatro del debate no quiso recordar, cuando alguien hizo referencia a ello, que su proyecto político era nuestra salida de la Unión Europea y el abandono de la moneda única –el euro–. Su programa, además, no era una ocurrencia extravagante, porque no puede serlo cuando su círculo de amigos también piensa igual. Aquel proyecto para España de abandono de Europa no era otro que el de Varoufakis para Grecia, quien sigue manteniéndose en sus trece, aunque, gracias al engaño de Tsipras en sus promesas, el país heleno sigue en la Unión Europea.

¿Pueden las medidas contra nuestro déficit y contra nuestra deuda, o las ideas revolucionarias de un Gobierno populista, determinar la salida de España de la Unión y del euro? Mi ignorancia me ofrece mayor tranquilidad ante el Brexit que ante el Spexit.

¡Ojalá sea una pesadilla!

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