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Cuando hacer bien las cosas tiene premio: la RSC y la atracción de talento

La colaboración entre empresas y entidades sociales es más importante cada día. Los expertos coinciden en su impacto positivo en los resultados.

La colaboración entre empresas y entidades sociales es más importante cada día. Los expertos coinciden en su impacto positivo en los resultados.
Imagen de uno de los participantes en el proyecto de la Fundación Theodora, que ayuda a niños con discapacidad. | Santander

"Al bien hacer jamás le falta premio". La cita es de Cervantes, pero no del Quijote, sino de El rufián dichoso, una de sus obras menos conocidas. Quizás haya quien piense, de forma algo cínica, que es más bonita que aplicable al mundo real. Y menos aún en lo que tiene que ver con la empresa. O por decir mejor, que el "bien" de una empresa debe ceñirse únicamente a ofrecer buenos servicios a sus clientes y oportunidades laborales a sus empleados. Oiga, y no está mal, porque ya sólo con esto es bastante.

Sin embargo, hace mucho tiempo que conceptos como Responsabilidad Social Corporativa (RSC) entraron en el vocabulario de las juntas directivas y los consejos de administración. Quizás al principio, un poco a regañadientes. Ya hay muchas cosas de las que tratar en el día a día como para además pensar en estos temas, que parecen ajenos al negocio…. pero cuidado, sólo lo parecen.

Hace años que en los países anglosajones todas las grandes empresas se percataron de que la RSC no es sólo una cuestión de marketing o una pegatina para entretener a los periodistas en la presentación de resultados. Hacer las cosas bien tiene premio y se nota en la cuenta de pérdidas y ganancias. No es casualidad que algunas de las empresas más exitosas de las últimas décadas también estén entre las que más recursos y esfuerzos dedican a la integración en la sociedad. Y tampoco es fruto del azar que éste sea uno de los temas más presentes en las conversaciones sobre el futuro de las compañías.

Miren si no las publicaciones especializadas, sobre todo en la prensa anglosajona. La RSC no es que sea un complemento, es que empieza a verse como parte del core del negocio. En lo que tiene que ver con la atracción del talento, uno de los principales objetivos de cualquier empresa en este siglo XXI de cambios disruptivos, innovaciones tecnológicas y nuevos productos.

Por ejemplo, aquí en Forbes, una de las publicaciones clave del mundo empresarial norteamericano, podemos encontrar los resultados de una encuesta sobre calidad de vida y empleo. La tercera respuesta más citada entre los profesionales norteamericanos a la pregunta de "¿Qué contribuye a mi felicidad?" es "Un trabajo en el que sienta que lo que hago tiene impacto en los demás". Incluso cuando les preguntan si estarían dispuestos a un recorte salarial, el 38% dice que sí a cambio de trabajar en una compañía que valore la RSC, un 45% lo aceptaría si su empresa tiene un "impacto social" y hasta un 58% se lo pensaría a cambio de trabajar en una compañía con la que "comparta valores". El ¡96%! de los encuestados aseguraron que saber que su empleo contribuye a una buena causa mejora su rendimiento.

Euros de tu nómina

Banco Santander ha puesto en marcha una iniciativa llamativa. Se llama "Euros de tu nómina" y busca involucrar a sus empleados en los proyectos sociales que apoya el grupo. Va ya por la octava edición y este año ha conseguido más de 436.000 euros (la mitad de esta cantidad la ponen los empleados con su salario y la otra mitad, el propio banco). Este dinero irá destinado a 11 proyectos diferentes. O lo que es lo mismo: casi 40.000 euros para cada una de estas entidades.

La clave en este caso es la participación de los propios trabajadores. Ya no son sólo espectadores pasivos que se suman a las propuestas de la compañía. En este caso, son ellos mismos los que proponen los proyectos y los que votan a los ganadores.

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Foto de familia de los ganadores de la edición de este año de "Euros de tu nómina".

¿Y quiénes son esos ganadores? Pues once entidades de muy diversos ámbitos, pero todas ellas con un elemento en común: ayudar a los colectivos más vulnerables a progresar.

  • Dianova: "Educación contra la violencia infantil" es un programa de intervención psicológica en menores, de 6 a 12 años fundamentalmente, que han sido testigos o víctimas de violencia de género en sus familias.
  • Educo: El programa "Becas Comedor España" cubre la necesidad de niños y niñas, que aún necesitándolo, se han quedado sin una beca comedor de la Administración Pública. Estas becas se adaptan a la necesidad real de cada familia.
  • Solidarios para el desarrollo: El programa "Ningún mayor en soledad" combate la soledad, la exclusión y el aislamiento social que padecen muchos de nuestros mayores.
  • Fundación Síndrome de Down: El programa "Construyendo futuro juntos" busca facilitar a las personas con síndrome de Down o con una discapacidad intelectual, el poder, por un lado, adquirir las habilidades necesarias para vivir de manera autónoma (realizando las tareas domésticas, la economía diaria, etc.) y por el otro, que puedan tener una experiencia real emancipándose del hogar y viviendo al menos un año en un piso de la sede.
  • Fundación Aladina: La labor del proyecto "Cuidados paliativos para niños con cáncer" es la de hacer posible la atención a domicilio de niños enfermos, así como la posibilidad de que muchas familias puedan recibir la ayuda que necesitan en momentos de gran sufrimiento.
  • Niños con cáncer: El "Programa de atención integral a menores y supervivientes de cáncer" pretende reunir en torno a 50 adolescentes de 13 a 18 años de todo el territorio nacional para realizar una convivencia durante 10 días, en la que pueden exponer y compartir sus necesidades sociales y psicológicas. Además, con este premio, el grupo de "Supervivientes" para mayores de 18 años podrá cubrir sus reuniones y actividades comunes.
  • Fundación Theodora: El programa "Capaces de sonreír" consiste en el desarrollo de un proyecto piloto en España que existe ya desde 1998 en Suiza. Un programa que trabaja conjuntamente con los niños discapacitados, con sus familias y con la Fundación Bobath, entre otras; con el objetivo de mejorar el desarrollo sensorial del niño contribuyendo a una mayor calidad de vida.
  • Atades: La "Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual en Aragón" realiza labores de acompañamiento a víctimas de posibles abusos, violencia o situaciones de abandono o desarraigo.
  • Fundación África Directo: El proyecto "Equipamiento de la unidad de neonatología del Hospital Saint Joseph (Camerún)" aporta una mejora en la calidad de vida de los pacientes de una zona rural de la selva de Camerún, pues permite crear una unidad de neonatos y una habitación de cuidados intensivos.
  • Naya Nagar: El proyecto "Ciudad de los Niños" es un proyecto educativo y sociosanitario para niños y niñas trabajadores de las fábricas de ladrillos de Passor, Haryana, India. 150 niños podrán recibir educación en la escuela durante 9 meses como alternativa a trabajar con sus padres haciendo ladrillos.
  • Aleph-Tea: "Saicon" es un servicio de atención temprana dirigido a niños con autismo. Niños que tienen dificultades en la comunicación, en la interacción social, y conductas repetitivas e intereses restringidos.

Ida y vuelta

Lo mejor de todo es que la colaboración entre empresas y entidades sociales no marcha sólo en una dirección. Es cierto que las compañías aportan fondos o su ayuda en forma de patrocinio, pero no lo es menos que también reciben un retorno de aquellas. Como explica este artículo en The Economist, aunque al principio las ONG puedan parecer "irritantes", al final su participación redunda en beneficios para la compañía. Es un viaje de ida y vuelta en el que todos ganan.

Para empezar, la asociación con estas organizaciones ayuda a mejorar la imagen de marca de las empresas, una inquietud de cualquier compañía en el siglo XXI. Tener un buen producto ya no es suficiente, hay que conectar con el consumidor. Además, estas ONG pueden ser la puerta de entrada a mercados que antes no se valoraban. En el sector financiero, por ejemplo, los microcréditos comenzaron siendo un proyecto solidario y se han convertido en una rama más del negocio, apoyando a pequeñas empresas que crecen cada año y se convierten con el tiempo en una oportunidad interesante. Y la obsesión con el consumo responsable o las emisiones, aunque parezca molesta al comienzo, acaba generando ahorros en la mayoría de las compañías que la persiguen.

Todo eso por no hablar de la posibilidad de atraer talento joven, asociando una marca a unos valores. Como apuntábamos anteriormente, los titulados universitarios más demandados también están entre los que declaran que es importante para ellos compartir los valores de la empresa en la que trabajan. ¿RSC? Sí, es una obligación moral. Pero también, cada vez más, y afortunadamente, es un requisito imprescindible del negocio.

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