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La realidad de los emigrantes españoles: mucha demagogia e hipocresía

El número de emigrantes españoles es muy inferior al que se suele difundir y los que salen encuentran trabajo en países mucho más libres.

El número de emigrantes españoles es muy inferior al que se suele difundir y los que salen encuentran trabajo en países mucho más libres.
El número de emigrantes españoles es muy inferior al que se suele difundir | Corbis

Desde la explosión de la crisis económica en 2008, los flujos migratorios desde España hacia otros países se han disparado. La profundidad de la crisis económica española hace que los residentes en España tengan que buscar oportunidades laborales en otros países. Así vemos cómo, efectivamente, desde 2006/07 las salidas de residentes en España se dispara incluso antes que la tasa de desempleo. En concreto, se pasa de menos de 26.000 migraciones al año en 2003 a más de 453.000 en 2013.

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Instituto Nacional de Estadística de España. Eurostat.

El número de personas que abandona el país se ha duplicado desde 2007, momento en que la tasa de desempleo empieza a dispararse. La causa principal de las grandes migraciones la podemos colocar en el disfuncional mercado de trabajo. La tasa de desempleo es más del doble de la tasa de la eurozona y más del cuádruple de la norteamericana.

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Eurostat

El relato más extendido acerca de este fenómeno es que estamos perdiendo a nuestros jóvenes universitarios, ya que están migrando a países en busca de oportunidades que se les niegan en suelo patrio. La realidad, sin embargo, es que la mayor parte de personas que abandonan España son los inmigrantes que llegaron en los años de bonanza económica. Los españoles son una pequeña parte del total de migrantes. Entre el 80% y 90% de las salidas de migrantes registrados desde 2006 son de ciudadanos extranjeros. Este dato demuestra, por tanto, la elevada dosis de demagogia que han empleado algunos partidos políticos y analistas sobre esta cuestión.

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Instituto Nacional de Estadística de España

Ahora bien, es cierto que las migraciones españolas casi se triplican desde 2007, por lo que, efectivamente, los españoles, ante la complicada situación dentro de su país, también están optando por buscar suerte en el extranjero. El país preferido por los migrantes españoles es, de largo, Gran Bretaña. Más del 11% de los españoles que deciden buscar suerte fuera de sus fronteras lo hacen en las islas británicas.

Si algo destaca de los países destino de los españoles son dos cosas: su mayor renta per cápita (con excepción de Ecuador) y la mayor libertad económica de la que gozan sus ciudadanos (excepto Ecuador y Francia). Al fin y al cabo, cuando uno emigra lo hace para mejorar su situación y los países con mayor libertad económica, generalmente, llevan a mejores resultados económicos.

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Instituto Nacional de Estadística de España.

El extraño caso de Ecuador, mucho más pobre y menos libre, responde a la misma razón por la que hemos dejado fuera del análisis las migraciones de extranjeros residentes en España. Parte de los inmigrantes ecuatorianos en España se nacionalizaron españoles, estalla la crisis y la primera opción de estos migrantes es volver a su país de origen.

Los españoles, principalmente, emigran a países con legislaciones laborales mucho más flexibles que la española, donde el salario mínimo es bajo o inexistente (y aun así el salario medio y mediano es muy superior), y donde la capacidad de negociación de las partes les permite contratar las cláusulas que se estimen oportunas (incluidas las de indemnización por despido o condiciones del mismo).

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Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística de España y de Heritage Foundation.

Antes de la crisis, los españoles ya emigraban a países con legislaciones laborales más flexibles, pero la tendencia se hace más acusada con el estallido de la crisis. Y es que las rígidas normas laborales expulsan a las personas, primero, del mercado de trabajo y, eventualmente, también del lugar de residencia. Las normas laborales flexibles son más inclusivas, al permitir entrar al mercado de trabajo a todo el que quiera y ayudan a evitar el drama de la migración masiva.

Un último tema a analizar es el sexo del migrante. La tendencia aquí cambia de rumbo completamente cuando llega la crisis económica. Hasta 2007, las mujeres españolas migraban en mayor proporción que los hombres. Esto pone en duda la usual creencia de que las mujeres tienen menor movilidad laboral que los hombres. Precisamente, es en época de bonanza económica cuándo se puede elegir entre quedarse en el país de nacimiento o mudarse al extranjero, y las mujeres españolas parecían más dispuestas a hacerlo que los varones. La cantidad de mujeres migrantes supera a la de hombres entre un 5% y un 10% hasta 2007.

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Instituto Nacional de Estadística de España.

Las migraciones por sexo se dan la vuelta cuando estalla la crisis en 2007. A partir de ahí, la tasa de migración tanto de hombres como de mujeres españoles aumentan significativamente. Sin embargo, aumenta más que proporcionalmente la cantidad de hombres migrantes en relación con sus equivalentes féminas. En momentos de depresión económica, la causa principal de la movilidad laboral podría pasar de ser una elección a una necesidad, en este marco parecería que las mujeres se ven menos forzadas que los hombres a abandonar su país de nacimiento por motivos laborales y económicos.

En definitiva, el ultra regulado mercado laboral español expulsa a millones de trabajadores de la posibilidad de conseguir un empleo y a cientos de miles les empuja a buscarlo en el extranjero. Este hecho evidencia la enorme hipocresía política y social que existe en torno al tema de la migración, ya que casi nadie destaca que el problema es el intervencionismo laboral que impera en España, al tiempo que los españoles que emigran, lejos de dirigirse a países aún más estatistas, encuentran trabajo gracias a la mayor flexibilidad laboral que existe en ciertas economías. Los países preferidos por los migrantes españoles son aquellos que tienen una legislación laboral mucho menos intrusiva y libre.

Si queremos evitar que la sangría migratoria continúe se hace imperativa una reforma laboral liberalizadora, es decir aquélla que nos haga parecernos a los países que reciben a los migrantes españoles.

Daniel Fernández Méndez es director de UFM Market Trends y profesor de la Universidad Francisco Marroquín. Si quiere profundizar sobre éste y otros temas económicos suscríbase a losinformes de UFM Market Trends.

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