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Las tecnologías emergentes que harán al ser humano más veloz, fuerte y resistente

El estudio se ha centrado en tres tecnologías emergentes que mejorarán la salud de las personas y sus capacidades físicas y cognitivas. 

El estudio se ha centrado en tres tecnologías emergentes que mejorarán la salud de las personas y sus capacidades físicas y cognitivas. 

Las nuevas tecnologías no solo están mejorando las habilidades empresariales, también están llegando a las habilidades humanas. La tecnología biomédica, la nanotecnología o la tecnología de la información son algunos de los campos que están creciendo a un ritmo más acelerado. Estas nuevas tecnologías, que permiten hacer frente a necesidades médicas y terapeúticas, podrían aumentar las capacidades de la mente y del cuerpo humano.

Un avance que, de momento, no está bien visto, según una encuesta realizada por Pew Research Center. Un alto porcentaje de los 4.726 estadounidenses encuestados se muestran cautelosos y preocupados ante estos avances. El estudio se ha centrado en tres tecnologías emergentes que mejorarían la salud de las personas y sus capacidades físicas y cognitivas.

Modificación genética, que reduciría el riesgo de los bebés a contraer enfermedades; implantación de un chip en el cerebro, que mejoraría la capacidad de concentración de la persona; y una transfusión de sangre modificada genéticamente, que mejoraría la velocidad, fuerza y resistencia , son las tres tecnologías a las que se refiere el estudio.

Estas tecnologías emergentes, que están ligadas a desarrollos de laboratorio, están intensificando debates en torno a sus posibles aplicaciones. ¿Qué pasaría si desapareciesen las enfermedades? ¿Y si un ser humano tuviese una fuerza digna de Superman? Éstas son las conclusiones a las que ha llegado el estudio.

  • La mayoría de los encuestados afirma estar “muy” o “algo” preocupado sobre la modificación genética (68%), la implantación de chips (69%) y la transfusión genética de sangre (63%). La preocupación supera a la emoción.
  • Los encuestados no estarían dispuestos a implantarse un chip ni a someterse a una transfusión de sangre en un 66% y 63% de los casos, respectivamente. Respecto a la modificación genética, un 48% lo aprobaría si fuesen sus hijos.
  • Un 73% cree que los chips cerebrales aumentarán la desigualdad entre ricos y pobres. Además, 7 de cada 10 prevé que estos avances estarán disponibles antes de haberse probado satisfactoriamente.

Según algunos de los encuestados, estos avances no son moralmente aceptables y afirman que los efectos negativos serán mayores que los positivos. A pesar de estos resultados, un "uso apropiado" de estas tecnologías mejoraría la visión de los encuestados.

Un 47% de los encuestados apoyaría una transfusión genética de sangre siempre y cuando la mejora en velocidad, fuerza y resistencia sea similar a las de las capacidades máximas de la persona y no mayor.

Un 51% de los adultos estadounidenses vería menos aceptable la implantación de un chip en el cerebro si los efectos fuesen permanentes y no pudiesen ser invertidos. Y en cuanto a la modificación genética de los bebés, un 49% lo considera menos aceptable si con ello se cambia la composición genética de la población en general.

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