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España sufre el mayor nivel de deuda y déficit de los dos últimos siglos

La deuda roza el 101% del PIB y el déficit supera el 5%. Con estos niveles, España siempre ha terminado quebrando o con alta inflación.

La deuda roza el 101% del PIB y el déficit supera el 5%. Con estos niveles, España siempre ha terminado quebrando o con alta inflación.

España entró en la crisis económica internacional con un problema de deuda privada, pero hoy buena parte de las preocupaciones que reflejan inversores y analistas se centra en la abultada deuda que acumula el sector público.

La deuda del conjunto de las administraciones subió en junio en 18.549 millones de euros, hasta situarse en un total de 1,107 billones de euros, por encima del umbral del 100% del PIB, registrando así un nuevo máximo histórico, según los últimos datos del Banco de España. En concreto, según las estimaciones del Ministerio de Economía, la deuda pública alcanzó en junio el 100,9% del PIB, ratio que se encuentra por encima del objetivo del Gobierno para todo el año, situado en el 99,14%, de acuerdo con el último Programa de Estabilidad.

¿Mucho o poco? En el caso de España, se trata de una cifra récord. Si se amplía la perspectiva temporal, habría que retroceder hasta principios del siglo XX para encontrar un nivel más alto. En concreto, la deuda registra hoy su punto más elevado desde 1910.

La serie histórica consultada por la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), que se inicia en 1850, sitúa el punto más alto de la deuda pública en 1875, con un nivel cercano al 170% del PIB. A partir de ese año, se produjo una gran reducción hasta niveles inferiores al 80% del PIB. Pero, posteriormente, en la última década del siglo XIX, se produjo un nuevo rally alcista hasta volver a superar el 120% del PIB una vez estrenado el siglo XX.

La deuda más alta desde 1910

La serie histórica consultada por la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), que se inicia en 1850, sitúa el punto más alto de la deuda pública en 1875, con un nivel cercano al 170% del PIB. A partir de ese año, se produjo una gran reducción hasta niveles inferiores al 80% del PIB, pero, posteriormente, en la última década del siglo XIX, se inició un nuevo rally alcista hasta volver a superar el 120% del PIB una vez estrenado el siglo XX.

“La actual dinámica de deuda se encuentra todavía lejos de los peores episodios de nuestra reciente historia económica -asociados a la I Guerra de Cuba de 1868-1878 en el reinado de Alfonso XII y a la II Guerra de Cuba-Crisis de 1898 durante la regencia-reinado de su hijo Alfonso XIII-, presenta una inquietante pendiente de crecimiento, muy por encima del promedio del siglo pasado”, tal y como advierten los analistas de Funcas.

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En este sentido, cabe recordar que la deuda pública rondaba el 35% del PIB en 2007 y hoy supera el 100%, con lo que ha aumentado en más de 65 puntos porcentuales, una cifra equivalente a casi 700.000 millones de euros. Este elevado stock de deuda implica, además, “serios problemas” para la sostenibilidad de las cuentas públicas.

Por un lado, genera elevadas necesidades de refinanciación en los mercados de capitales, incrementando con ello la “vulnerabilidad de la economía española, tal y como se hizo patente durante la crisis de deuda soberana de la zona euro a partir de 2010”. No en vano, el Tesoro español tiene que pedir fondos por valor de más de 200.000 millones de euros (20% del PIB) cada año para cubrir los abultados vencimientos de deuda. Y , por otro, aunque los tipos de interés son muy bajos, el pago de intereses supera el 3% del PIB, más de 35.000 millones de euros al año, debido al elevado volumen de deuda.

Y el déficit más elevado desde 1850

Pero es que a este histórico nivel de deuda se suma, además, un inédito agujero fiscal. Tomando como referencia esa misma serie histórica, nunca se había visto tal magnitud de déficit público desde 1850. Como consecuencia, España sufre hoy el mayor desequilibrio de las cuentas públicas de los dos últimos siglos.

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Así pues, según Funcas, “no cabe duda de que las finanzas públicas caminan en una senda temporal difícilmente sostenible si no se profundiza en el proceso de consolidación fiscal”. Lo más preocupante, sin embargo, es que, ante situaciones similares, la vía escogida por el poder político ha sido otra muy distinta. En lugar de corregir el déficit y estabilizar el nivel de deuda, España presenta una “interminable” lista de episodios, desde 1500 hasta la Guerra Civil, que ha terminado en “quiebras, impagos del servicios de la deuda, quitas, canjes y reestructuración de la deuda pública soberana, y utilización del impuesto inflacionario”:

  • Felipe II: 1557, 1560, 1575, 1597
  • Felipe III: 1607
  • Felipe IV: 1627, 1647, 1652, 1662
  • Carlos II: 1666
  • Carlos IV: 1798
  • Cortes de Cádiz: 1812-1813
  • Fernando VII: 1814, 1817, 1823, 1825, 1828
  • Isabel II: 1835, 1841, 1844, 1851, 1867
  • Sexenio Democrático y I República: 1871
  • Alfonso XII: 1876, 1881
  • Alfonso XIII: 1900, 1915-1919, 1927-1928
  • II República: 1935, 1939

Es decir, hasta ahora, la historia demuestra que España ha optado de forma recurrente al impago de la deuda (quiebra) o a una elevada inflación -con el consiguiente empobrecimiento de la población- para reequilibrar sus cuentas públicas en lugar de aplicar impopulares ajustes en materia de gasto y/o impuestos. ¿Será esta vez diferente?

Tres condiciones para reducir la deuda

Para estabilizar y reducir la deuda sin caer en la quiebra o en la trampa inflacionaria, España tendría que cumplir tres condiciones:

1. La tasa de crecimiento nominal de la economía tiene que ser superior al tipo de interés nominal de la deuda pública, para evitar el denominado efecto 'bola de nieve', lo cual acaba de empezar a suceder gracias a la paulatina recuperación del PIB.

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2. Se tienen que generar superávits públicos primarios (descontando el pago de intereses de la deuda). Aunque España ha mejorado este indicador desde 2009, cuando el déficit primario se situó en el 9,3% del PIB, siguió presentando un agujero del 1,6% en 2015.

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3. Y, por último, se deben eliminar aquellas emisiones de deuda que no computan como déficit público y, por tanto, no se deben a la diferencia existente entre ingresos y gasto público. España también se encuentra hoy en una situación delicada en esta materia, ya que emite un elevado volumen de deuda para para financiar ciertas partidas ajenas al presupuesto público, como, por ejemplo, los distintos mecanismos de rescate europeo para asistir a otros países del euro, el fondo de rescate bancario (FROB) o las herramientas financieras para auxiliar a CCAA y ayuntamientos, entre otros.

Mientras estos tres factores no se produzcan, será muy difícil que España lograr estabilizar el nivel de deuda, aumentando con ello la vulnerabilidad del país ante el surgimiento de nuevas tormentas económicas y financieras.

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