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EDITORIAL

MAFO, culpable

Mafo es uno de los grandes culpables del desastre financiero acontecido durante la crisis debido a su irresponsable y miope gestión supervisora.

El hecho de que la Inspección del Banco de España (BdE) alertara a la cúpula de dicho organismo de que la salida a Bolsa de Bankia acabaría en fracaso antes de producirse, y, pese a ello, no hiciera nada al respecto, es lo suficientemente grave y escandaloso como para abrir una investigación interna e incluso judicial con el fin de aclarar los hechos y depurar responsabilidades. Sin embargo, más allá de las consecuencias jurídicas que pudieran derivarse de este tipo de actuaciones, conviene recordar que la máxima autoridad del Banco de España por entonces, el socialista Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo), es, sin duda, uno de los grandes culpables del desastre financiero acontecido durante la crisis debido a su irresponsable, miope y nefasta gestión supervisora.

La salida a bolsa de Bankia es tan sólo el último del largo y grave listado de despropósitos acometido bajo la dirección de Mafo, cuya deficiente gestión contó con la inestimable connivencia del anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Un inspector del BdE advirtió hasta en cuatro ocasiones a sus superiores de que la división en dos del grupo BFA-Bankia y la salida a bolsa de este último, que aglutinaba el negocio bancario, acabaría en la quiebra y el posterior rescate público de la entidad. Parece que el inspector no puso en duda las cuentas presentadas por el banco, pero denunció que esa solución estaba condenada al fracaso desde el principio, ya que el grupo poseía una escasa rentabilidad y una pesada deuda que, sumada a la cartera de activos tóxicos que había dejado tras de sí el estallido de la burbuja inmobiliaria, acabarían obligando al Estado a acudir al rescate, tal y como, efectivamente, sucedió, con el conocido coste para accionistas y contribuyentes. Además, en su informe lanzaba duras críticas a los antiguos gestores de Bankia, casi todos políticos.

Lo peor, sin embargo, ya no es que el BdE hiciera caso omiso a tales advertencias, autorizando finalmente la operación, sino los numerosos errores y/o negligencias previos que llevaron a esa decisión y en los que, de una u otra forma, participó Mafo. En primer lugar, auspiciando la clamorosa mentira mantenida por Zapatero en 2007 y 2008 sobre la inexistencia de la crisis, pese a existir claros indicadores que avanzaban el desastre que estaba por llegar. En segundo lugar, apostando por un proceso de fusiones frías, consistente en juntar cajas insolventes con otras también insolventes con la esperanza de que la tormenta, finalmente, escampara. En tercer lugar, maquillando el enorme agujero que fueron acumulando las entidades en sus balances mediante todo tipo de artimañas y trucos contables con el fin de no reconocer la realidad, lo cual acabó agravando el problema, además de alargar la crisis. Y, por último, aprovechándose de la ignorancia y confianza de los ahorradores para tratar de cubrir esas pérdidas mediante la emisión de títulos -preferentes, acciones y bonos- cuyo alto riesgo era más que evidente, dada la crítica situación que atravesaba el sistema financiero español.

Mafo es, en definitiva, uno de los mayores culpables de la pésima gestión llevada a cabo durante la crisis para solventar la quiebra de las cajas de ahorro sin tener que pasar su elevada factura al conjunto de los españoles.

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