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Carmelo Jordá

Autopistas: ilegítimo, injusto… y estúpido

El Gobierno ha decidido que entre todos paguemos la mala gestión, la falta de previsión o la mala planificación de varias autopistas de peaje.

El Gobierno ha decidido que entre todos paguemos la mala gestión, la falta de previsión o la mala planificación de varias autopistas de peaje.

El Gobierno ha decidido que entre todos paguemos la mala gestión, la falta de previsión o la mala planificación de un grupo de empresas, responsables concretamente de varias autopistas de peaje. La factura no será pequeña: miles de millones de los españoles para rectificar lo que el mercado ha dictado en libertad.

No sé si a ustedes les han preguntado, a mí la verdad es que no. Sí en cambio he podido opinar con mi comportamiento como consumidor: he usado alguna de esas autopistas, pero no muchas; en realidad, sólo he circulado por una de forma más o menos habitual. Las restantes no las usaba, bien por algunas razones muy obvias, como que no me venían bien en mis desplazamientos, bien por otras algo menos obvias pero también muy sencillas: no eran lo suficientemente útiles para pagar por ellas.

Es el caso, por ejemplo, de la R3, que habría sido la bomba de llegar, por ejemplo, a Tarancón, pero se quedó en una cosa ridícula de 30 kilómetros y con varios peajes que no servía de ningún modo para aquello para lo que tiene que servir una autopista de peaje: viajar más rápido y más cómodo.

Pero el Gobierno ha decidido que vamos a pagar con nuestro dinero lo que era una evidente cagada desde el primer minuto y lo que son unas carreteras por las que no circula bastante gente como para hacerlas rentables, es decir, que son innecesarias.

No sólo es una decisión de mierda, con perdón, sino que es completamente ilegítima: no les hemos votado para que dispongan de nuestro dinero a su antojo, no tienen derecho a dar miles de millones a una serie de empresarios bien relacionados que no han sabido ganarlos en el mercado, no pueden machacarnos a impuestos como nos machacan para eso.

Y también es una medida injusta: no hay ninguna razón para que esos empresarios no tengan que someterse al juicio del mercado como se someten la mayor parte de las empresas, no es justo que estos se vayan de rositas mientras los autónomos se dejan la piel para salir adelante, mientras tantas empresas y tantos trabajadores tenemos que hacer tantos sacrificios para no echar el cierre.

Pero sobre todo, y desde el punto de vista del Gobierno, es una medida estúpida: en un mes de legislatura nos ha dado el sablazo y ha entregado buena parte de ese dinero a empresarios casualmente bien relacionados con el poder.

Es difícil dar más y mejores argumentos a tus enemigos políticos en tan poco tiempo: no hará falta inventarse muchas trolas sobre lo malo que es el capitalismo, sólo la más gorda aún de decir que esto es capitalismo neoliberal, algo que ya hacen a diario las huestes coletudas.

Y aún parecía más difícil tomar decisiones que son tan malas para el conjunto de la economía y que, encima, resultan directamente insultantes para tu base sociológica, para los que pese a todo siguen votándote.

Si el Rajoy de la primera legislatura estuvo por debajo de la mediocridad, el de esta segunda parece decidido a superarlo… bajando aún más el listón.

En Libre Mercado

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