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Manuel Llamas

Los héroes de Podemos

Sus héroes son, en realidad, los villanos de la civilización, el progreso y la libertad.

Sus héroes son, en realidad, los villanos de la civilización, el progreso y la libertad.
Milagro Sala | Cordon Press

El circo que se montó en el Congreso a cuenta de la visita oficial a España del presidente argentino, Mauricio Macri, pone de manifiesto, una vez más, la siniestra y terrible naturaleza ideológica de Podemos, un partido que, como toda la extrema izquierda, ampara y justifica la violencia, la opresión, la ruina y la dictadura siempre y cuando sus artífices militen en sus filas o, como mínimo, compartan su odio visceral hacia el capitalismo, la propiedad privada, la democracia representativa, el Estado de Derecho y la libertad individual, en un sentido amplio.

Sólo así se entiende que la nueva portavoz del partido morado en el Parlamento, Irene Montero, pareja sentimental de Pablo Iglesias –todo queda en casa–, aprovechara la presencia del mandatario argentino para exigir a su Gobierno la liberación de la activista kirchnerista Milagro Sala, condenada a tres años de prisión por liderar un escrache contra un senador en 2009 que causó graves daños materiales. Algunos, quizá, justifiquen semejantes actos de vandalismo y coacción, pero, partiendo de la premisa de que todo uso de la fuerza es condenable si no se ejerce en defensa propia, el hecho de que se intente agredir a una persona que, además, es un representante legítimo del pueblo argentino debería ser merecedor de una condena firme y unánime por todos aquellos que se consideren demócratas. No en vano, ¿cómo se reaccionaría si, llegado el caso, un grupo de neonazis asaltara a un diputado podemita en la calle? La respuesta, sin duda, sería muy diferente al show que protagonizó Montero el pasado miércoles.

Milagro Sala, líder de una banda que se hace llamar Tupac Amaru, se enfrenta, además, a otros procesos judiciales similares, acusada de "fraude a la administración pública, asociación ilícita y extorsión", entre otros delitos. En 2007 encabezó un asalto a la Casa de Gobierno de la provincia de Jujuy reclamando su derecho a "quemar gomas, tirar piedras y garrote", mientras que en 2015 intentó tomar, directamente, la Legislatura local. Hay que tener muy poca vergüenza y aún menos escrúpulos para defender a semejante elemento, y, sin embargo, ahí está Podemos pidiendo desde la vieja Europa su excarcelación.

¿Cómo es posible? La explicación es sencilla. Basta con prestar atención al vocabulario podemita y, sobre todo, a la particular tergiversación que hacen sus acólitos del significado original de los términos. Así, puesto que, para la extrema izquierda, los criminales son "activistas por la paz y la defensa de los derechos sociales" y las dictaduras "democracias", la violencia está perfectamente justificada. Es por ello que, bajo este particular prisma, el opositor venezolano Leopoldo López deja de ser un preso político para convertirse en un "golpista" y Lenin es visto como un "libertador" en lugar de como un genocida. ¿Acaso es casual que las exrepúblicas soviéticas se calificasen como "democráticas", o que el infierno en la Tierra que es hoy Corea del Norte se denomine "República Popular Democrática"? No.

Partiendo de esta base, es normal, por tanto, que algunos de los grandes héroes y referentes políticos del comunismo patrio constituyan una combinación de delincuentes, criminales, terroristas, asesinos, sátrapas, dictadores y corruptos, además de nefastos gestores en el mejor de los casos...

Andrés Bódalo fue condenado a tres años y medio de cárcel por agredir brutalmente en 2012 al concejal socialista de Jódar Juan Ibarra durante una protesta de jornaleros. En 2002 participó en un piquete violento en una heladería de Úbeda por abrir un día de huelga –la dueña estaba embarazada de seis meses–. Tres años después, asaltó la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía para exigir la cesión de una finca; meses más tarde ocupó la iglesia de un colegio de Úbeda; en agosto de 2012 asaltó con el alcalde de Marinaleda un Mercadona en Écija…

Alfon, condenado a cuatro años de prisión por portar explosivos durante la huelga general en 2012. En el fallo, los magistrados del Supremo recordaban que la citada bomba era "especialmente peligrosa" por ser mixta –material explosivo e incendiario– e incorporar "gases extremadamente inflamables", así como tornillos a modo de metralla "susceptibles de causar daños a las personas"; también participó en diversos altercados y peleas entre grupos ultras de fútbol junto a los Bukaneros del Rayo Vallecano.

Arnaldo Otegi, condenado a diez años de prisión en 2011 por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo órdenes de ETA. Los jueces le atribuyeron el delito de pertenencia a organización terrorista. El Tribunal Supremo rebajó la pena a seis años y medio al descartar su condición de dirigente de ETA, pero mantuvo la condena por integración en organización terrorista.

– Ernesto Che Guevara, asesino, criminal y convencido genocida. Entre sus frases más célebres destacan las siguientes: "Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre"; "Si los misiles hubiesen permanecido en Cuba, los habríamos usado contra el propio corazón de los Estados Unidos"; "La solución de los problemas del mundo está detrás de la llamada Cortina de Hierro [Telón de Acero]"; "Sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario"; "Los cubanos tienen que irse acostumbrando a vivir en un régimen de colectivismo y de ninguna manera pueden ir a la huelga"; "No se puede hacer una revolución con libertad de prensa...".

– Fidel Castro, dictador cubano durante medio siglo. Entre las conquistas sociales de su régimen destacan las siguientes: más de 7.000 muertos y 1,5 millones de exiliados; en 1955, Cuba era una de las economías más ricas de América Latina, hoy es de las más pobres; el sueldo medio de los cubanos apenas asciende a 22 dólares mensuales.

– Lenin y la Revolución Bolchevique, cuyo éxito se tradujo, entre otras muchas barbaries, en la muerte de 20 millones de personas, otros tantos millones de deportados, encarcelados y reprimidos por la dictadura soviética, y una economía que, tras décadas de planificación central, se mantuvo en un nivel de subsistencia.

– Hugo Chávez, el líder bolivariano cuyo legado, hoy en manos de Nicolás Maduro, ha convertido Venezuela en una dictadura de facto, con opositores políticos encarcelados y la Asamblea desposeída de funciones legislativas, además de ser uno de los países más corruptos del mundo –tan sólo superado por Somalia, Afganistán, Corea del Norte, Yemen y Siria– y conducir su economía a la más absoluta ruina: el 82% de los hogares venezolanos vive en la pobreza, el 52% está en situación de pobreza extrema, el 32,5% come dos o menos veces al día, el 75% de la población admite haber perdido una media de 10 kilos de peso en el último año…

Cristina Fernández de Kirchner, millonaria e investigada junto a algunos de sus exministros y altos cargos por diversas causas, como enriquecimiento ilícito y administración fraudulenta, entre otros delitos.

Rafael Correa, cuya Ley Mordaza permitió abrir más de 600 procesos contra medios de comunicación privados y cuya gestión ha sumido a Ecuador en una grave crisis económica.

Evo Morales, que, en lugar de acabar con la pobreza y el trabajo infantil en Bolivia lo ha acabo institucionalizando, mientras estrena un obsceno museo dedicado a su propia vida y obra, cuyo coste superó los 7 millones de dólares.

– Alexis Tsipras, cuyo Gobierno casi saca a Grecia del euro y ha provocado un corralito financiero y un agónico estancamiento económico, sin que el país tenga visos de salir del programa de rescate que propiciaron las autoridades europeas, a diferencia de lo sucedido con Irlanda o Chipre, cuya salida de la crisis es ya un hecho…

El apoyo de Podemos a Milagro Sala es, en definitiva, el penúltimo capítulo del sinsentido y la inerradicable contradicción de la extrema izquierda… Demócratas que defienden dictaduras, activistas por los derechos humanos que ejercen la violencia y aplauden regímenes totalitarios y, en última instancia, precursores de los derechos sociales cuyas políticas arruinan países y empobrecen a la población hasta niveles inéditos… Sus héroes son, en realidad, los villanos de la civilización, el progreso y la libertad.

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