Según la información que publicaba este jueves por Bloomberg, el núcleo duro de accionistas de Prisa –formado por Telefónica, CaixaBank y el fondo Amber Capital– estarían buscando un sustituto para Juan Luis Cebrián como presidente del grupo.
La información, que cita a "fuentes conocedoras de la situación" destaca que los accionistas de la compañía han visto hundirse el valor de sus acciones desde la salida a bolsa en el año 2000, perdiendo un 96% de su valor, lo que lo convierte en el gran grupo de medios europeo con peor evolución bursátil de los últimos años.
Una gestión marcada por mil polémicas
Cebrián lleva siendo el máximo responsable corporativo de Prisa desde 1988, primero como CEO –hasta 2012– y luego como presidente del Consejo de Dirección. Su gestión no sólo ha supuesto el descalabro bursátil de una empresa que lleva muchos años en pérdidas, sino que ha tenido múltiples polémicas.
La última fue el escándalo por su relación con los llamados papeles de Panamá: según El Confidencial, Cebrián llegó a un acuerdo con Massoud Farshad Zandi para hacerse con un 4,9% de la compañía petrolera Star Petroleum abonando 14,69 millones de euros de 2016 a 2018 a cambio de 363.132 acciones de la compañía. El pago se habría hecho a través de una cuenta radicada en Suiza a nombre de una sociedad offshore. Tras esta información, Prisa demandó a Titania Compañía Editorial por vincular a Cebrián con Zandi y vetó de sus medios a periodistas que reprodujeron la información, el más conocido de ellos el director de eldiario.es, Ignacio Escolar.
Otra fuente recurrente de polémicas ha sido su remuneración: el presidente de Prisa cobró 2,061 millones de euros en 2015, lo que suponía un aumento del 9,7% respecto al ejercicio previo. Cebrián percibe un sueldo fijo de un millón de euros, al que hay que sumar 972.000 euros como retribución variable, amén de 89.000 euros por "otros conceptos".
Pero fue hace unos años cuando Cebrián batió todos los récords: en 2011, y a través de varios conceptos, el directivo se embolsó cerca de 14 millones de euros, ya en plena crisis y con la compañía metida en una vorágine de pérdidas.