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Richard Teather: "Tras el Brexit, tenemos que hacer de Reino Unido un paraíso fiscal"

El investigador del Adam Smith Institute cree que la competencia fiscal "trae grandes beneficios" y pide al Gobierno británico que lo aproveche.

El investigador del Adam Smith Institute cree que la competencia fiscal "trae grandes beneficios" y pide al Gobierno británico que lo aproveche.
Big Ben, Londres | Pixabay/CC/BondSupanat

Richard Teather es uno de los expertos británicos más citados a la hora de explicar las ventajas de competencia fiscal. Investigador del Adam Smith Institute y profesor de la Universidad de Bornemouth, ha sido asesor de gobiernos europeos, africanos y centroamericanos, contribuyendo siempre al diseño de sistemas fiscales más simples y atractivos.

Libre Mercado se ha reunido con Richard Teather en el marco de la cumbre sobre competencia fiscal que organizó Goethals Consulting en Panamá. El resultado es la entrevista que pueden leer a continuación.

-¿Por qué defiende la competencia fiscal?

-La competencia fiscal brinda grandes beneficios. No solamente deja mejor parados a quienes participan de manera más activa en estos procesos, también tiene un impacto positivo para toda la sociedad. ¿Por qué? Muy sencillo. En la medida en que hay competencia entre los países para fijar un marco tributario más atractivo, los ciudadanos en su conjunto soportan una menor carga fiscal y eso facilita la creación de riqueza y puestos de trabajo.

-¿Qué importancia juegan los impuestos para el desarrollo económico?

-Si queremos impulsar el emprendimiento, aumentar la inversión, fomentar el ahorro y reducir el desempleo, entre otros, tenemos que tener en cuenta que los impuestos juegan un rol crucial en todo ese proceso. Y, en la medida en que los impuestos son más altos, es más difícil que tengamos más emprendimiento, más inversión, más ahorro, menos desempleo…

-Los defensores de medidas de estímulo de corte keynesiano tienen un discurso muy distinto. ¿Qué les diría?

-El empleo sale muy golpeado cuando los impuestos son elevados. Si tomas los países desarrollados con menos gasto público (niveles entre el 35% y el 40% del PIB) encuentras que, entre 2000 y 2008, antes del estallido de la crisis, el empleo aumentó un 20%. Si se compara con los países en los que el gasto se mueve en niveles del 50% del PIB, el empleo aumentó un 10% o menos.

Y la tendencia se mantiene en los años de crisis: los países con menos gasto salen mejor parados y los países con más gasto destruyen más puestos de trabajo. Y eso mismo ocurre con los 'planes de estímulo'. En realidad, el empleo bajó en los países que aprobaron un mayor aumento del gasto público.

-Hay muchos políticos y analistas europeos que rechazan la ‘competencia fiscal’ argumentando que genera un desplome de la recaudación.

-No es cierto que haya un 'desplome recaudatorio'. La recaudación en Europa sigue en niveles de entre el 45% y el 50% del PIB, que de hecho son muy superiores a los de décadas atrás. No es cierto que la competencia fiscal haya dejado sin ingresos a los gobiernos del Viejo Continente. Las cifras dicen algo muy distinto y muestran que se han alcanzado niveles muy altos de recaudación que no se han perdido con la crisis.

-¿Le preocupan las leyes de intercambio de información? Suelen justificarse como esenciales para la lucha contra el fraude, pero dejan al contribuyente desnudo ante la Hacienda de su país… y también ante el fisco de otras naciones.

-Poco a poco se está extendiendo ese concepto de 'intercambio automático de información' y ya se habla incluso de hacer públicos los registros fiscales de los contribuyentes. Antaño, se entendía que la manera de frenar las prácticas ilegales era establecer un diálogo bilateral cada vez que hubiese sospechas fundadas. Hoy en día, se filtran datos privados, se promueve un intercambio automático, se condena socialmente a quienes tienen dinero fuera de su país… ¿Dónde acaba esa cacería? ¿A dónde podemos ir en los próximos años?

-¿Qué opina del Brexit?

-Para el Reino Unido, el Brexit es una tremenda oportunidad. Hay muchas leyes y normas fiscales europeas que no permiten adaptar nuestra legislación a lo que de verdad deberíamos hacer si queremos ser un polo de atracción. Se podía subir o bajar tipos con cierta libertad, pero no ofrecer regímenes especiales, nuevas reglas de cálculo… El gobierno a veces juega a "amenazar" con hacer de las islas un "refugio fiscal". No debería ser una "amenaza" porque lo que en realidad es una oportunidad. Hay que hacerlo. Tenemos que ser una jurisdicción competitiva en el plano tributario. Tras el Brexit, debemos convertirnos en un paraíso fiscal.

-¿Y qué le queda a los liberales europeos?

-Para el resto de países de la UE, la salida de Reino Unido es un problema. Han perdido un aliado importante a la hora de defender un modelo de impuestos bajos. Me temo que los gobiernos europeos que quieren huir de la 'armonización fiscal' son ahora más vulnerables y que Alemania y Francia podrán imponer su agenda. España va a toparse con Bruselas si quiere ser un país más liberal, más atractivo…

-¿Y qué hacemos en España?

-España podría competir con Gibraltar creando una zona franca justo al lado… pero ni en Moncloa se lo plantean, ni en Bruselas estarían por la labor. También están las Islas Canarias, que podrían servir como puente financiero para unir Europa con América Latina. Y luego está Madrid, que tiene un marco fiscal más atractivo. Pero la pertenencia a la Unión Europea complica avanzar más en cualquiera de estas opciones.

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