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Macron pide al Parlamento que frene la publicación de nuevas leyes y mejore las normas vigentes

El nuevo presidente reinvidicó el liberalismo y anunció que quiere reducir en un tercio el número de asambleístas y senadores. 

El nuevo presidente reinvidicó el liberalismo y anunció que quiere reducir en un tercio el número de asambleístas y senadores. 
Emmanuel Macron, a su entrada en Versalles | Cordon Press

Consolidado su fulgurante ascenso a la cima del poder político, el nuevo presidente francés Emmanuel Macron se ha puesto manos a la obra con el objetivo de empezar a aplicar la amplia agenda de reformas que ha prometido al electorado galo. En una sesión bicameral y extraordinaria del Parlamento, el mandatario enunció los ejes en torno a los que girará su acción de gobierno, que definió como "una auténtica revolución".

Macron fue claro: su intención es "cambiar las instituciones" y hacerlas "más efectivas". En su intervención, defendió la necesidad de "acabar con la proliferación legislativa". El centrista hizo todo un alegato contra la sobrerregulación y declaró que aspira a que los parlamentarios se centren en evaluar y mejorar las leyes vigentes, en vez de prolongar el frenesí normativo característico de las economías desarrolladas.

Por otro lado, el presidente también pidió reducir el tamaño del Parlamento. Ahora mismo, hay 577 diputados en la Asamblea Nacional y 348 representantes en el Senado. Para Macron, es preciso reducir en un tercio el número de legisladores, con el objetivo de hacer el trabajo de las cámaras "más fluido y más efectivo". Dado el calado de la propuesta, el sucesor de Francois Hollande abrió la puerta a que las medidas sean aprobadas en referéndum, "si nos necesario".

El discurso de Macron rompió el tabú antiliberal en el que se han movido tantos políticos galos desde los años 80. Apeló, por ejemplo, a la "cultura liberal, abierta y generosa". Destacó la importancia de "sacar a Francia adelante en base a una libertad fuerte". Defendió la importancia de "luchar por la movilidad" para "emancipar a las personas". Subrayó que "los franceses son lo suficientemente inteligentes para andar su propio camino". Criticó la "dependencia permanente del Estado" en que viven algunos segmentos de la población. En resumen, un discurso que choca frontalmente con el consenso intervencionista que ha venido caracterizando la política francesa.

Próximos pasos

El acto, celebrado en el palacio de Versalles, no contó con la presencia de todos los asambleístas y senadores electos. Y es que los representantes de la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, agrupados en la coalición La Francia Insumisa, optaron por boicotear el discurso de Macron, como protesta "contra la deriva faraónica" del nuevo presidente, al que acusan de "monarquismo" y "presidencialismo americano".

Ahora, las miradas están puestas en Édouard Philippe, el primer ministro del nuevo presidente galo. Se trata de un político conservador, cercano a Alain Juppé e influyente en las filas de Los Republicanos. Si todo va bien, el premier presentará una agenda de gobierno la próxima semana y concretará algunas de las propuestas de liberalización que hizo Macron en campaña.

Será interesante ver qué papel jugará Édouard Philippe en la nueva etapa, trabajando junto a una figura tan absorbente como la del presidente Macron. La derecha gala enfrenta una situación complicada, dividido entre quienes optan por colaborar con el mandatario centrista, en virtud de la agenda liberal anunciada por el presidente, y quienes prefieren mantener una línea de oposición, por temor a que el nuevo mandatario termine por sepultar la base electoral de la derecha gaullista, que aún resiste como segunda fuerza política.

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