El sector de la música ha enfrentado una larga travesía en el desierto. A la recesión económica hay que sumarle la propia crisis estructural de un sector analógico que no estaba preparado para la era digital. Semejante choque puso en funcionamiento las fuerzas de la "destrucción creadora" que Joseph Schumpeter describió con brillantez en libros como Capitalismo, socialismo y democracia.
Según el recordado economista austriaco, la "destrucción creadora" es "el hecho esencial del capitalismo", y consiste en "un proceso de innovación, que tiene lugar en una economía de mercado y en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio agotados". Para Schumpeter, estas dinámicas son las que permiten un crecimiento sostenible a largo plazo.
En el caso de la música grabada, el sector español viene de cerrar el año 2016 con un aumento de ventas del 1,7%, hasta alcanzar una cifra total de negocio de 163,7 millones de euros. Esta cifra sigue aún muy lejos de las cifras de antaño. En 2001 se alcanzó el pico, con ventas de más de 600 millones de euros.
Desde entonces, los datos oficiales de la industria hablan de un descenso continuado entre 2002 y 2013. La cosa cambia a partir de 2014, cuando se observa un fuerte repunte del 21% en las ventas de música grabada. También hubo una notable subida en 2015, cuando las ventas volvieron a crecer un 7%. Y ahora, en 2016, se cierra un trienio de crecimiento, en el que la cifra de negocio del sector ha subido casi un 30%.
El año 2016 ha sido especialmente significativo en lo tocante a las tecnologías de distribución. Y es que, durante el último ejercicio, se ha consolidado el trasvase en el modelo de consumo, llevando las ventas digitales a amasar el 61% del mercado, frente al 39% que se sigue despachando a través de las tiendas físicas de discos.
Pero aún más relevante es lo ocurrido con el streaming, la tecnología que permite escuchar canciones en línea sin necesidad de descargarlas. Soportes como Spotify, Apple Music o Google Play han logrado ya más de un millón de suscriptores en nuestro país. Los ingresos en streaming de pago subieron un 37% en 2016, hasta los 62 millones, mientras que las reproducciones gratuitas para los usuarios dejaron unas ventas publicitarias de 25 millones, un 25% más.
Los líderes de mercado
Aunque el mercado está, como no podía ser de otra forma, muy fragmentado, la música en español sigue copando las primeras posiciones de ventas. El año 2016 fue el de Manuel Carrasco, que despachó 89.500 unidades de su libro Bailar el viento. A continuación aparece Melendi, cuyo disco Quítate las gafas vendió 53.500 copias entre noviembre y diciembre del pasado año.
Las listas de ventas han estado lideradas por artistas españoles en todos los años recientes. Sergio Dalma lo logró en 2009 y 2010, Pablo Alborán entre 2011 y 2014, Alejandro Sanz en 2015 y Manuel Carrasco en 2016. En cuanto a la música extranjera, destaca el tirón de Adele, Coldplay y Metallica, los únicos artistas foráneos en un top veinte en el que también aparecen Dani Martín, David Bisbal, Malú, Vanesa Martín, Sweet California, Pablo López, Mónica Naranjo, Antonio José, Gemeliers, Antonio Orozco, Leiva y David Bustamante.