Desde hace más de veinte años, el Banco Mundial desarrolla un avanzado programa de investigación del que se deriva la publicación de un gran banco de datos conocido como Indicadores Internacionales de Buen Gobierno. Entre las seis categorías que abarca este proyecto está la referida al control de la corrupción, un asunto de vital importancia para nuestro país, España.
¿Cómo se mide el control de la corrupción? Hay distintos informes que sirven como fuente para el trabajo del Banco Mundial. En total, hablamos de quince fuentes primarias, como por ejemplo el Foro Económico Mundial, los informes del servicio de inteligencia de la revista The Economist, las encuestas mundiales elaboradas por Gallup… A esto hay que sumarle casi treinta fuentes adicionales, que tienen una naturaleza complementaria.
Si expresamos los resultados obtenidos por el Banco Mundial en una escala de 0 a 10, podemos comprobar las grandes diferencias que hay en las instituciones europeas a la hora de controlar o limitar la corrupción. Así, Dinamarca obtiene una nota de 9,8 puntos, más del doble de los 4,4 que se anota Bulgaria.
Entre los países que salen mejor parados, encontramos dos grupos: Austria, Irlanda, Bélgica, Reino Unido y Alemania obtienen entre 8 y 9 puntos, mientras que Holanda, Luxemburgo, Finlandia y Suecia reciben entre 9 y 10 puntos. Por el contrario, entre las instituciones que peor controlan la corrupción nos encontramos con las de Rumanía, Grecia, Italia, Eslovaquia, Croacia, República Checa o Letonia, donde la nota está entre 4,5 y 5,5 puntos sobre 10.
¿Y qué hay de nuestro país? En la última edición del informe, recogida por la Comisión Europea en su trabajo sobre la competitividad de las regiones del Viejo Continente, España aparece en un puesto intermedio del ranking, con una decepcionante calificación de 6,6 puntos sobre 10. Estamos justo por detrás de nuestros vecinos portugueses (que recibe 6,8 puntos) y justo por delante de Eslovenia (que se queda en 6,4 puntos).
