La estrella ascendente de Cristóbal Montoro, MInistro de Hacienda, que ocupará en el debate de Presupuestos el lugar que durante años ha correspondido a Rodrigo Rato, se vio súbitamente empañada el viernes cuando el Consejo de MInistros aprobó el nombramiento de Gonzalo Solana González como Presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia. Hasta ese mismo día todo el mundo daba por hecho el nombramiento del prestigioso profesor José Tomás Raga para un cargo de extraordinaria importancia en el presente y el inmediato futuro de la política económica española.
El "golpe de Rodrigo", como lo calificaban ayer en círculos muy próximos al Ministro de Hacienda, no sólo resulta grave por la importancia del candidato derrotado -hombre idóneo para el cargo, según todos los observadores- sino por la insignificancia política, técnica y teórica del candidato triunfante. Solana ha sido un simple Jefe de Estudios en el Consejo Superior de Cámaras de Comercio a las órdenes de Fernández Norniella, a su vez hombre de confianza de Rodrigo Rato.
Pero precisamente por no tener el candidato ni prestigio como teórico -su única publicación seria es una tesis universitaria sobre el IVA- , ni experiencia como político -nunca ha ocupado un cargo relevante- ni un carácter especialmente acusado para enfrentarse a los grandes retos del Tribunal -es un hombre tímido e introvertido- resulta más escandalosa su condición de "hombre de paja" de Rato.
La escasa envergadura y nula independencia atribuídas a Gonzalo Solana son aún más patentes si se tiene en cuenta la extraordinaria envergadura política de algunos asuntos que debe abordar el Tribunal de forma inmediata: fusiones bancarias (pendiente todavía la de Argentaria y BBV); fusiones de compañías eléctricas (pendiente la fusión Endesa-Iberdrola y el futuro entre opas de Hidrocantábrico y Unión Fenosa); decisión sobre Antena 3 de Radio (obligada desinversión de Polanco por concentración ilegal de SER y Antena 3 en Unión Radio); apertura de la competencia en el sector del gas y la telefonía móvil; expediente sobre competencia desleal de la televisión pública contra las privadas; y un largo etcétera.
Una fuente del MInisterio de Hacienda hacía en la tarde del viernes una interpretación sombría del "golpe de Rodrigo" en el Tribunal de Defensa de la Competencia: "Aznar ha querido demostrar que nadie está libre de coscorrones y desaires; llevaba muchos Rato, le tocaba ya a Cristóbal, para que no se lo creyese"; "pero si el copo de los amigos de Rato llega también a la CNMV, -seguía diciendo esta fuente- sencillamente se acabó la liberalización económica. Llevarse bien con la Banca para preparar la sucesión de Aznar será la única política económica de verdad".
Si Raga era hasta el viernes el candidato de Montoro para el Tribunal de Defensa de la Competencia, PIlar Valiente lo era para la Comisión Nacional del Mercado de Valores, otra instancia absolutamente esencial para clarificar las reglas del juego en una economía abierta. Después del chasco del viernes, nadie daba ya por seguro ese nombramiento para sustituir a Fernández Armesto, que abandonó el cargo el mismo día y cuyo comportamiento en la crisis de Telefónica ha sido un recital de oficiosidades personales y políticas. En Hacienda corría un chiste: "Oye, ¿tú sabías que Armesto tiene un primo?" "Sí, el de la Schweppes". "Y es verdad que va a la CNMV?" "Está pendiente de la fusión con Zumosol".

VALIENTE PODRÍA NO SER NOMBRADA PARA LA CNMV
Rato humilla a Montoro con el nombramiento de presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia
En vísperas del debate de Presupuestos, la cúpula del Ministerio de Hacienda vive momentos de indignación. Y no por el temor al debate de Presupuestos, con Montoro ocupando el lugar habitual de Rato, sino por el golpe de mano del Vicepresidente en el Tribunal de Defensa de la Competencia. El prestigioso candidato de Montoro para presidirlo, J.T. Raga, ha sido derrotado por un "ratista" de tercera fila: Gonzalo Solana.
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