La fusión en marcha de Endesa e Iberdrola y la consiguiente revisión general del mapa eléctrico no tienen por qué , y no está previsto, modificar los planes y promesas ya anunciados relativos a la reducción de tarifas de los consumidores de energía eléctrica. Tienen que descender un nueve por ciento en los próximos tres años, nada menos, y al tiempo que se siguen abriendo a la competencia, y empezamos a notarlo.
Y luego queda otra cuestión, la conflictiva subvención de los CTC, los costes de transición a la competencia, que nos están costando un pico a esos mismos consumidores de energía eléctrica.. Resulta que nos vemos forzados a pagar el sobrecoste de la “generosidad” de las compañías eléctricas por competir, finalmente, en un comercio de energía repartido por zonas y monopolizado históricamente.
Ese futuro mapa eléctrico podría ser la ocasión propicia para que las compañías “de los voltios” renuncien voluntariamente a unas subvenciones que la Comisión Europea –y por supuesto, los consumidores– consideramos inadecuada, abusiva, impropia y disparatada.
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