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El portavoz de Pesca del grupo parlamentario del PSOE, Ceferino Díaz, reprochó al gobierno el fracaso de la negociación con Marruecos. Aparte de la sinécdoque política que comporta el olvidar que no fue España un protagonista de la negociación sino la Unión Europea, y del paternalismo implícito en suponer que no había otro protagonista de fuste al otro lado de la mesa, y del Estrecho, don Ceferino se reveló añorante de la planificación. En efecto, aseguró el portavoz que se habían perdido cinco años “sin que el Gobierno del Partido Popular busque alternativas al sector pesquero, a sus armadores, a los pescadores y al sector no extractivo”. Vamos, a todo el mundo.

Esta declaración es tan asombrosa como reveladora. Asombra que el señor Díaz no se haya enterado de que el modelo soviético, donde autoridades despóticas buscan y encuentran “alternativas” para todo el mundo -¡y ay del que se queje!- parece que no ha funcionado del todo bien. Pero, además, en el socialismo no “real” sino democrático, también el intervencionismo ha probado ser ineficaz e injusto. Ineficaz porque no puede organizar la economía asignando “alternativas” satisfactorias a todos, e injusto porque la regla no es que se solucionen los problemas más graves sino los problemas cuyos “sectores afectados” sean capaces de movilizarse y afectar a los políticos.

La situación se complica por dos frentes. De una parte, los “sectores afectados” tienen todos los estímulos necesarios para enrocarse en cualquier posición y manifestarla violentamente, con objeto de ganar el apoyo de la opinión pública y atraer o asustar a los políticos de la oposición y el Gobierno respectivamente. Y, de otra parte, la imposibilidad de buscar “alternativas” –¡los gobernantes no son empresarios!- impondrá finalmente una salida que, como siempre se dice, será “no traumática”, expresión que utilizó también don Ceferino Díaz. En realidad, esto quiere decir que se repartirán los costes de modo que no sean políticamente onerosos y se concentrarán los beneficios de modo que sean políticamente rentables, a saber, se beneficiará a un visible y minoritario grupo de presión y se perjudicará a millones de invisibles contribuyentes.

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